40 años del atentado de El Descanso, la primera masacre terrorista en España
La autoría de la explosión fue reclamada por organizaciones distintas: la libanesa Yihad Islámica y la palestina Waad

El restaurante El Descanso después del atentado. | Centro Memorial de Víctimas del Terrorismo
El 24 de agosto de 1971, una bomba explotó en un Boeing 707 de la aerolínea jordana Alia en el aeropuerto de Barajas. Se produjo un incendio, pero el avión estaba vacío, por lo que no hubo víctimas. Aquel atentado inauguró la historia del terrorismo internacional en España. Desde entonces, al igual que el resto de Europa occidental, nuestro país fue utilizado como escenario de las acciones de organizaciones originarias de Oriente Medio.
Había grupos nacionalistas laicos, como los palestinos Septiembre Negro y Fatah-Consejo Revolucionario o el Ejército Secreto Armenio para la Liberación de Armenia, pero también islamistas radicales como la libanesa Yihad Islámica, de corte chií. Su actuación en el Viejo Continente buscaba dar publicidad a su causa, perjudicar a estados como Israel y Turquía, presionar a otros gobiernos y deshacerse de adversarios y disidentes.
En enero de 1973 el terrorismo internacional cometió el primero de una larga lista de asesinatos en suelo español: un pistolero de Septiembre Negro acabó a tiros con la vida de Baruch Cohen en Madrid. Se trataba de un agente del servicio secreto israelí, el Mosad.
Como aquellos crímenes coincidieron con la etapa de mayor actividad violenta de ETA y como la absoluta mayoría de las víctimas eran extranjeras, apenas tuvieron resonancia pública. Pero en 1985 se produjo un salto cuantitativo y cualitativo.

A las 22:30 horas de la noche del 12 de abril de ese año una bomba estalló dentro del restaurante El Descanso (Madrid), situado en el kilómetro 14,2 de la carretera Nacional II Madrid-Barcelona. Los TEDAX de la Policía Nacional dedujeron que se trataba de un artefacto con unos seis kilogramos de explosivo, activado por un sistema eléctrico con retardo. Lo suficiente como para hacer que el techo del local se derrumbase, provocando una matanza.
Testimonios de los supervivientes
Gracias a las declaraciones de los supervivientes que aparecen en el sumario, podemos reconstruir lo que ocurrió dentro del restaurante. Una cliente contó que había visto «un enorme resplandor de color azul, sin poder precisar origen, simultáneo con una fuerte explosión que se produjo, de forma muy seca, precedida de una vibración».
Otro «observó una fuerte vibración, produciendo sensación de descarga eléctrica, así como un estruendo sordo que provenía de la zona de la cafetería del restaurante, para acto seguido comprobar como el techo del comedor se vino abajo en su totalidad, quedando el edificio, más concretamente la zona donde estaban, a cielo abierto». Uno de los camareros «oyó una fuerte explosión, notando que acto seguido se desprendían cascotes del techo; produciéndose rotura de cristales, quedando todo en completa oscuridad, al mismo tiempo que oía gemidos de las personas que allí se encontraban».
El dueño del establecimiento, «cuando se encontraba mirando a los servicios situados al otro extremo de la barra, sintió un temblor seguido de una luminosidad intensa procedente de la zona de los servicios, seguido de un fuerte ruido». El sumario detalla: «a consecuencia de la onda expansiva que se produjo, fue despedido unos dos metros cayendo al suelo y sobre él cayeron gran cantidad de cascotes que lo sepultaron totalmente».
Objetivo: clientes estadounidenses
La primera patrulla de la Policía Nacional en responder a la llamada de emergencia manifestó que, una vez en el lugar de los hechos, «se pudo comprobar que el citado restaurante se encontraba totalmente destruido». Agentes, bomberos y ciudadanos anónimos procedieron a rescatar a los heridos de entre los escombros. Luego sacaron los cadáveres. El balance final del atentado fue de 18 víctimas mortales y un centenar de heridos.

«En general, la marcha del negocio era inmejorable, contando con numerosa clientela, siendo gran parte de ella ciudadanos norteamericanos de la Base Aérea de Torrejón de Ardoz (Madrid)», declaró la dueña del restaurante a la Policía. Los militares de Estados Unidos solían cenar a una hora más temprana que aquella en la que se había producido la explosión, razón por la que no hubo víctimas mortales de dicha nacionalidad. Sin embargo, desde un principio se sospechó que eran el verdadero objetivo de la bomba.
La autoría de la peor masacre terrorista en nuestra historia reciente (hasta el atentado de ETA en Hipercor) fue reclamada por dos organizaciones distintas: la libanesa Yihad Islámica y la palestina Waad (La Promesa). El investigador Luis de la Corte, que acaba de publicar el libro Un extraño atentado. La matanza del restaurante El Descanso y el terrorismo internacional, donde analiza todas las fuentes disponibles, considera que esta última es la opción más probable. En su reivindicación, Waad incluyó un azucarillo de El Descanso.
Un caso sin resolver
No hubo detenciones y la investigación policial acabó en un callejón sin salida. El sumario se archivó en marzo de 1987 por falta de autor conocido. Debido a la identificación de un posible sospechoso, la Audiencia Nacional reabrió el caso en 2005, pero tampoco tuvo resultado positivo. Volvió a cerrarse. Se trata de uno de los centenares de casos sin resolver en la historia del terrorismo en España.

Cuando se cumple el cuarenta aniversario de la tragedia, una exposición en el Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo (Vitoria-Gasteiz) reconstruye las piezas de aquel sangriento episodio e intenta rescatar la memoria de las víctimas y sus familias, las grandes olvidadas del atentado de El Descanso.
