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España

Malestar con el piloto accidentado de la DGT que sigue en su puesto: "Nadie le quiere aquí"

Compañeros del aeropuerto madrileño de Cuatro Vientos reniegan de Luis V tras el accidente y piden a la DGT que lo traslade a otra base de Tráfico

El malestar se ha instalado en las oficinas y el hangar de la Dirección General de Tráfico (DGT) del aeropuerto madrileño de Cuatro Vientos desde que uno de los pilotos, Luis V., ha regresado a su puesto de trabajo. Se trata del aviador que, tras presuntamente estrellar uno de los helicópteros cuando ponía multas a infractores en carretera, dio positivo en cocaína y anfetaminas en un control que le hizo la Guardia Civil. Posteriormente, fue detenido y acusado de un delito de seguridad aérea.  

Tras el suceso, el pasado 5 de marzo, y mientras se investigan los hechos tanto en los tribunales como en la propia DGT, el funcionario, de 60 años, se ha reincorporado al trabajo, con la prohibición temporal de volver a pilotar las aeronaves. Acude todos los días a su puesto de trabajo, y aunque no puede volar, está en contacto con los helicópteros y distintos aparatos de vuelo, aseguran fuentes de este departamento a THE OBJECTIVE.

Una situación que creado cierto desasosiego entre los trabajadores, que han pedido en reiteradas ocasiones el traslado del piloto a otro de los centros de la DGT, indican las mismas fuentes. «Después de todo lo que ha pasado, el personal no está a gusto con su presencia. Él está allí como si no hubiese pasado nada, hay muchos trabajadores que han comentado a los superiores que no debería estar allí por seguridad», señalan a este periódico. Estos funcionarios lo tienen claro: «Si a mí me dicen algún día que tengo que volar con él, me negaré. Nadie le quiere aquí».

Temor en la DGT

Fuentes de este departamento advierten de que lo normal en estas situaciones habría sido, si no suspenderlo de sus funciones y de empleo, «trasladarlo a otra base de la DGT». Sin embargo, aseguran que existe cierto temor en la Dirección General de Tráfico a las acciones legales que pueda emprender el piloto si es apartado de su puesto. 

Ante la publicación en distintos medios de informaciones sobre el suceso y su trayectoria, Luis V. contrató los servicios de un despacho de abogados para defender su honorabilidad.  «Él mantiene que todo es mentira, incluso lo de su test de drogas, y pone el foco en los mecánicos de los helicópteros…», señalan a este diario. 

Desde la DGT, sin embargo, apuntan que el piloto se había extralimitado en otras ocasiones cuando dirigía la aeronave: «A veces hacía maniobras algo temerarias, no eran agradables, y se pasa ciertamente mal. En una ocasión, una pasajera bajo con una bolsa, había vomitado… No podemos multar a los conductores si en el mismo helicóptero se cometen infracciones, es un disparate…».

Tampoco ha optado el piloto por coger la baja médica, como sí ha hecho el otro trabajador de la DGT que volaba con él en la aeronave. «Ante el shock que supone un accidente aéreo, salud laboral te examina y valora, normalmente, que lo más adecuado es que descanses para recuperarte». La estrategia de Luis V., apuntan las fuentes, sin embargo, «es aguantar hasta el final, se está preparando para eso pese a todas las pruebas que hay contra él». 

Los hechos

La versión que mantiene el piloto, según relató él mismo a la Comisión de Investigaciones de Accidentes, fue que el vuelo transcurrió sin incidencias hasta que alcanzaron la M-512. Acababan de entrar en vuelo estacionario cuando el helicóptero «se hundió». Entonces, contó que en ese momento inició un descenso y un viraje hacia la derecha para intentar recuperar el control, pero la nave hizo contacto con el terreno en rumbo opuesto al que tenía al inicio de la maniobra, y se estrelló. 

Lo que no trasladó, sin embargo, este funcionario fue que en el helicóptero, además de él y el cámara de Tráfico, también estaba la esposa de este último. De modo que, una vez se produjo el siniestro en Robledo de Chavela (Madrid), el matrimonio urdió un plan para simular que ella jamás había estado en el helicóptero. Llegaron incluso a engañar a su entorno, según indicaron fuentes cercanas a la investigación a este periódico.

La esposa del operario era una pasajera más en un vuelo únicamente autorizado para el aviador y el funcionario de Pegasus, cuya función ese día, como tantos otros en los que se prevé una salida de este tipo, era sancionar desde el aire imprudencias en autovías y carreteras. 

Los investigadores han acreditado estos hechos tras pedir el plan de vuelo a la torre de control del aeródromo de Cuatro Vientos, la base madrileña desde donde despegan los helicópteros de la DGT. En el itinerario, el pasado 5 de marzo, solo figuraba el vuelo del piloto y el operario. Sin embargo, los controladores aseguraron que ese día iban tres personas en el interior del aparato. 

 

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