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España

Piden a la Junta de Castilla y León que exhume a cientos de soldados franquistas en Segovia

Una asociación memorialista denuncia la «discriminación» cometida en El Espinar (Segovia), donde solo fueron desenterrados los cadáveres republicanos

Piden a la Junta de Castilla y León que exhume a cientos de soldados franquistas en Segovia

Voluntarios de la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica ayudan en las exhumaciones de 2020 en la fosa de El Espinar (Segovia).

La fosas anónimas que se encuentran en el cementerio de El Espinar (Segovia) aún albergan hoy día a centenares de soldados del ejército franquista. Llamativo, si se tiene en cuenta que ahí se exhumaron los restos de 17 militares republicanos en 2020, a petición de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica. Raíces, una entidad memorialista que reivindica que la Ley de Memoria Democrática se aplique a los dos bandos, ha pedido a la Junta de Castilla y León que proceda al «reconocimiento y dignificación» de los cadáveres que todavía se hallan ahí, por cuanto entienden que se ha producido una «discriminación».

Septiembre de 2020. Aquel mes, en los trabajos para la recuperación de 17 milicianos enterrados en una fosa común, se encontraron 14 cuerpos, entre ellos los del republicano Eugenio Insúa. Pero también dos cadáveres con correajes, hebillas y restos de uniforme coincidentes con oficiales del bando sublevado. Según relata el periodista Luis Besa, esos cuerpos no se dignificaron porque -según palabras de los técnicos de la excavación- no respondían al «contexto» que buscaba la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, que dio por concluida la exhumación.

Más de dos años después, la Asociación Raíces denuncia que «todavía 900 soldados del ejército nacional están en el cementerio del Espinar a la espera de un mínimo reconocimiento y dignificación en las fosas anónimas que los contienen, ocultas a los ojos del presente y del futuro de España». Y todo ello, según abundan fuentes de la entidad, por «el sectarismo» con el que «la clase política, las asociaciones memorialistas y el mundo universitario» están tratando a los soldados franquistas.

En el libro Historia Militar de la Guerra de España (1969) de Manuel Aznar Zubigaray, periodista destacado del siglo XX y abuelo del expresidente José María Aznar, se relata la crudeza de los combates que tuvieron lugar en el Alto del León, en la Sierra de Guadarrama de Madrid, justo al comienzo de la Guerra Civil, y el porqué de sus masivos enterramientos anónimos en el citado cementerio de El Espinar.

«Día 26 de Julio de 1936. Aumentadas la Aviación y la Artillería del enemigo [se refiere al bando republicano], la gente nuestra [bando nacional], diseminada o agrupada alrededor del monumento del León (que corona el paso) y en las piedras del terreno, se cubre como puede del incesante peligro que supone permanecer en la fatídica explanada, cada vez mejor batida por la artillería y los proyectiles de la aviación contraria, que se recrea escogiendo los objetivos y las oportunidades. No se duerme, no se descansa. Los heridos y los muertos son evacuados como se puede, unos a San Rafael, otros, en montón anónimo, son enterrados en el cementerio de El Espinar. No se cuentan, no se apuntan, no se identifican», dejó por escrito Aznar Zubigaray.

Petición de Raíces a la Junta

El historiador de la Guerra Civil Guillermo Rocafort destaca a THE OBJECTIVE que lo sucedido en esas fosas anónimas de El Espinar (Segovia) fue «algo excepcional», por cuanto «en la España bajo mando de Franco se seguía una política muy rigurosa de identificación de los combatientes muertos en acción de guerra, al objeto de entregarlos a sus familiares con posterioridad». Y añade: «Sin embargo, fueron tan duros y tan apurados los combates en esa fase inicial de la Guerra en la Sierra de Guadarrama, apenas transcurrido una semana del Alzamiento Nacional, que como comenta el historiador Manuel Aznar, a los caídos del bando nacional en esos combates se les enterraba sin identificar ni contar, y conjuntamente, unos con otros».

Rocafort, secretario de la Asociación Raíces, ha solicitado a la Junta de Castilla y León -con base en la Ley de Transparencia- que justifique la omisión del conjunto de fosas anónimas de El Espinar en el mapa oficial de fosas de la región, así como si «va a efectuar en el futuro acciones de dignificación de dichos espacios». También ha pedido una aclaración sobre el «incidente memorialístico» sucedido en 2020, por «la discriminación en las exhumaciones» que tuvo lugar en el cementerio segoviano.

En opinión del historiador, es preciso que la Junta de Castilla y León «reconozca de forma inmediata la existencia de dicho conjunto de fosas anónimas en el cementerio de El Espinar y proceda a las labores de dignificación para los casi mil soldados del Ejército Nacional que cayeron heroicamente en esos duros combates del principio de la Guerra Civil y que allí están enterrados de forma anónima».

También pide al Ejecutivo de coalición entre PP y Vox que «advierta a las asociaciones memorialísticas de su ámbito autonómico que cuando encuentren restos que ‘no sean de su contexto’, al menos procedan a comunicar su existencia a las autoridades judiciales y policiales correspondientes, para que quede constancia del hallazgo y así las autoridades públicas españolas impidan la discriminación existente actual que aplican determinadas asociaciones movidas por un mero afán político excluyente».

PP, Vox y la Memoria

Lo que sucede con el mapa de fosas en Castilla y León es paradigmático, y recuerda a lo que sucede en otras regiones como Cataluña, donde la Generalitat oculta en este servicio a 2.037 víctimas causadas por el bando republicano. En el caso castellanoleonés, aparecen citadas dos fosas menores que se hayan el cementerio de El Espinar (entre ellas la hallada en 2020), pero no hay alusión alguna a los cientos de víctimas del bando franquista que ahí se hallarían según los historiadores.

«Estamos ante un caso más de discriminación a los muertos anónimos de la Guerra Civil, la que se aplica a los vinculados al bando nacional, que, como en los casos de las fosas de Montcada i Rexach o Barcelona, no se exhuman, identifican ni dignifican, sino que se olvidan, marginan y censuran porque ‘no son de su contexto‘», zanja Rocafort.

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