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Francisco Vázquez: «Las primarias han traído un caudillismo bananero al PSOE»

Francisco Vázquez, histórico alcalde de La Coruña, visita THE OBJECTIVE para analizar la situación política actual

Francisco Vázquez: «Las primarias han traído un caudillismo bananero al PSOE»

Francisco Vázquez. | Carmen Suárez

Para Francisco Vázquez (La Coruña, 1946), que se incorporó al PSOE en la clandestinidad, las puertas giratorias, por aquel entonces, le conducían a la comisaría y a perder su condición de inspector de trabajo. Tras 40 años de militancia, Paco Vázquez abandonó el partido cuyas siglas tanto le dieron y a las que él tanto aportó. Hoy es muy crítico con el PSOE, con su política de alianzas y con la senda por la que Pedro Sánchez está llevando al país. También critica la labor de la oposición, por considerarla blandita y poco trabajadora, pese a confesar, sin que se le caigan los anillos, que él ya ha votado a Feijóo. A los catalanes que se disponen a votar el 12-M les advierte que votar a Salvador Illa no es votar socialismo, y apunta que hay dos millones de catalanes que -a su juicio- se sienten «traicionados» por PSOE y PP.

PREGUNTA.- ¿Le sorprendió el anuncio de Sánchez de su posible retirada y posterior vuelta, más reforzada y con nueva hoja de ruta en materia política y judicial?

RESPUESTA.- No, ha sido una maniobra electoral.

P.- ¿Y qué gana Sánchez si quienes creyeron en su colapso personal, tras el desenlace, se sienten engañados?

R.- Es una maniobra electoral para distorsionar el escenario político que debía ser el propio de las elecciones catalanas y las próximas europeas. ¿Quién, con la campaña avanzada, habla de la amnistía en Cataluña? El debate sobre derecha-izquierda y la adhesión a Sánchez favorece a Illa.

P.- ¿Cómo cree que afectará todo esto a las europeas?

R.- En las europeas el tema será frenar a la ultraderecha y salvar la democracia. Con esta farsa toma la iniciativa en unas elecciones que no le eran favorables. La oposición debe saber darle la vuelta a este planteamiento.

P.- ¿Tiene constancia de algún movimiento dentro del PSOE, en contra de las políticas y los métodos de Pedro Sánchez?

R.- Dentro del partido se ha demostrado algo que vengo denunciando desde hace tiempo: el sistema de primarias ha destrozado el carácter democrático y altamente crítico que siempre tuvo el PSOE, sustituyéndolo por un caudillismo bananero.

Francisco Vázquez. | Foto: Carmen Suárez

P.- ¿Le preocupa el paquete de medidas que se dispone a poner en marcha Pedro Sánchez, que afectarán a la democracia y al Poder Judicial?

R.- El PSOE hace tiempo abandonó la senda reformista, que le permitió ser actor principal en el proceso constitucional y claramente se ha «podemizado», encabezando el proyecto rupturista de independentistas y comunistas que pretende, claramente, un cambio de régimen, desde la okupación (sic) de las instituciones del Estado. Un proceso que Sánchez viene impulsando desde hace años y que ahora pretende culminar con el control del Poder Judicial y la limitación de la libertad de expresión.

Begoña Gómez: «Debía renunciar a cualquier actividad que interfiera en las responsabilidades de su marido. Hay una incompatibilidad ética clara»

P.- ¿Ha seguido las noticias sobre las actividades de Begoña Gómez publicadas en la prensa y las de la pareja de Isabel Díaz Ayuso? ¿Cree que debería estar regulada por ley la actividad de la pareja del presidente o la presidenta?

R.- Creo que ya la ley está prevista en la declaración de bienes y la declaración de intereses de familiares en primer grado. Yo creo que sí. Por lo menos antes, cuando yo era alcalde y después embajador, tenía que hacer declaración de bienes e intereses de mi mujer y creo que de mis hijos. Con respecto a la pareja de la señora Ayuso, hay una diferencia. Parece que las actividades de las que se habla de la pareja de la señora Ayuso fueron anteriores a su relación de pareja. Es una cuestión ajena. La mujer del presidente, en cualquier caso, debía renunciar a cualquier actividad que interfiriera en las responsabilidades políticas de su marido. Hay una incompatibilidad ética, claramente, haya o no haya otras responsabilidades, que hay que demostrar y reflejar con pruebas fehacientes. Además, por lo que yo he leído y entendido, no tiene los títulos académicos necesarios para el desempeño de la función que está realizando y sobre todo, interfiere en actuaciones que están vinculadas a decisiones de Gobierno, de distintos ministerios. No puede realizar las actividades que entren en la toma de decisiones, sobre todo cuando son de carácter económico.

P.- ¿Ha sacado alguna conclusión de lo ocurrido hasta ahora en las comisiones de investigación sobre el caso Koldo y la venta de mascarillas, tanto en el Congreso como en el Senado?

R.- Sí. Y hay cosas que la oposición ha hecho muy mal… como llamar a declarar al tal Koldo… Un estudiante de primero de Derecho sabe que, cuando una persona está sometida a un proceso judicial, no podrá intervenir o participar en una comisión de investigación parlamentaria. ¿Por qué? Porque pone en peligro su propia defensa ante los propios tribunales. ¿Cómo se les ocurre llamar a este señor a declarar si está incurso en un proceso de carácter judicial? Esto refleja un nivel de oposición no lo suficientemente preparada, o que lo haya estudiado, para hacerle frente a todo el aparato poderoso que hoy tiene el Gobierno de la nación. Es tremendo.

«La comparecencia de Illa en el Parlamento me pareció un acto electoral. Error de la oposición»

P.- ¿Le convenció de algo la comparecencia de Salvador Illa ante el Parlamento?

R.- Me pareció un acto electoral. Se vio por la intervención de los de ERC. Pero le van a dar votos a Illa, van a hacer un santo de Illa, cuando realmente tenía que responder a lo que contrató el Ministerio y a las condiciones que él marcó al Gobierno para que las autonomías, los ayuntamientos, los distintos estamentos denunciados, empezaran a contratar mascarillas.

P.- ¿De nuevo, se equivocó, además del PP, ERC en su estrategia?

R.- Yo creo que sí. Además, a Illa siempre le acompaña ese tono beatífico… Pero claro, Illa es un gran responsable, no porque su ministerio haya contratado o no, sino porque su ministerio haya recibido a Koldo. Él dice que una vez y el secretario general, a la vez, en la otra Cámara, decía que tres veces. Desconcertante… Aquí hubo barra libre y en el momento en que hay barra libre, no hay control y surge el pillo. Si no hay cautelas, el más listo se lo lleva todo, que es lo que ha pasado. La corrupción es un mal endémico, mal resuelto y que los políticos de hoy, en 2024, van a resolver mal, como lo resolvimos antes. Lo que hicimos fue tirarnos la corrupción unos a otros y eso provocó un desencanto en la ciudadanía. Tremendo, de verdad.

P.- ¿Cree que Illa será presidente de la Generalitat?

R.- Pues no lo sé. Estas son unas elecciones complicadas para casi dos millones de catalanes, que no se ven representados por nadie, porque han sido traicionados por el PSOE, han sido traicionados por el PP. Han sido traicionados por ciudadanos catalanes que no son nacionalistas, contrarios a las medidas de imposición lingüística, de imposición educativa que no tienen alguien que les garantice precisamente que va a defender sus libertades, porque el PP ya ha dicho que, en su caso, a lo mejor podría llegar a fórmulas de indulto, de diálogo.

«Cataluña o el País Vasco son ya la España insolidaria»

P.- ¿Hacia dónde ve el futuro de Cataluña después de estas elecciones?

R.- Todos los que votaron a Ciudadanos son personas que se sienten oprimidas en Cataluña, porque un niño castellanoparlante lo pasa muy mal en el colegio y su familia, peor. La división del nacionalismo en Cataluña, que es una división atávica, viene ya desde sus propios orígenes carlistas. Y esta gente es de un nacionalismo brutal. ¿Qué ocurre? Que Sánchez siga o no siendo presidente puede depender de eso… y vamos a ver lo que hacen el iluminado de Waterloo y ERC. Bueno, en todo caso, lo que surja del Parlamento catalán ya va a plantear abiertamente la autodeterminación. Es decir, ya han logrado el indulto. Ahora van a lograr la amnistía, sobre todo en delitos tremendos, como es el delito de traición, de terrorismo… Ahora hay muchos hijos de 30 años, 35 años, que viven en casa y viven a costa de los padres, dan la lata, pero no quieren marcharse de casa, porque viven muy bien, porque mamá y papá les dan de comer. Eso son el País Vasco, el nacionalismo vasco y catalán. Están materialmente en España y dicen mecánicamente: «Me quiero marchar», pero no se van. Cataluña y el País Vasco es ya la España insolidaria, que no quiere saber nada de repartir o de contribuir a la caja común para lograr que todos los españoles son iguales. Consiguientemente, el que vote a Illa ya sabe que no está votando un proyecto socialista. El PSC ,desde el Pacto del Tinell, es una de las tres patas del trípode nacionalista. Hoy el nacionalismo catalán es el de ERC, el de Junts y el del PSC. Con un agravante en el caso del PSC, que es el que le marca la estrategia al PSOE.

«El PSOE no tiene nada que ver con la socialdemocracia ni el compromiso constitucional. Sus alianzas son opuestas a los valores del socialismo»

P.- ¿Fue, entre otras cosas, esa línea marcada por el PSC y a donde ha llevado al PSOE lo que le hizo abandonar el partido en su día?

R.- El PSOE no tiene nada que ver con la socialdemocracia, no tiene nada que ver con el compromiso constitucional. Es decir, es algo totalmente distinto y sobre todo ha establecido una política de alianzas de verdad que implican un proyecto de sociedad, un modelo de España totalmente opuesto a los valores propios del socialismo, de la igualdad, de la solidaridad, etcétera, etcétera. La socialdemocracia que seguimos creyendo los valores constitucionales, defendiendo la Transición, los valores del consenso, del diálogo, del acuerdo, etc. hoy no estamos representados por ningún partido político.

P.- ¿Ni siquiera por una parte del PSOE?

R.- El PSOE es otra cosa, que defiende un proyecto claramente alejado de lo que representó la Transición y de lo que representa el modelo constitucional. Y de hecho, lo demuestra en el día a día. Y es que el PSOE ha renunciado a esa voluntad de gobernar, de dirigir, de apoyar. Está anclado al estricto ejercicio del poder y ha perdido su esencia.

Francisco Vázquez. | Foto: Carmen Suárez

P.- ¿Cuándo diría que empezó este proceso de cambio ideológico dentro del PSOE?

R.- Cuando el PSOE se convierte en un partido secundario del PSC, cuando se incorpora al Pacto de Tinell, para que Pasqual Maragall pueda gobernar Cataluña, lo que le lleva a romper un principio consolidado. Hasta entonces, la democracia española, dejaba gobernar al que ganara, al que tuviera más votos, que en ese caso había sido CiU, de Jordi Pujol. El pacto llamado del Tinell que suscribe Maragall con ERC marca un punto de ruptura con lo que hasta entonces había sido la posición de la socialdemocracia española representada por el PSOE. Y, después, lo que a mí me llevó a abandonar la militancia del PSOE fue la aprobación de la Ley de Memoria Democrática, porque se está reescribiendo la historia y hemos olvidado que la Transición, las libertades, la democracia, la Constitución, en un país en que el dictador murió en la cama, se construyó por la colaboración de todos. La impulsó un falangista, como Adolfo Suárez. La hizo suya el comunismo. Todo el mundo corrigió y asumió.

«La Ley de Memoria Democrática es de una gravedad tremenda. Debe haber un compromiso para derogarla y sustituirla por una de reconciliación nacional»

P.- ¿Y entiende que la actual Ley de Memoria quiebra todo eso?

R.- La Ley de Memoria Democrática es de una gravedad tremenda y debe ser, desde luego, un compromiso por parte de los partidos que se definan como constitucionales el derogarla y sustituirla por una gran ley de reconciliación nacional. Y el PSOE cambia sus posiciones únicamente para mantenerse en el poder y va adaptándose. Va adaptando su estrategia y su proyecto político a las necesidades que vayan surgiendo para montar mayorías que le permiten continuar en el poder. Es una tragedia tremenda, porque no hay un proyecto ideológico, salvo conservar el poder.

P.- ¿Para mantener en el poder a Sánchez, quiere decir?

R.- El problema no es mantener en el poder a Sánchez. El problema es mantenerse en el poder. Si Sánchez desapareciera como secretario general los socialistas navarros no romperían con Bildu y perderían el Gobierno de Navarra. Los socialistas vascos no van a romper con el PNV, ni van a dejar de participar en el gobierno autonómico vasco. El PSOE ha optado por una senda en la cual las ambiciones de poder, no un proyecto político ni ideológico, han llevado a una serie de alianzas en las que los han convertido en cómplices de un proceso gravísimo de desconstitucionalización y de ruptura de la igualdad entre los españoles. Se abren las puertas a un proceso que no sabemos dónde puede terminar, sobre todo en el caso del País Vasco y Cataluña. Una ruptura del concepto de nación, el propio concepto de España, una ruptura de la unidad de España.

P.- ¿Se siente huérfano a la hora de pensar en votar?

R.- Como otras muchas personas, considero al PSOE actual como algo ajeno a esas ideas. Y lo digo además desde la legitimidad que te da que yo entré en política cuando la puerta giratoria era una comisaría de policía y perder mi condición de inspector de trabajo. Entonces no buscábamos más que el poder conseguir que en España surgiera una democracia similar a la que había en el conjunto de Europa. Nos normalizamos y nos igualamos con los derechos que tenían el resto de los ciudadanos europeos. Eso fue lo que hizo, por ejemplo, Suárez y Felipe González y Alfonso Guerra, que universalizaron el acceso a la educación, a la Sanidad, a las pensiones, que no existían en España y desde hacía más de 40 años existía ya en el conjunto de los países europeos.

«El PSOE está asentado en el poder puro, con quien sea y a costa de lo que sea»

P.- ¿Hay alguna posibilidad, desde el PSOE, de cambiar estas dinámicas actuales y volver a la socialdemocracia de Felipe González o Alfonso Guerra?

R.- No lo creo, porque lo que tenían que hacer personas como Emiliano García-Page, etc. es hablar ante todo el partido, pedir la palabra levantar, perder, incluso la votación, pero presentar una alternativa. Y eso no lo hacen. Hoy el PSOE está asentado el poder puro con quien sea y a costa de lo que sea. Y los socialistas navarros quieren la autonomía de Navarra en base a un pacto con Bildu. Ahora se habla de las elecciones vascas, pero oiga, yo soy diputado constituyente, viví las elecciones de 1977. En Cataluña los partidos constitucionalistas arrollaron, ganó el PSOE y los nacionalistas sacaron menos.

«¡Basta ya! Vamos a defender la Constitución. No más transferencias. Vamos a recuperar, sin complejos»

P.- ¿Por qué cree que hemos llegado a esta situación 40 años después?

R.- Porque se les ha permitido incumplir, infringir las leyes. Han incurrido en desacato, con respeto a las sentencias de los tribunales en materia lingüística, en materia educativa… y no les ha pasado nada, porque tanto el PSOE como el PP han pactado con los nacionalistas para poder gobernar. Hay que enseñar a los jóvenes que el nacionalismo fue el causante de todos los problemas de enfrentamientos que tuvo España en siglo XIX y sobre todo en el XX, acabaron con la Primera República, acabaron y traicionaron a la Segunda República, fueron desleales con la Transición. Hay que parar las concesiones a los nacionalistas/independentistas. ¡Basta ya! Vamos a defender la Constitución. No más transferencias. Habrá que ver si hay que recuperar competencias, sin complejos.

«La oposición que hay es muy flojita. Tiene que hacer los deberes y trabajar más»

P.- Desde Cataluña piden un referendum de autodeterminación. ¿Cree usted que lo conseguirán?

R.- No, claro que no lo pueden conseguir. Hay que decir claramente: «Oiga, no, nuestro compromiso es defender la Constitución y la unidad de España y no vamos a ceder más». Hay que hacer un discurso que acabe con esta falacia en la que estamos instalados. Son demócratas 300.000 ciudadanos que votan a Bildu, que asumen posiblemente muchos por desconociento, porque según alguna encuesta, un joven del País Vasco no sabe quién es Ortega Lara, ni Miguel Ángel Blanco… Y quedan estos 300.000 votantes de un partido que es un instrumento político de una organización criminal y terrorista como ETA, que según ellos es una banda armada. En cambio, se les niega la condición de demócratas a cuatro millones de españoles que votan a VOX, por poner un ejemplo, que es un partido de derecha conservadora y dura, pero un partido constitucionalista ajeno a cualquier situación de violencia. Ese discurso es el que tiene que romper la oposición. Yo creo que la oposición que hay es muy flojita, muy flojita. Tiene que hacer los deberes, trabajar más. Hay que estudiar los temas y mantener un discurso sobre dos o tres cuestiones. No entrar al trapo como las capeas.

P.- ¿Cree que Alberto Núñez Feijóo está equivocándose en su línea de oposición?

R.- Claro, yo le he votado. No me caen los anillos en decirlo. He votado a Feijóo porque ha sido un buen presidente y, sobre todo, ha sido una persona que no ha molestado a quienes no pensamos como él. No ha sido un gobierno muy sectario. Pero hay una serie de de errores que tienen que, evidentemente, subsanarlos para hacer oposición. Pero en cualquier caso, lo que reflejan esas palabras de Feijóo sobre los indultos o sobre la posibilidad de explorar acuerdos con los independentistas es lo que ha hecho la derecha española. Llegado el momento, ha buscado para poder gobernar el acuerdo con la derecha nacionalista catalana que representaba CiU o con el PNV.

«Discrepo de gran parte del programa de Vox, pero asumo que es un partido constitucional»

P.- Pedro Sánchez sigue con esas políticas de pactos que dice que no hará y después acaba haciendo. Pero después saca a colación el tema «que viene la derecha, con la ultraderecha» y logra frenar lo que parecía una mayoría de Gobierno PP-Vox. ¿Es usted de los que temía la llegada de la ultraderecha el pasado 23 de julio?

R.- No. Yo lo que temía es lo que está sucediendo, el proceso de desconstitucionalización de España, poner en peligro la unidad de España, acabar con la Transición política. Las elecciones no eran una confrontación entre izquierda y derecha, sino entre democracia y ruptura de la propia democracia. Por eso voté al PP. Esa estrategia a mí no me preocupa. Y en lo de Vox discrepo totalmente de gran parte de sus aspectos programáticos, pero asumo que es un partido de carácter constitucional y que tiene una visión clara de lo que representa el peligro del nacionalismo y un compromiso muy definido con los procesos de la unidad de España. Pero mucha gente picó en esa estrategia y después el PP hizo una última semana que Dios los perdone de por vida: voy de ganador, ni siquiera voy a los debates y ya no hay nada que hacer… Fue una cosa tremenda y, a pesar de todo, ganó el PP y ganó por diferencia y el PSOE no ganó las elecciones. Y lo que habían dicho antes de las elecciones, el lunes fue papel mojado. Y el señor Puigdemont subió a los altares, se convirtió en la gran esperanza blanca de este país. Y señor Otegi, como dijo el ministro de Transportes, es un demócrata y un progresista como pocos… ¡Esto es impresentable! Esta actitud nunca se mantuvo, ni siquiera se planteó. Es la situación a la que hemos llegado, por haber hecho una dejación continuada a lo largo de 40 años en materia de educación, en materia de lengua, en materia de pactos y de acuerdos por propios intereses, de poder y de gobierno.

Comisión de Venecia: «La gran mentira de Félix Bolaños queda desmontada»

P.- ¿Cómo ve la campaña electoral en Cataluña y lo que puede salir de las urnas, con PSC en primera posición, según las encuestas, pero sin mayoría suficiente para gobernar, y ERC y Junts enfrentados, pero necesarios para hacer mayoría en el Parlamento español?

R.- Lo primero que hay que hacer es centrar la campaña electoral y dirigirse a los catalanes. Hay que decirles, como punto de partida, que la amnistía es anticonstitucional. La amnistía es anticonstitucional porque así lo quisimos los diputados constituyentes, porque en la Constitución hubo dos enmiendas. Y la ponencia constitucional rechazó la incorporación de la amnistía a la Constitución, consiguientemente hay que desconstitucionalizar la amnistía. Y esto está escrito en las actas del Congreso. Por eso digo que la oposición no trabaja, ni estudia, ni lee. Porque de acuerdo con ello, la gran mentira de Félix Bolaños queda desmontada. ¡Parece mentira que un ministro de Justicia pueda mentir! Pero queda desmontada, porque la propia Comisión de Venecia dice que lo que había que hacer era incorporar la amnistía a la Constitución, llevar a cabo una reforma constitucional. Punto y final. La amnistía es anticonstitucional, porque se rechazó.

Francisco Vázquez. | Foto: Carmen Suárez

«Me ha dolido ver a María Jesús Montero amenazando a la oposición desde el banco azul del Gobierno»

P.- ¿Qué escena le ha dolido, de las últimas que ha visto en el Congreso de los Diputados?

R.- Duele ver a la vicepresidenta del Gobierno y ministra de Hacienda, sentada en el banco azul del Gobierno, levantando el dedo y amenazando a la oposición. Esto en cualquier democracia europea representaba la dimisión inmediata de un ministro que amenazara con utilizar los recursos que tiene que administrar y gestionar como ministro, para utilizarlos políticamente en contra de la oposición. Cuando se hace referencia a la pareja de la presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid, yo no estuve ni sé lo que haya podido pasar, pero sí denuncio con energía que la ministra de Hacienda dé unos datos que todavía no eran públicos y diga que lo ha publicado la prensa, cuando no lo había publicado. Esto indica que en España hay una serie de tics autoritarios preocupantes. Y no pasa nada. Nunca pasa nada, no hay ninguna responsabilidad y se van ocupando todos los resortes del propio Estado. Hay, además hay un clima de inseguridad jurídica muy grave.

«La división de poderes está en entredicho y muy amenazada»

P.- ¿Puede poner un ejemplo?

R.- Parafraseando a Churchill, cuando decía que «suena el timbre de mi casa a las 04.00 de la madrugada y estoy tranquilo, porque sé que es el lechero». Bueno, pues en España, a las 04.00 suena el timbre y es el Fiscal General del Estado, o igual es la Agencia Tributaria, o es el CIS falseando unas encuestas para intervenir como instrumento político del Gobierno en la formación de la opinión pública. Hoy la división de poderes -que siempre se nos imputaba a los socialistas que habíamos interferido políticamente en la independencia del Poder Judicial y se demostró que no era así-, pues hoy la división de poderes está en entredicho y muy amenazada.

P.- Le duele ver los ataques a las sedes socialistas y el «muñeco Sánchez» apaleado ?

R.- Hay que rechazar eso, evidentemente. Y es precisamente porque se está impulsando una política de enfrentamiento emocional entre las gentes. Gran parte de la culpa la tiene la memoria democrática, porque ha escarbado sobre un pasado que todavía, sobre todo en los pueblos pequeños, si tú rascas un poco, vuelve a emerger. Evidentemente, lo que fue la Guerra Civil, lo que fue la Dictadura, fueron tiempos muy duros para mucha gente. Para unos y otros. Eso exacerba a veces los malos recuerdos, las pasiones y después, hay un frente, un discurso que desde la confrontación ideológica se ha bajado a un discurso político como es el que se desarrolla en el Congreso de los Diputados. Cavernario, la verdad. La falta de respeto a las formas, a una dialéctica, que sirva de ejemplo y de modelo para la propia profesionalidad brilla totalmente por su ausencia. Es un Parlamento bastante bajo de nivel, comparado con lo que yo recuerdo. Había diputados que tenían una capacidad dialéctica y una cierta autoridad doctrinal y política reconocida y temida por sus adversarios. Todo eso ha desaparecido ahora.

P.- ¿Le preocupa la crispación que se ha instalado en el debate político en España?

R.- Hay un deseo de que la opinión pública se mueva por la pasión que hay. El discurso político es emocional. Se busca incentivar las emociones para crear la división, el enfrentamiento, el muro, la incapacidad de llegar a acuerdos o diálogos en materia de Estado.

Sánchez, líder de la Internacional Socialista: «Eso refleja la decadencia de la socialdemocracia»

P.- En la época de González-Aznar tampoco había grandes pactos de Estado…

R.- Pero ¿qué imagen dará España con un presidente que no consulta siquiera su propio Gobierno? No digo ya a la oposición, al Parlamento. Toma decisiones clave en política exterior sin el consenso que requiere siempre la acción exterior de un Estado, como fue el reconocimiento de la soberanía de Marruecos sobre el Sahara, o ahora esta equidistancia entre un Gobierno democrático, que es Israel, y una organización terrorista que es Hamas. Los cambios en política de Defensa o Exteriores son fruto de un acuerdo entre todos los partidos en defensa de los intereses superiores del país. Esta es una España muy distinta. Esta ausencia, ese vacío ideológico de proyecto político que representa la izquierda y el centro-izquierda, identificado con la socialdemocracia, con la Transición y con la Constitución, debe allanarse porque está vacío. Hoy está en otro plano.

P.- Sin embargo, Pedro Sánchez es el líder de la Internacional Socialista, no solo secretario general del PSOE…

R.- Eso refleja la decadencia que tiene la socialdemocracia en Europa, una decadencia total y absoluta desde la caída del muro, aunque se ha perdido la estrategia. Hasta que se eligió al canciller alemán Scholz, el único que era primer ministro era el español, Pedro Sánchez. No había presencia de ningún presidente socialista. Hay un problema muy grave de liderazgo, grave de verdad. Si yo le hablo a usted de los liderazgos de mi generación, pues puede parecer que remo a favor de corriente… Podemos hablar de generaciones anteriores, de Churchill, de Mitterrand, etc. Desde que desapareció Merkel, no hay un dirigente europeo que marque una línea de debate. Lo de Macron es de pura risa… Por los años que viví en Italia, siempre sigo con mucha atención todo lo que allí ocurre. La presidenta de Italia, Georgia Meloni, a la que imputan ser de extrema derecha, está llevando a cabo todo lo contrario: una política integradora y está proyectando una presencia de Italia en escenarios como África, etc., que le está dando un relieve internacional. Es una política a observar y a seguir.

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