Sánchez se inclina por el ministro Marlaska como candidato para la Alcaldía de Madrid
Tras la negativa de Calvo, De la Vega, García Montero y Llop, el ministro del Interior se perfila como el quinto plato para competir por el Ayuntamiento de Madrid
La ‘operación ministro’ se puso en marcha a finales del mes de septiembre. Un plan consistente en utilizar a un hombre con perfil potente en el Consejo de Ministros para relanzar la candidatura madrileña y hacerlo con el marketing gubernamental necesario para simular opciones de victoria. Una ‘operación Illa’ pero sin opciones de éxito, que llevaron a cabo desde el palacio de La Moncloa en conversaciones con la dirección regional de Juan Lobato, pero sin revelar que en paralelo el presidente Sánchez dirigía personalmente las conversaciones para convencer a otros candidatos cumpliendo con los cánones del fichaje estrella. Los intentos fallidos para conseguirlo llevaron a Sánchez a idear una segunda operación tirando de sus fieles.
Según fuentes socialistas y gubernamentales, encima de la mesa del presidente siempre hubo una dupla: el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, y el de Interior, Fernando Grande-Marlaska. A diferencia de Grande-Marlaska, Bolaños cumplía con los tres requisitos necesarios: grado de conocimiento entre el electorado, perfil institucional y -no menos importante- perfil orgánico en el partido. Una cuestión no menor en la convulsa federación madrileña en la que es importante tener familia y apoyos. De la agrupación de Latina, Bolaños contaba con esa triple condición, pero su autoexclusión la semana pasada da una pista de sus reparos a aceptar el encargo. No sólo porque el PSOE apenas puede aspirar a salvar los muebles y quedar tercero (actualmente son cuartos), por detrás de Más Madrid y el PP, sino porque la salida de Bolaños del Consejo de Ministros supondría una enorme perdida de poder personal y un desequilibrio entre los hombres que susurran al presidente.
Fuentes socialistas descartan de manera tajante el fichaje de Bolaños porque supondría perder al principal negociador parlamentario del Gobierno en un momento crucial de la legislatura en el que han de aprobarse los Presupuestos y resistir con éxito hasta la presidencia europea en el segundo semestre de 2023. Destituido el portavoz Héctor Gómez y su número dos, Rafa Crespi, Bolaños lleva la batuta de las negociaciones con los grupos, un papel que antaño desempeñaban mano a mano la vicesecretaria general Adriana Lastra y Rafael Simancas. Su salida de Moncloa para inmolarse en Madrid sería roto considerable para la interlocución con sus socios habituales, ERC y PNV, con quien Bolaños mantiene una excelente relación.
Estas fuentes atribuyen además las filtraciones sobre el fichaje del ministro de la Presidencia a una operación de los tótems de Moncloa: «Óscar López y Antonio Hernando, quieren sacar a Bolaños del Gobierno», habida cuenta de que ejerce de contrapeso en Moncloa, con influencia sobre Sánchez al nivel de López y Hernando. Quizás por ello Bolaños se excluyó rápidamente el pasado jueves, dejando claro que nunca ha estado en sus planes el salto a la capital.
Las fuentes socialistas consultadas por THE OBJECTIVE aseguran que el presidente del Gobierno nunca ha formalizado su propuesta a Félix Bolaños y que este, en consecuencia, «nunca ha dicho que no». Sus cercanos opinan que «nunca lo haría» porque «no es de esos que creen que se lo puede permitir». Estas fuentes esgrimen uno argumento más para el descarte: el calendario de negociación del Consejo General del Poder Judicial, que sigue demorándose manteniendo en vilo al Gobierno socialista y a su principal interlocutor con el PP, Bolaños. La demora podría coincidir en el tiempo o rebasar los plazos de proclamación de candidaturas socialistas para mediados de noviembre, aunque el anuncio se producirá «próximamente» mientras se sigue negociando con el PP.
Operación Marlaska
Así las cosas, todas las miradas se dirigen al segundo nombre en la mente del presidente del Gobierno: el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. El juez en excedencia, sin carné del PSOE, no tiene el requisito del predicamento orgánico de Bolaños, pero en su favor cuenta con un alto grado de aceptación en el electorado moderado de centro, lo cual le podría permitir arañar voto de la caída en picado de Ciudadanos y del votante del PP más reacio al actual clima de polarización. En él se pensaba cuando recientemente se apuntaba a un candidato a quien «conoce y reconoce» el electorado del PSOE, si bien no pertenece al partido.
A sumar, una «jugada interesante»: su irrupción en el escenario electoral madrileño podría ser interpretado como «un guiño al colectivo LGTBI» en un momento de máxima tensión por la demora en la tramitación de la ley trans y la baja del partido de la diputada trans Carla Antoneli. Es, según estas fuentes, «el tapado» en la carrera por Madrid, y el único ministro que no mandó un mensaje de ánimo a la delegada del Gobierno en Madrid, Mercedes González, la elegida inicialmente por Sánchez para ser candidata por Madrid. González ha visto con tristeza como se han desvanecido sus opciones y su apadrinamiento por parte de Moncloa y de Ferraz, pero ha encajado el golpe con tanta discreción como desánimo.
A González se le puso alfombra roja de Moncloa en la creación de la nueva agrupación socialista Madrid Ciudad con el apoyo notable de miembros del Gobierno y el partido. No en vano, en su Ejecutiva se encontraban algunos miembros del equipo de su amigo personal, Félix Bolaños, como su jefa de gabinete, Esther de la Mata. El ministro de Presidencia es amigo personal de Mercedes González y nunca ha estado en sus planes ‘robarle’ la candidatura.
La decisión está tomada y su anuncio en manos del presidente. Según las fuentes consultadas por este diario, «sólo la saben tres personas», entre quienes se encuentra Pedro Sánchez y el secretario de los socialistas madrileños, Juan Lobato. Uno de los secretos guardados de Sánchez que desconocían hasta sus más cercanos. En Moncloa y Ferraz recordaban estos días las palabras de la vicesecretaria general, María Jesús Montero, apostando por Bolaños como un gran candidato apenas minutos después de que éste se descartara.
Tras el rechazo de perfiles de veteranas como Calvo y De la Vega, outsiders como Luis García Montero, negativas del Gobierno como Llop y otras «más sutiles» como Cristina Narbona, Margarita Robles o Reyes Maroto, que «se han puesto de perfil tras haber sido sondeadas», Fernando Grande-Marlaska, antaño fichaje estrella de Sánchez para su primer Gobierno, se erige ahora en el fiel escudero que se encamina a inmolarse en Madrid.