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La prisión de León castiga a los seis cabecillas de un motín y pide su vuelta a primer grado

La directora ha expulsado a los internos entre críticas de los trabajadores por la gestión del suceso. Tardó más de un día en imponer sanciones a los amotinados

La prisión de León castiga a los seis cabecillas de un motín y pide su vuelta a primer grado

Centro Penitenciario de León. | TO

La dirección de la prisión de Mansilla de las Mulas, en León, ha trasladado a distintos centros a los seis cabecillas que protagonizaron un motín el pasado martes en el módulo 10 contra distintos funcionarios, entre ellos la directora, Henar García, el subdirector de seguridad, dos jefes de servicio y otros tres trabajadores, indican fuentes penitenciarias a THE OBJECTIVE. La junta de tratamiento, por otro lado, ha pedido la regresión de los internos a régimen de primer grado por la gravedad de los hechos, señalan las mismas fuentes. Este es el sistema más restrictivo.  

La responsable de la cárcel leonesa ha sancionado a los presos entre duras críticas por la gestión de este capítulo, uno de los más graves de la historia penitenciaria española, en el que 40 reclusos intentaron secuestrar durante casi una hora a los citados responsables a raíz de la muerte de un interno esa misma mañana. Una trifulca en la que el grupo de presos profirió constantes amenazas e incluso agredió a uno de los trabajadores presentes, cuestión por la que tuvo que ser trasladado al hospital.

Fuentes de la prisión critican la actuación de la dirección habida cuenta de que un día después de que estallase el conflicto no había tomado ninguna medida disciplinaria contra los amotinados. Lo que provocó que, según estas mismas fuentes, «siguiesen revolucionados». «Fueron pasando las horas y no pasaba nada. Ellos siguieron en su módulo normal. Al día siguiente, aún sin tomar medidas, se suspendieron las actividades y se pidió que los funcionarios de prisiones entrasen lo menos posible», señalan a este periódico. 

«Jamás se ha visto algo así»

Horas después, la responsable de la prisión de Mansilla de las Mulas dio la orden de enviar al módulo de aislamiento a los seis reclusos. Esa misma tarde se autorizó la «conducción especial» de dos de ellos a otra cárcel, y este jueves, según las fuentes consultadas, se ha trasladado al resto a otro centros penitenciarios. «Las medidas llegaron tarde. No puedes dejar de rositas durante un día a presos que te han rodeado y amenazado. No puedes llegar nunca a ese extremo. Debes actuar de inmediato, sacarlos uno a uno e iniciar medidas. Jamás se ha visto algo así», critican fuentes penitenciarias. 

Todo se inició a raíz del fallecimiento de un preso de 38 años en su celda, en la que permanecía solo. Los ánimos comenzaron a caldearse. El grupo de presos responsabilizaba al equipo de dirección de su muerte por supuestamente haberlo desatendido médicamente —la falta de personal médico en las prisiones es un problema que denuncian sindicatos e internos desde hace varios años—. Al percatarse de los hechos, la responsable y el resto de funcionarios acudió el módulo en cuestión, el número 10. 

El motín

Acto seguido, varios de los internos comenzaron a destrozar el mobiliario: tiraron sillas y las colocaron a la entrada del módulo, para que nadie pudiese salir del recinto. De hecho, según publica El Español, cuando los trabajadores de la cárcel y la directora, Henar García, intentaron huir, les cerraron el paso. «De aquí no se va nadie», les dijeron. 

A partir de ese momento, comenzó un tenso diálogo entre la responsable y 40 presos. Ellos pedían, con tono amenazante, más consultas médicas y tratamientos, llegando incluso a agredir a un funcionario con un objeto. Ella intentaba calmarlos. Tras varias promesas de intentar arreglar el problema sanitario y de no iniciar medidas disciplinarias contra ellos, los reclusos claudicaron. «La dirección no debía haber actuado así, se pudo liar, pero tuvieron suerte», reconocen las fuentes.

Críticas al Gobierno

Entre tanto, los sindicatos penitenciarios también han censurado las palabras que ha utilizado este jueves la delegada del Gobierno en Castilla y León, Virginia Barcones, tras ser preguntada por el motín. Barcones ha transmitido que la «situación es de absoluta normalidad» tras un suceso en el que los reclusos se «soliviantaron por las circunstancias del momento manifestando su sentir y padecer sobre la atención sanitaria».

Con estas palabras, la delegada intentó minimizar el problema, lo que ha enfadado a los trabajadores penitenciarios: «Ahora dicen que la cosa quedó en nada, pues algo grave ha debido ocurrir cuando trasladan a seis presos y el día de los hechos llaman a funcionarios para que acudan a trabajar cuando no les tocaba…», sentencian. 

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