Falange insta al Gobierno a prohibir una protesta contra la tumba de Primo de Rivera

Primo de Rivera sigue sin descansar en paz. Una veintena de organizaciones han convocado este sábado una manifestación hasta el cementerio de San Isidro, donde reposan sus restos desde abril, para evitar que el barrio de Carabanchel se convierta «en un lugar de peregrinaje y exaltación fascista». Falange insta a la Delegación del Gobierno en Madrid a prohibir la protesta porque «es contraria a la Ley de Memoria Democrática, ya que su objetivo es la humillación de una víctima de la Guerra Civil». Los falangistas han contraprogramado con otra manifestación «contra el odio y el guerracivilismo de la izquierda».

El fundador de Falange fue fusilado en noviembre de 1936 por las fuerzas republicanas en Alicante, por lo que según el artículo 3 de la Ley de Memoria Democrática, en vigor desde octubre, debe ser considerado como víctima de la contienda. La organización va un paso más lejos y sostiene que la motivación de la protesta es el odio de una fuerza política legal, lo que «podría ser constitutivo de un delito de odio».

Un escenario que les ha motivado a solicitar por escrito a la Delegación del Gobierno que suspenda «una manifestación de la ultraizquierda» contra la presencia de José Antonio Primo de Rivera en el camposanto ubicado en el distrito de Carabanchel, al sur de la capital. El órgano que lidera Fran Martín debatirá la cuestión este viernes, un día después de que tuviera que pedir perdón por asegurar que Bildu «ha hecho más por todos los españoles y por España que todos los patrioteros de pulsera».

El fundador de Falange

Una veintena de colectivos, entre los que se encuentran la Asociación de Vecinos Carabanchel Alto, el Sindicato de Vivienda de Carabanchel o la Coordinadora Antifascista de Madrid, han convocado a las 19.00 horas de este sábado una manifestación desde la plaza de Oporto hasta el cementerio donde reposan los restos de Primo de Rivera bajo el lema «Fuera Falange de Carabanchel. Madrid contra el fascismo».

Los organizadores explican que la Ley de Memoria Democrática destaca «la imperiosa necesidad (…) de reconocer, reparar y dignificar la memoria y lucha de las víctimas del golpe de Estado de 1936 y su consiguiente dictadura». En un comunicado al que ha tenido acceso THE OBJECTIVE destacan que la normativa establece el deber institucional de tomar medidas contra quienes busquen exaltar o enaltecer cualquier símbolo o persona vinculada a los crímenes del franquismo.

«No es difícil corroborar que esos principios no representan más que papel mojado, pues día a día asistimos a nuevas muestras de exaltación fascista con la permisividad de políticos e instituciones», insiste la nota. Los organizadores subrayan que desde que los restos del fundador de Falange fueron trasladados al cementerio de San Isidro «se sucedieron una concentración de recibimiento y un responso con escolta policial mientras se retenía e identificaba cualquier tipo de protesta antifalangista».

Los colectivos que protestarán en Carabanchel aseguran que no quieren que su barrio «se convierta en un lugar de peregrinaje y exaltación fascista en el que la extrema derecha pueda campar a sus anchas. Exigimos el cumplimiento real y efectivo de las medidas de memoria histórica. Queremos a Primo de Rivera fuera de Carabanchel, poner fin a cualquier acto u homenaje en nuestras calles, terminar con la impunidad fascista e ilegalizar partidos y asociaciones que se dediquen a su exaltación».

La respuesta de Falange no se limita a pedir a la Delegación del Gobierno en Madrid que prohíba el acto en Carabanchel. Ya ha comunicado al órgano que lidera Martín que tiene la intención de manifestarse este mismo sábado, también a las 19.00 horas, «contra el odio y el guerracivilismo de la izquierda». La protesta comenzará en la Plaza del Marqués de Vadillo y terminará en el cementerio de San Isidro, lo que puede suponer un auténtico choque de trenes.

Primo de Rivera fue exhumado del Valle de los Caídos el 24 de abril, en el 120 aniversario de su nacimiento, tal y como solicitaron sus descendientes unos meses antes. Sus restos fueron trasladados en la más estricta intimidad al cementerio de San Isidro en Carabanchel, donde ya reposaban varios miembros de su familia. Un nutrido grupo de falangistas le dio la bienvenida, pero no pudieron acceder al camposanto. La policía detuvo a tres personas tras cargar con los agentes que custodiaban la entrada.

Falange señaló a la familia de su fundador por impedirle el paso y, días más tarde, organizó un responso en la tumba para «reparar el agravio». Los organizadores pidieron a los asistentes que no llevaran banderas ni pancartas y que guardaran «una actitud de respeto y silencio» por tratarse de un lugar sagrado. Las visitas a la tumba de Primo de Rivera no han cesado desde entonces.

Estos colectivos, la mayoría ligados con el distrito madrileño, consideran que trasladar al fundador de Falange a «uno de los barrios más castigados por la represión de la dictadura y los pistoleros falangistas» supone «una humillación sobre la dignidad de las víctimas y un hecho intolerable para cualquier persona que crea en la justicia y la memoria antifascista, ya que solo traerá odio y nostalgia de aquellos tiempos más oscuros».