Vox evita hacer autocrítica tras el fracaso gallego y resalta su «crecimiento» del 0,14%
La formación que lidera Abascal obtiene el 2,19% de los votos y sigue sin lograr entrar en el Parlamento de Galicia
Por esperado no deja de ser un fracaso. Galicia sigue siendo, tras los comicios celebrados este domingo, la única región en la que Vox todavía no tiene representación parlamentaria, pese a que ese era el único objetivo que se habían marcado para el 18-F. Pero la lectura que hacen los de Santiago Abascal del resultado cosechado por su partido (2,19% de los votos y cero diputados) no ha sido autocrítica, sino tremendamente conformista.
El encargado de dar la cara in situ ha sido el número dos del partido, Ignacio Garriga, que ha celebrado que «Vox ha logrado avanzar, ha incrementado el número y el porcentaje de votos con respecto a las últimas elecciones regionales». «Son unos resultados insuficientes, pero que marcan el camino de un trabajo que vamos a seguir protagonizando», ha abundado el secretario general, que ha resaltado el «crecimiento» de un 0,14% en la región con respecto a 2020 (2,05%).
El partido también ha culpado al PP y a los medios de comunicación de no haber obtenido más votos. «El sistema está en pánico y transmite el miedo a la población. Pero más pronto que tarde Vox gobernará España y también Galicia», ha sostenido Hermann Tertsch en la red social X en un mensaje retuiteado por Santiago Abascal, que se ha pronunciado a posteriori con un mensaje ambiguo, celebrando convertirse en la «cuarta fuerza política, superando a Sumar y Podemos, que sí participaron en los debates», pero admitiendo que «no es un buen resultado».
«Tampoco es un buen resultado para España, no podemos felicitarnos porque ha perdido el separatismo y su cómplice socialista, pero ha ganado la estafa política», ha sostenido Abascal, que ha cargado contra los populares porque «aplican políticas separatistas de imposición lingüística, políticas izquierdistas» y por eso «no vamos a tirar la toalla»: «Vox ha avanzado, pero que no tengan dudas nuestros votantes de que avanzaremos más en el futuro».
Críticas internas
Fuentes de la formación en Galicia críticas con la dirección nacional señalan que «los gallegos no han visto a nadie de Vox por aquí en cuatro años», y así «no puedes pretender que luego te voten». Más allá de la excesiva centralización del partido, que dirige algunas regiones desde Bambú 12, las voces críticas también apuntan a la falta de autocrítica como un problema sistémico: «Después de perder 19 escaños en julio, el siguiente examen era este. Si también suspendes deberías hacértelo mirar».
«Sólo habéis escuchado a quienes os dicen que todo bien, os habéis rodeado de candidatos de paja y palmeros», ha señalado también en este sentido Ricardo Morado, ex líder del partido en la región, que señala a la dirección nacional por haber «abandonado a Galicia y a los gallegos»: «Nada ha funcionado, ni el pastizal en vallas, furgonetas y marquesinas, ni citar a Milei cada cinco segundos. La culpa no es de los gallegos, ni de la prensa, ni del voto útil».
«Urgen las dimisiones y la autocrítica si no queremos convertirnos en la anomalía europea», admiten fuentes del partido a nivel nacional, que apuntan a que «el espacio crece en toda Europa y aquí retrocedemos. Habría que mirárselo». Otros sostienen, por el contrario, que «subir hoy [un 0,14%] con la inercia a la baja es un éxito teniendo en cuenta cómo es Galicia», en referencia a que es una región donde no puede explotarse el discurso antiinmigración.
Objetivo europeas
En lo que todos coinciden es en que la siguiente prueba serán las elecciones europeas del próximo 9 de junio, en la que Vox tiene mejores proyecciones. Según las encuestas, la formación conservadora podría subir de cuatro hasta siete eurodiputados. Esta sería una victoria que vender ante su electorado, necesitado de buenas noticias tras las dos últimas llamadas a las urnas.
En 2019 consiguieron cuatro en un momento también complicado, tras entrar en el Congreso con 24 diputados, por debajo de las expectativas generadas, como demostraron las elecciones posteriores, ese mismo año, en las que lograron 52 escaños. Los lograron -esos cuatros eurodiputados- sin apenas estructura de partido, con todo por hacer a nivel interno, de modo que todo lo que no sea superar ese umbral sería difícil de vender como un éxito.