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Savater: «Si tachas las cosas sin discutirlas, la idea de debate intelectual desaparece»

La fundación Cajamurcia celebra una serie de charlas con el fin de explorar la cultura de la cancelación

Savater: «Si tachas las cosas sin discutirlas, la idea de debate intelectual desaparece»

Fernando Savater (i), Maria José Solano y Luis Alberto de Cuenca (d) durante su diálogo sobre la cultura de la cancelación. | Fundación Cajamurcia (RRSS)

Este lunes, el centro cultural Las Claras de Murcia ha acogido la primera edición de Diálogos en Las Claras, una serie de charlas protagonizadas por algunas de las figuras que mejor han sabido aguantar las embestidas de la conocida como cultura de la cancelación. Esta expresión, cada vez más habitual en nuestro día a día, hace referencia a la práctica colectiva promovida en las redes sociales en la que se lincha públicamente a todo aquel que sale del pensamiento hegemónico o comete algún acto que sea visto como «indigno» o «políticamente incorrecto» por parte de ciertos sectores del espectro político.

Tras unas palabras del presidente de la Fundación Cajamurcia, Carlos Egea, María José Solano dio comienzo a la jornada dando paso a la intervención de los periodistas y escritores Juan Soto Ivars y Rebeca Argudo, quienes ofrecieron una visión ácida y mordaz sobre los movimientos sociales contemporáneos y su impacto en la esfera pública. La segunda parte del evento contó con Fernando Savater y Luis Alberto de Cuenca, quienes, desde su experiencia como filósofo y poeta, respectivamente, exploraron cuestiones como la censura, la libertad de expresión y la necesidad de preservar el debate intelectual frente a la polarización ideológica.

Tras haber recordado junto a María José Solano su polémica expulsión del diario El País, Savater ha comenzado a mostrar su visión sobre la cultura de la cancelación, afirmando que es un fenómeno que ha sido importado desde las universidades norteamericanas, donde lleva ya varios años causando estragos. Por su parte, De Cuenca ha lamentado la quema de volúmenes de Lucky Luke o de Tintín que llegó a tener lugar en universidades canadienses por considerar su tratamiento de ciertas minorías como racista. «Hay un grupo que no es que quiera discutir ciertas ideas, es que quiere que no existan esas ideas», reflexionaba Savater. «No es que se vaya contra la libertad de expresión o de pensamiento, es que se va contra la cordura, porque la cordura es tomar en cuenta aquellas opiniones que son como los ‘mojones’ o los límites que rodean nuestras razones».

Al hilo de estas nociones, el debate acabó aterrizando sobre el polémico problema de la autopercepción del género. Sobre esta cuestión, ambos ponentes dejaron clara su postura frente a las ideas posmodernas que pretenden imponerse desde ciertas minorías. Savater ha declarado que «defender el sexo de forma optativa es como defender la altura de forma optativa», alegando así que, siguiendo la lógica propia del movimiento trans, uno puede decir «que mide 1,92 metros» aunque en realidad no sea así, y que nadie tiene derecho a negarlo porque entonces se convertiría en un «fascista» o un «intolerante» por negar su verdad.

Para Luis Alberto de Cuenca, la raíz del problema está clara: «El debate intelectual en un determinado momento en Europa se hizo tan intenso que se olvidó algo que era sacrosanto en nuestra historia, que es el principio del humanismo». El poeta y filólogo sostiene que una educación sólida en los valores humanísticos habría prevenido buena parte del problema, pues considera que el sistema educativo actual, excesivamente conceptualizado, no proporciona a los jóvenes las herramientas necesarias para defenderse de las ideas identitarias que promueve la ideología woke. Por su parte, Savater sentenciaba: «Si las cosas hay que tacharlas sin haberlas discutido, la idea de debate intelectual desaparece».

Durante la conversación anterior, más irónica y jocosa, Juan Soto Ivars y Rebeca Argudo han criticado entre chistes a cierto sector de la prensa que, según consideran, se pone al servicio del poder. «Estamos viviendo una cosa muy divertida en los últimos años, que es que ha aparecido un movimiento de periodistas heroicos que se dedican a defender la verdad del débil —es decir, de Pedro Sánchez— contra las presiones de la mala gente, del fango, del bulo, la fachosfera», comentaba con sorna. «Queríamos honrar el trabajo de nuestros compañeros de ‘la sincronizada’, porque es muy complicado. Si nosotros dos nos pusiéramos a bailar aquí delante estaríamos superdesincronizados».

Recordando el tratamiento que ofreció este sector de la prensa en relación con temas como, por ejemplo, la ley de amnistía antes y después de las pasadas elecciones generales del 23-J, Argudo habla del «síndrome del estornino», ilustrando así los bruscos y coordinados cambios de rumbo que se aprecian en el discurso de ciertos profesionales de la información. «Si quieres saber lo que está pasando de verdad, sin bulos, sin fango, tienes que poner TVE y ver a Silvia Intxaurrondo», continuaba ironizando Ivars.

En última instancia, ambos profesionales han acabado coincidiendo en la mejor manera para evitar ser objeto de una campaña de cancelación: «Lo único que se puede hacer frente a la cultura de la cancelación», reflexionaba el murciano, «es ser libre y jacandaroso», alegando que hacer como que el fenómeno no existe es la única manera de inmunizarse ante la muchedumbre enfurecida que puebla las redes sociales en busca de discursos que censurar.

La segunda jornada de los Diálogos de Las Claras dará comienzo este martes a las 18.30, con una charla protagonizada por el pintor Augusto Ferrer-Dalmau y el periodista Jesús García Calero, seguida de otra en la que participarán el músico David Summers y el periodista Jesús Úbeda.

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