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División en los Mossos ante el posible regreso de Trapero: «Será un político, no un policía»

El ‘mayor’ levanta pasiones y recelos en la policía. «Sabe lo que hay y podría restaurar el prestigio en el cuerpo», señalan

División en los Mossos ante el posible regreso de Trapero: «Será un político, no un policía»

Josep Lluís Trapero, mayor de los Mossos. | EP

El regreso del mayor de los Mossos d’Esquadra Josep Lluís Trapero a la cúpula policial catalana es algo que en la policía autonómica muchos dan ya por hecho. Aunque su nombramiento todavía esta por confirmarse, de ser así el recién nombrado presidente de la Generalitat de Cataluña, Salvador Illa, cumpliría su promesa electoral. En mayo, el candidato del PSC aseguró que designaría a la alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet, Núria Parlon, como consejera de Interior, un compromiso que ya ha cumplido; y a Josep Lluís Trapero, como director general de la policía catalana. Por lo que en los Mossos, según las fuentes consultadas, esperan que el ascenso de Trapero se haga efectivo en los próximos días.

Este cambio en la dirección de la policía catalana, en manos de Pere Ferrer desde octubre de 2019, llega en un momento especialmente crítico para los Mossos, tras la detención fallida del expresident Carles Puigdemont el pasado jueves. El líder separatista, con una orden de detención nacional vigente, apareció y desapareció ante la mirada de cámaras, personas y cientos agentes que integraban el dispositivo policial para detenerlo en el centro de Barcelona. Se fugó por segunda vez, sin ser en ningún momento identificado ni arrestado. Tras un cúmulo de errores, admitidos por los propios responsables policiales, y tres agentes detenidos que ayudaron a Puigdemont, los Mossos d’Esquadra se enfrentan a una de las mayores crisis de descrédito de su historia.

La sensación que recorre el sentir de la mayoría de agentes es de «verguenza y ridículo», declaran, ante el fiasco del operativo, que estuvo compuesto por 400 agentes y derivó en una operación Jaula que puso patas arriba la capital catalana, sin conseguir ningún resultado positivo y pese a que la policía conocía el día en que Puigdemont regresaba a España. Ante este escenario y las posteriores aclaraciones de la cúpula policial, sindicatos como Unió Sindical de la Policia Autonòmica de Catalunya (Uspac), exigieron la dimisión del anterior conseller de Interior, Joan Ignasi Elena, de Pere Ferrer, del actual jefe de los Mossos, el mayor Eduard Sallent, y de toda la Prefactura.

«Será un político»

Desde la organización mayoritaria reclamaron que los responsables no «podían irse porque hubiese un cambio de gobierno». «Debía haber un cese inmediato» al haber permitido que se produjese una segunda fuga del expresident. En los sindicatos de los Mossos, sin embargo, saben que esto no ocurrirá y, con la vista puesta en el recién nombrado Govern, dan por hecho que se producirán nuevos nombramientos, entre ellos, el de Josep Lluís Trapero como director general. Desde Uspac, fuentes consultadas insisten en que «no será un policía, sino un cargo político» y advierten que, como en el pasado, «no les temblará el puso para denunciar cualquier tipo de irregularidad que se produzca». «Ya pedimos su dimisión hace años», recuerdan. 

Cabe recordar que el cargo que presumiblemente asumirá Trapero no será el que ya ostentó durante dos etapas pasadas, en 2017, y entre 2020 y 2021, como jefe de los Mossos. Se trata del máximo cargo en el cuerpo. «Una responsabilidad totalmente política y nada operativa», explican fuentes policiales. De hecho, será la primera vez que un mosso ostenta ese puesto. Las mismas fuentes recuerdan, por otro lado, la ambigüedad que existió en la policía catalana a la hora de intervenir en el 1-O, cuando el mayor estaba al frente: agentes investigados por no actuar en los colegios electorales, descrédito institucional y el propio Trapero llevado a juicio por rebelión. Aunque finalmente fue absuelto por la Audiencia Nacional.  

«Conoce lo que hay dentro»

«Lo que necesitamos es tener plena autonomía, sin que los políticos puedan interferir, como ha ocurrido hasta ahora. Esto es un sainete y los agentes no aguantan más», denuncian desde la policía catalana. Distinto, en cambio, es el punto de vista que arrojan desde el Sindicato Autónomo de Policía (SAP) y el Sindicato Mossos d’Esquadra (SME), ambos con gran representación entre los agentes. Estas organizaciones ven en el regreso de Josep Lluís Trapero una oportunidad para «regenerar» el cuerpo y «devolverle el prestigio que ha perdido en los últimos años». 

Sobre su polémico pasado en el cuerpo, admiten que «conoce a la perfección cómo funciona» y su perfil supone un gran salto cualitativo frente a los responsables que le han sustituido en los últimos años. «El nivel de los responsables es muy majo e internamente todavía más», afirman desde SAP y SME. En este sentido, recuerdan su gestión de la actuación policial por los atentados de Barcelona y Cambrils de 2017, situación que le puso en el foco mediático por sus comparecencias públicas explicando las investigaciones y dispositivos policiales. 

Un grupo de mossos

El primer desafío de los nuevos responsables será poner coto al grupo de agentes que llevan años favoreciendo desde dentro del cuerpo al expresident y que el pasado jueves, con su última intervención, puso en entredicho el prestigio de los Mossos d’Esquadra. Al menos tres agentes, todos ellos detenidos, ayudaron al líder nacionalista a perpetrar su segunda huida. La policía catalana ha iniciado una investigación interna para depurar responsabilidades y ha puesto el foco en la posibilidad de que más agentes pudiesen haber ayudado al expresident a huir de Cataluña. 

Los investigadores creen que no solo hubo cómplices materiales, sino también topos que desde dentro del cuerpo podrían haber facilitado información al equipo del expresident para trazar una ruta de fuga segura, logrando pasar desapercibidos —tal como ocurrió— ante el ingente dispositivo policial que había previsto en el Arco del Triunfo de Barcelona y en el Parlament de Cataluña.  El expresident entró caminando por la calle Trafalgar, llegó al escenario, dio un mitin de cinco minutos y después huyó con la ayuda de sus colaboradores en un Honda blanco. Unas diez horas después, ya de noche y pese a todo el dispositivo de búsqueda, salió de la comunidad autónoma en otro coche por la frontera de La Junquera.

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