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La trampa de ser policía en Moncloa: «Faltan cada vez más agentes y no nos dan días libres»

Agentes destinados en el complejo denuncian la merma de sus condiciones laborales y culpan a los jefes por su gestión

La trampa de ser policía en Moncloa: «Faltan cada vez más agentes y no nos dan días libres»

Un furgón policial, en la entrada de La Moncloa, en una imagen de archivo. | EP

La Comisaría Especial de Presidencia del Gobierno ha dejado de ser un destino atractivo para los policías nacionales. Este departamento, encargado de la seguridad del complejo de la Moncloa y de las autoridades que trabajan y viven en la misma, entre ellos, el líder del Ejecutivo, lleva años poniendo en jaque las condiciones laborales de los agentes, según denuncian a THE OBJECTIVE fuentes policiales. La falta sistemática de efectivos ha provocado que los funcionarios no puedan disfrutar desde hace años de los días de libranza que les corresponden. Tampoco de los turnos y vacaciones que, en cambio, sí tiene el resto del cuerpo por norma. Y todo ello mientras ven como la opción de optar a otros puestos se ve truncada por la obligatoriedad de permanecer tres años en Moncloa, que, en muchos casos, acaban siendo cuatro, denuncian.

«Venir aquí es una trampa», coinciden las fuentes consultadas. A la obligación de permanencia en la Comisaría de Presidencia, dictada por una orden del Ministerio del Interior en 1989, se suma el hecho de que la mayoría de policías ve imposible la promoción dentro de la unidad, es decir, hacer carrera profesional en la misma. «En el curso te venden la falta promesa de ir a grupos especializados dentro del complejo o de ser escolta de las autoridades, cuando en realidad acabas destinado en los controles de acceso durante tres años o más, dependiendo de cuando llegas, y puedes optar al concurso de méritos en marzo. Después, se postulas para otros puestos en la unidad, pero todos se reparten antes por los jefes, que llevan décadas sin salir de allí», critican. 

La denuncia del CEP

La denuncia de estas condiciones no es nueva. En octubre de 2022, la Confederación Española de Policías (CEP) se reunió con la jefatura de la Comisaría Especial para tratar los citados problemas. El sindicato puso de manifiesto la escasez de efectivos, los inconvenientes para conciliar la vida familiar de los agentes y la denegación continua de días libres a los funcionarios entre semana «por las necesidades del servicio y sus características especiales». Dos años después, el escenario sigue siendo igual o peor. Conscientes de las características que conlleva el destino, cada vez son menos agentes los que piden el destino de La Moncloa. 

En la última convocatoria, refieren las mismas fuentes, solo se han presentado 51 policías de la escala básica para cubrir las 32 plazas disponibles. «Obviamente, no se van a completar todas. En la fase de entrevista solo han acudido 25 funcionarios… Y hay que tener en cuenta que las plazas ofertadas son para todos los rangos, no solo para los agentes… Tendremos de nuevo escasez de personal y eso nos impedirá disfrutar de las vacaciones, así como de días de asuntos particulares. Ahora, los jefes nos prohíben disfrutarlos entre lunes y viernes por la alta demanda de trabajo que existe», señala un agente. 

La mayoría de policías destinados en la Comisaría de Presidencia del Gobierno vienen de otras comunidades autónomas, pero, denuncian, «tener una conciliación para poder ver a la familia es algo imposible con estos horarios». Cabe destacar que, desde la pandemia, la mayoría de policías tienen un turno 6×6, es decir, trabajan seis días y libran otros tantos casi de forma seguida. Los afectados presentaron a finales del julio distintas quejas ante la superioridad, pero, advierten, todavía no ha habido ninguna respuesta. «La desmotivación es generalizada y a nivel interno ya no resulta nada atractivo pedir este destino. Nos sentimos abandonados. Todo es consecuencia de la mala gestión interna que existe. Los mandos llevan aquí muchos años y hay una dejadez absoluta»

La garita y el ‘centollazo’ en Moncloa

Prueba de ello, prosiguen estas fuentes, es el estado en el que se encuentra la garita en la que los funcionarios realizan labores de vigilancia, a la entrada del complejo de Presidencia, tal como puede advertirse en la imagen en la parte superior del texto. «Hace unos años se hundió el suelo de la instalación y los responsables decidieron taparlo con una especie de tarima. Es una chapuza, no quisieron arreglarlo de verdad y resulta muy peligroso», revelan. Hasta septiembre, los agentes solo trabajaban en este puesto durante el turno de noche. Sin embargo, desde el incidente con el joven que lanzó dos crustáceos a un aparcamiento de Moncloa, los policías deben permanecer allí las 24 horas del día, por orden de sus superiores, para identificar a todas las personas que desean acceder al interior. 

Según ha revelado THE OBJECTIVE, el Departamento de Seguridad ha dado la orden de reforzar la seguridad del perímetro sine die, especialmente en la zona de entrada al complejo, la más próxima a la rotonda. Con la designación del nuevo puesto, los policías deben «prevenir, disuadir e intervenir ante cualquier amenaza para la seguridad del complejo que pueda llegar desde el exterior». Esta disposición ha generado aún más enfado entre los agentes destinados en los controles de seguridad, habida cuenta del déficit de efectivos que padece esta unidad de la Policía Nacional.

«La responsabilidad es para nosotros»

Según denuncian, esta situación implica que todo el trabajo que deben hacer a partir de ahora en la garita exterior lo lleve a cabo un único agente en cada turno, «cuando la normativa interna dice que debe haber al menos dos efectivos» en estos casos. «Nos piden identificar a todo el mundo que no conozcamos. En el complejo hay al menos 800 trabajadores, es imposible conocer a todo el mundo que entra, hay mucha afluencia de gente, sobre todo por la mañana. Es imposible realizar ese trabajo. Pero así, si pasa cualquier cosa, la responsabilidad es solo para el policía que está en la puerta y que debe vigilar», critican distintos agentes en conversación con este periódico.

Fuentes policiales cuestionan la legalidad de este escrito que, destacan, «no ha firmado nadie, pero hay que cumplir a rajatabla». En el artículo 16, relativo a la identificación de personas, la Ley de Seguridad Ciudadana señala que las fuerzas de seguridad pueden requerir la identificación de las personas en dos supuestos: «Cuando existan indicios de que han podido participar en la comisión de una infracción» y «cuando, en atención a las circunstancias concurrentes, se considere razonablemente necesario que acrediten su identidad para prevenir la comisión de un delito». 

Por lo que, critican estas mismas fuentes, «no se puede identificar a cualquier persona que está alrededor o que quiera acceder al complejo y tenga tarjeta de acceso». «La orden es un arma de doble filo porque si después de la identificación previa pasa algo en el control policial, un error o le consta una denuncia, la responsabilidad recae sobre el policía, y todo ello teniendo en cuenta que solo hay un único funcionario realizando esa función». 

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