ERC, PNV y Bildu amenazan a Sánchez con no dar «otra oportunidad» en la próxima legislatura
El Congreso acusa la precampaña electoral. Los socios exigen al presidente Sánchez que ceda para aprobar la Ley de Vivienda y la ‘ley mordaza’
El Congreso de los Diputados puso este martes en marcha el cronómetro con la cuenta atrás hasta las elecciones. En un ambiente que rezumaba aires de campaña, todos y cada uno de los socios de legislatura de Pedro Sánchez emplearon su tiempo para marcar distancias con su Gobierno y para lanzar amenazas con las consecuencias que tendrá en la siguiente legislatura el que no cumpla con los compromisos fijados para su primer mandato, como la Ley de Vivienda, la ley mordaza y la reforma de las pensiones. Un clima tenso en el que los aliados parlamentarios del gobierno de coalición, PNV, ERC y Bildu, vertieron todo tipo de advertencias y exigencias con el fin de «cuidar» la alianza Frankenstein que le ha sostenido durante los últimos tres años de legislatura.
Este es un debate con tintes claramente preelectorales, en el que los portavoces de las formaciones preferentes, Gabriel Rufián, Aitor Esteban y Mertxe Aizpurua, dibujaron un camino pedregoso de cara a la próxima legislatura en caso de que no cumpla la palabra dada en el tiempo que resta hasta la convocatoria de elecciones generales en diciembre del presente año. El primero en hacerlo fue el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, cuyas primeras palabras fueron para deslizar que «llegados a este punto, la pregunta ya no es si este es el último año de legislatura, sino si será el último año de este Gobierno, tal y como lo conocemos… Y la respuesta es que depende… Lo que es seguro es que este Gobierno es quien está comprando papeletas para que así sea».
Rufián advirtió a Sánchez que «lo que le echará de Moncloa será un exceso de prudencia en lo social», y no «la valentía en lo nacional» como «un indulto a presos políticos o una reforma del Código Penal con delitos anacrónicos». El socio preferente de Pedro Sánchez admitió que «estamos en año de elecciones y todos sabemos que eso dificulta enormemente las cosas, y la pregunta que nos debemos hacer es si tendremos una segunda oportunidad para hacer lo que debemos hacer». Y puso como ejemplo la que constituye su principal exigencia en la negociación con el Gobierno, como adelantó THE OBJECTIVE: la aprobación de los presupuestos en Cataluña.
«Los presupuestos de la Generalitat son 1.600 millones… Son 2.000 residentes más para paliar las listas de espera en Cataluña. Que no haya presupuestos en Cataluña afecta a Esquerra, sí. Pero, ¿les afecta a ustedes? ¿Afecta al PSC? También. Pero, ¿saben a quién más afecta? A la gente, a la gente. Porque todo el mundo sabrá por qué ocurre, por un cálculo electoral», apremió Rufián en una petición velada que concluyó en los siguientes términos: «En los meses que quedan, ¿por qué trabajar para nuestros partidos si podemos trabajar para nuestros países».
El PNV: ‘memento mori’
Unas advertencias, casi amenazas, que también verbalizó más claramente que nunca el portavoz del PNV, Aitor Esteban, acompañando -como acostumbra- una dureza crítica en el fondo con la sutileza de las formas. Esteban deslizó primero el algodón con la intención de «dar al César lo que es del César. Estoy seguro que no se lo toma al pie de la letra interpretando una especia de cuasi omnipotencia. Es verdad que al otro lado del hemiciclo no hay nada que pueda hacerle hacerle sombra para conformar mayorías…». Pero tras el algodón, recurrió a la aguja: «La tentación de jugar al blanco y al negro debe ser grande y es usted un tipo con baraka. Eso es un don. Pero no se descuide. Por si acaso, yo voy a imitar a quien iba en el carro junto al César en los desfiles triunfales diciendo ‘recuerda que eres mortal, memento mori‘».
Esteban endureció el tono, frunció el ceño y levanto el dedo índice: «Su vista está más puesta en la próxima legislatura. Este pleno es una prueba de ello. Pero si ha podido llegar a esto (cumplir cuatro años en Moncloa) ha sido por la colaboración que le han brindado algunos partidos políticos. Señor presidente, no pretenda llevarnos este año de la soga, tirando, provocando debates legislativos que, en lo ideológico, pueda tensar más las costuras del circunstancial traje de la alianza gubernamental. No piense que todo está hecho. Este año le toca cuidar a sus socios. La tentación omnipotente de jugar a ‘O yo, o el caos’, la entiendo perfectamente. No estamos ciegos. Pero si no cuida el jardín desaliñado en que se ha convertido este parlamento y no abona las relaciones con sus socios, esta legislatura le va a parecer un camino de rosas comparada con la siguiente».
Bildu también lee su cartilla
No ajena a la dureza del debate, la portavoz de EH Bildu, Mertxe Aizpurua, comenzó enmarcándolo en el contexto electoral: «Se cierra una etapa. A nadie se le escapa que estamos en el tiempo de descuento para aprobar los avances». Pero fue ella la más dura a la hora de poner deberes al presidente en relación a tres exigencias: la ley mordaza, la Ley de Vivienda y la reforma de las pensiones. «Señor Sánchez, hay que cumplir con lo que se dice. Bildu no va a apoyar ningún recorte de derechos y libertades de la ciudadanía y esto vale para las tres leyes. En la anterior campaña electoral, usted se comprometió a derogar la ley mordaza. No ha cumplido ninguna de ellas. Hoy mismo debería de haberse producido la aprobación de la ley de seguridad ciudadana. El PSOE propone mantener el uso de pelotas de goma, las sanciones por falta de respeto, la acusación de desobediencia sin justificación o las devoluciones en caliente. La mordaza se mantiene».
Y advirtió: «Nosotros no seremos cómplices de ello. Nosotros nos comprometimos, dimos nuestra palabra. La pregunta es por qué ustedes renuncian a la suya». Una pregunta que también se formuló de forma retórica sobre las otras dos materias, la reforma de las pensiones con la ampliación a 30 años del periodo de cálculo de la prestación, lo cual calificó de «recorte» del ministro del ramo, José Luis Escrivá; y la Ley de Vivienda. Este ultimo asunto constituyó el reproche más recurrente al jefe del Ejecutivo: haberse sentando en Davos con el responsable de «uno de los fondos buitres más importantes que operan en el mundo», lo cual relacionó -al igual que ERC y En Comú Podem- con que el Gobierno «está intentando impedir el derecho a la vivienda con el freno a la Ley de vivienda. Grandes palabras pero tímidos hechos».
Los socios coinciden en un mantra acuñado en su día por Rufián: «El PSOE no hace, al PSOE se le obliga a hacer». Pero la portavoz de Bildu, a quien Sánchez ha normalizado como interlocutor preferente en este periodo legislativo, advirtió de que apenas «quedan unos meses de legislatura, el tiempo se acaba» y las citadas son «medidas importantes y necesarias» que requerían «que fueran más audaces y necesarias», motivo por el cual «no contribuiremos a ello. No nos sentaremos a sentar una reforma de las pensiones con recortes».
Reproches, advertencias y amenazas que también salpicaron otras intervenciones como la del portavoz de En Comú Podem, Jaume Asens, por la Ley de Vivienda, o incluso la del portavoz de Podemos, Pablo Echenique, por el gasto militar y el envío de tanques a Ucrania. Echenique manifestó estar «muy preocupado» por este debate que se ha instalado en la Union Europea, y añadió: «No se si alguien se da cuenta donde acaba todo esto». En definitiva, una cascada de críticas a Pedro Sánchez en una comparecencia a petición propia, con la que pretendía abrir el curso electoral sacando pecho de fortaleza parlamentaria y vocación de futuro de su alianza Frankenstein.