Un estudio asegura que las feministas tienen más dificultades para encontrar pareja
Una de cada tres universitarias heterosexuales permanecerá soltera si busca un hombre con convicciones similares
Las mujeres feministas tienen más probabilidades de terminar solteras. También las que gozan de un nivel educativo alto. Así lo asegura la socióloga Maike van Damme en Desajustes en la búsqueda de pareja: educación y valores de género en el mercado matrimonial español. Según este estudio, el déficit masculino para las primeras es del 34%, así como del 25% para las que aspiran a un hombre con un nivel educativo similar, en el caso de las segundas.
Esto significa que no habría hombres disponibles para estas mujeres, por lógica de los números, por lo que se verían abocadas a la soltería o a la hipogamia, que consiste en el emparejamiento con varones de un estatus educativo menor.
Los porcentajes se obtienen, según explica la autora, «suponiendo que entre la población haya el mismo número de hombres y mujeres, de los cuales una proporción igual prefiere una pareja del sexo opuesto, que ambas poblaciones en su totalidad estuvieran disponibles como pareja para el otro sexo (y que no se buscara fuera del grupo de edad de 25 a 34 años), y que todos los hombres y mujeres quisieran emparejarse de forma asortativa». Además, el estudio también se fundamenta en datos de la última Encuesta de Fecundidad, que es de 2018.
En definitiva, una de cada tres universitarias heterosexuales permanecen solteras si dan prioridad a sus ideas en este campo a la hora de encontrar pareja; una de cada cuatro si aspiran a un hombre de igual o superior educación. Sin embargo, la autora intuye que los porcentajes podrían ser incluso superiores, y por eso pide «nuevos datos sobre solteros, familias, sus recursos y sus valores» que podrían arrojar luz sobre esta cuestión. En definitiva, una nueva Encuesta de fecundidad.
Con respecto a la primera variable, la de las mujeres feministas que terminan solteras, el sociólogo Rubén Tamboleo considera que son «un producto de un nuevo sistema de valores que fomenta la división y presenta la soledad como algo bueno a la vez que señala los sacrificios de compartir la vida y no los beneficios que ello implica: apoyo, construcción, cariño, entendimiento, etc.».
Estas, abunda el sociólogo, sentirán una gran frustración, por cuanto «el ser humano está hecho para vivir en sociedad, sea esta la que sea», y alerta de que «el prototipo de persona sola tiene mayor tendencia al consumo de ansiolíticos».
Con respecto a la segunda variable, el de las mujeres hipercualificadas que no encuentran pareja, desde el espectro feminista se señala que hay parte de los hombres que «huyen de las mujeres inteligentes que exigen compromiso».
Más solteros
Sea como fuere, lo cierto es que en las últimas décadas se han producido cambios muy significativos en el mercado de parejas, fruto de la revolución sexual, siendo los principales la proliferación de solteros involuntarios (los tildados de incels), una feroz competencia femenina y bolsas de soledad que afectan a ambos sexos.
La liberalización de las costumbres sexuales, tal y como advirtió Michel Houellebecq en Ampliación del campo de batalla (1994), ha supuesto que «algunos tienen una vida erótica variada y excitante; otros se ven reducidos a la soledad».
El psiquiatra Pablo Malo expone cómo «varios artículos recientemente han analizado el mercado de parejas como una economía y observan que no es igualitario»: «La mayoría de mujeres considera a la mayoría de hombres no atractivos y no merecedores de una relación, mientras lo contrario no ocurre».
Por eso, aunque Maike van Damme ha centrado su atención en «las mujeres igualitarias con estudios superiores de 12 puntos porcentuales», lo cierto es que el estudio también arroja otro dato llamativo: «El 42% de todos los hombres con educación baja y valores tradicionales no encontrará una pareja femenina con la misma educación y valores de género». O directamente no la encontrará.