Ocho mujeres de la izquierda 'indepe' lamentan ahora haberse acostado con un policía infiltrado
Las afectadas denuncian que, de haber sabido que era un agente de la Policía Nacional, no habrían mantenido relaciones con él
El grupo de ERC en el Congreso, conjuntamente con EH Bildu, Junts per Catalunya, la CUP, BNG y PDeCAT, ha registrado este lunes una solicitud de comparecencia del ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, para dar cuenta de las informaciones publicadas sobre «el agente del Estado infiltrado en el movimiento popular e independentista de Barcelona durante tres años».
Para su solicitud de comparecencia se han basado en las informaciones del semanario La Directa, cercano al entorno de la izquierda antisistema, que pone en la diana a un agente de la Policía Nacional que investigaba las corrientes más radicales del movimiento independentista durante los años más críticos del procés independentista, con el fin de evitar que estos grupúsculos incurrieran en acciones violentas.
De acuerdo con las informaciones de este rotativo, se trataría del segundo agente infiltrado en los entornos de la CUP. En una de sus informaciones, varias afectadas explican que, de haber sabido que era una agente, no se habrían ido a la cama con él.
«Relaciones heteropatriarcales»
Una de las mujeres afectadas, que identifican como Clara para preservar su anonimato, explica que «fue pareja del agente infiltrado durante un año» sin tener conocimiento «de su identidad real». Y remacha que «si hubiera sabido que era policía nunca hubiera tenido una relación con él».
Bea, otra de las afectadas, denuncia que le dijo que «ella era una de las cosas que le podía frenar de irse de Barcelona». Descubrir que su amante era, en realidad, un policía, ha representado un shock para estas activistas de extrema izquierda. Y ha abierto un debate sobre las «relaciones disfuncionales y heteropatriarcales» que habrían reproducido pese a ser contrarias a su ideología.
«Espionaje de Estado»
El reportaje de La Directa es un acoso contra el agente, a quien identifican con su nombre y apellidos. Y afirman que el policía «encadenó y superpuso relaciones con mujeres de diferentes proyectos políticos de la ciudad de Barcelona para afianzarse en determinados espacios y dar credibilidad a su personaje».
Tachan de «espionaje de Estado» las tareas de infiltración inherentes a la labor de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y aseguran que esta se perpetró «mediante la construcción de relaciones sexoafectivas». Con todo, recogen el testimonio de «ocho mujeres que mantuvieron relaciones sexoafectivas» con él «sin saber que era un agente encubierto de la policía española».
Especifican que en los ochos casos se produjeron «patrones de comportamiento com el flirteo constante, la evitación del conflicto y un perfil político bajo» y que descubrir la «farsa» ha supuesto «un gran impacto emocional, y ha motivado algunas mujeres a denunciarlo públicamente».
Cinco mujeres lo denuncian
Este martes cinco de estas mujeres han decidido llevar ante los tribunales sus relaciones consentidas con el agente por considerar que fue un caso de «abuso sexual y tortura».
El colectivo Irídia, vinculado a los sectores de la izquierda radical y subvencionado por el Govern, lleva la defensa de estas mujeres contra el agente infiltrado.
Según sus abogadas, «se ha vulnerado el derecho a no sufrir tratos crueles o inhumanos, ejerciendo violencia institucional sexualizada contra las mujeres a quienes se ha instrumentalizado por ser militantes y activistas».