La exsecretaria de Estado de Economía coloca al marido de Calviño en Patrimonio Nacional
Aunque se desconoce el salario que cobrará, sí se sabe que al tratarse de un contrato de «alta dirección» será superior al de su esposa
La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño. | EP
Ana de la Cueva, actual presidenta de Patrimonio Nacional y exsecretaria de Estado de Economía, ha contratado como «coordinador de estrategia comercial y de marketing» a Ignacio Manrique de Lara Fernández, marido de la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, según adelanta este martes El Mundo.
Tal y como explica el medio que publica la información, la convocatoria de la plaza, publicada este 21 de septiembre, indica que «la aprobación de la selección del coordinador» se realiza por parte de la presidenta de Patrimonio Nacional. Por tanto ha sido Ana de la Cueva la que ha tenido la última palabra para que el marido de Nadia Calviño haya conseguido acceder a ese puesto.
Al ser cuestionado sobre el hecho de que la persona elegida en el proceso por parte de Patrimonio Nacional sea el marido de una vicepresidenta y ministra, El Mundo no obtuvo respuesta. Sí hubo contestación para dar su versión de los hechos, aludiendo a que el mismo fue «una convocatoria pública» y que en todo momento se siguió «el procedimiento habitual» establecido por Patrimonio Nacional, por lo que «se hizo una valoración de los méritos exigidos por la convocatoria y se le adjudicó porque obtuvo la máxima puntuación».
Patrimonio Nacional tampoco ha indicado a El Mundo el salario que recibirá Ignacio Manrique de Lara Fernández en su nuevo puesto. Eso sí, al tratarse de un contrato de «alta dirección», se debe suponer que su remuneración será superior a la de su mujer (Calviño ha cobrado 79.746 euros brutos en 2022).
Es un caso más de los manejos a los que están acostumbrados los socialistas, que sin pudor, ni vergüenza utilizan el poder para colocar a sus familiares, amigos y acólitos. De todo lo que pasa en esta podrida democracia, el mayor culpable es el ciudadano, por seguir votando a todos los corruptos.
Deberíamos de tratar defender primero nuestros intereses y no votar a ningún personaje que lleve más de 10 años viviendo en el negocio llamado política a costa del sudor ajeno.
Ya se sabe que «el dinéro público no es de nadie», pero si alguien se atreve a sugerir que ese señor está ahí por ser «señoro de», basta con preguntarle a su esposa y aplicar el adagio jurídico que dice «a las mujeres hay que creerlas sí o sí».