La realidad de la violencia vicaria: las mujeres matan a sus hijos tanto como los hombres
El Gobierno sólo registra los asesinatos de menores a manos de sus padres e ignora los cometidos por mujeres
En España se han cometido 18 filicidios en lo que va de año, pero no hay rastro oficial porque el Gobierno sólo contabiliza siete. Once niños no han sido asesinados para la Delegación contra la Violencia de Género, que sólo contempla los filicidios cuando es el padre quien asesina a un hijo. Sin embargo, la realidad de la llamada «violencia vicaria» es mucho más compleja.
Este es un concepto inventado por la psicóloga argentina Sonia Vaccaro y asumido acríticamente por el Ministerio de Igualdad durante el mandato de Irene Montero. Los expertos no lo comparten por ser unidireccional (del padre a la madre), acientífico (reduce todos los casos a una única causa) y porque quita el foco de la verdadera víctima, el niño, para ponerlo sobre la mujer. Las madres, sin embargo, han perpetrado al menos siete de los filicidios cometidos en España en lo que va de año, según el recuento de la especialista Ana Sharife. Y otros cuatro casos están aún por esclarecer.
El último filicidio de una madre se dio en Valencia de Don Juan (León) el 28 de mayo, día en el que una mujer joven de 18 años fue detenida después de que la Policía encontrara a su bebé muerto en el interior de un armario. Este habría nacido el día anterior, pero la joven trató de desprenderse de él: acudió a un centro sanitario debido a que sufría una fuerte hemorragia y el médico que la atendió la vinculó con un parto, que la joven negó, por lo que él avisó a los agentes. La muchacha ya ha ingresado en prisión, pero el bebé asesinado no figura en la estadística oficial de Igualdad.
Del mismo modo, hay más casos que no figuran en el relato oficial. Entre ellos, el de la madre que asfixió a su bebé de ocho meses en Zaragoza el pasado 25 de febrero o el de la mujer que degolló tras nacer a su hijo en Gandía (Valencia). Los padres de la joven de 22 años no estaban al tanto del embarazo, y se encontraron el cuerpo sin vida del neonato dentro de una bolsa de basura.
Todos estos episodios han sido recopilados por la periodista Ana Sharife, que ha tenido que hacer la labor que no hacen las administraciones, recorriendo periódicos de tirada nacional y local en busca de filicidios. Por su experiencia de años investigando estos casos, Sharife sostiene que «al menos en un 70%» de los filicidios la madre es la asesina. También alerta de cómo «las cifras se disparan en los últimos años», lo que evidencia un mal diagnóstico de este tipo de violencia.
El filicidio materno
La criminóloga Beatriz de Vicente recuerda, en este sentido, que «aunque en los últimos tiempos estamos igualados, históricamente el filicidio es cometido más por la madre que por el padre. Todas las investigaciones apuntan a ello». La experta se remite al Informe sobre el homicidio publicado por el Ministerio del Interior en 2018, que resalta (páginas 46-47) que «las mujeres matan mucho más que los hombres en el ámbito del hogar, a miembros de la familia. De hecho, la mayoría de víctimas (86,7%) de edad inferior a 18 años fueron asesinadas por mujeres».
De Vicente complementa estos datos puntualizando que «las mujeres copan prácticamente la totalidad de los neonaticidios (asesinatos del bebé en las 24 horas posteriores al parto), pero a partir de los dos años es más probable que el victimario sea el padre». Uno de los motivos es que «el bebé es un ser dependiente de la madre, sin ella no vive, y a quien más puede molestar es a ella».
«La violencia vicaria no tiene sexo: es matar a alguien querido por la otra parte con la única intención de herirla; es utilizar a una víctima instrumental, y una víctima instrumental puede ser también una abuela, una madre o una mascota», zanja Beatriz de Vicente, que aboga por emplear el término «filicidio por venganza».
La experta en violencia de género Elena del Pilar Ramallo, por otro lado, diferencia entre violencia por extensión, que «se produce por parte de cualquiera de los progenitores y es un maltrato específico cuyo instrumento de tormento y daño son los hijos», y violencia vicaria, que sería «la instrumentalización y maltrato sobre los hijos como un daño a sumar sobre la violencia global que ya está siendo ejercida sobre las madres». Es decir, esta última se entendería como una violencia derivada de la otra. La investigadora feminista defiende la tesis de que no siempre la violencia vicaria se puede estudiar dentro del contexto de la violencia de género.
Una lacra que crece
En total, 18 menores han perdido la vida a manos de sus progenitores por violencia intrafamiliar en lo que va de año, una cifra alarmantemente elevada y que no recibe la atención que, por ejemplo, sí se destina a la llamada violencia de género, a pesar de que cuantitativamente es menor: doce mujeres han sido asesinadas en 2024 por sus parejas o exparejas, la mitad de ellas de origen extranjero.
A este ritmo, las cifras de filicidios de 2024 duplicarán las registradas en años anteriores. Echando la vista a atrás, en 2019 hubo 22 (aunque el relato oficial solo reconoció cuatro); en 2021, un total de 17 menores fallecidos (el Gobierno solo contabilizó siete). Por tanto, los 53 casos de violencia reportados desde 2013 distan mucho de reflejar la verdadera magnitud del problema. La cifra real podría superar los 200 casos. Pero el relato, en esta desdichada realidad, se ha impuesto al dato.
«A las Administraciones y a los políticos no les interesa abordar con seriedad este tema, ni los asesinatos machistas de las mujeres. Hay medidas y personas que sabemos lo que hay que hacer, pero no quieren oírnos. Es un problema de desinterés y falta de voluntad», zanja Elena del Pilar Ramallo, que critica que se dilapida dinero en problemas que luego crecen por la falta de un buen diagnóstico.