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El Gobierno, a ciegas en el apagón: se quedó sin sistema de alertas móviles al caerse las antenas

Preocupación en Protección Civil por la debilidad que ha mostrado el sistema tras quedarse sin cobertura

El Gobierno, a ciegas en el apagón: se quedó sin sistema de alertas móviles al caerse las antenas

Envío de un ES Alert a móviles. | A. Martínez Vélez (Europa Press)

Los mensajes que los centros de coordinación de emergencias puede enviar a los teléfonos móviles para comunicar una crisis en curso brillaron por su ausencia durante el gran apagón. El Gobierno fio toda su capacidad de comunicación con los ciudadanos a las emisoras de radio que tenían generadores de emergencia, y no recurrió al sistema ES Alert, polémico por su uso tardío en la Comunidad Valenciana el día de la dana. Pero lo cierto es que, de haberlo usado, habría tenido serios problemas para su operatividad. La mayoría de las antenas de telefonía, esenciales para trasmitir esos mensajes de alerta, quedaron inutilizadas sin electricidad y las que funcionaron sufrieron una saturación que las dejó prácticamente inservibles. En Protección Civil se analiza ahora esta vulnerabilidad, que hubiera provocado serios problemas en caso de que el Gobierno tuviese que alertar a la población de un peligro inminente derivado de las consecuencias del apagón. Su uso ante un suceso así no se ha ensayado: el último simulacro de «cero de tensión» se realizó hace nueve años, cuando aún no estaba operativo ES Alert.

Las alertas del sistema de Protección Civil, denominadas ES Alert y errónea pero popularmente identificadas como alerta SMS fueron el gran ausente de la crisis del apagón. No se recurrió a ellas, a pesar de que hubo millones de personas que no tenían disponible un transistor a pilas para enterarse de lo que ocurría o para recibir recomendaciones de las autoridades sobre seguridad. «Se pudo enviar, por ejemplo, para recomendar a la población que no cogiese el coche ni intentase salir de las grandes ciudades», explican fuentes de Protección Civil consultadas por THE OBJECTIVE.

Sin embargo, el uso de este sistema -confirman estas fuentes- sí estuvo sobre la mesa el lunes. Pero se desechó al constatar que la operatividad de las redes móviles, esencial para la cobertura del sistema, estaba gravemente dañada por el apagón. Sin energía, las antenas no funcionan. Sólo se activan, de forma intermitente, aquellas que tienen un respaldo energético para recargar sus baterías. Las que cuentan con acceso a Sistemas de Alimentación Ininterrumpida (SAI), que «son escasas», las que tienen generadores auxiliares, grupos electrógenos o las que disponen de placas o mantas solares para nutrir a sus baterías de emergencia. Estas últimas son cada vez más habituales.

Sin energía, las antenas no pueden emitir esos mensajes por celdas con los que opera este sistema de alerta. «Requiere cobertura móvil, ya sea 2G (GSM), 3G (UMTS), 4G (LTE) o 5G», señalan fuentes oficiales de Interior, recordando que «el lunes no funcionaba la cobertura móvil o funcionaba parcialmente y con muchas dificultades».

Inquietud en Interior

En Interior, según ha sabido THE OBJECTIVE, preocupa la debilidad que mostraron los sistemas de respaldo a estas antenas de telefonía. Ya no por haber dejado a las autoridades sin un canal esencial de comunicación masivo con la población en un momento crucial, sino por lo que pudo haber pasado posteriormente al fallo de suministro sin capacidad para dar la voz de alarma. Un apagón, explican, es un evento crítico que puede desencadenar multitud de crisis de diversa gravedad, máxime si se alarga en el tiempo hasta más de 12 horas como ocurrió el pasado lunes.

Un corte masivo de energía como el del lunes, por ejemplo, puede afectar a industrias químicas que tienen sistemas de suministro eléctrico de emergencia limitados. Si se hubiese producido una amenaza o un riesgo para la población en las inmediaciones, «no se hubiera podido utilizar ES Alert y se hubiera recurrido a medios más rudimentarios como el aviso con megafonía». Es sólo una de las situaciones que pudo darse y, afortunadamente, no se dio.

Pese a que las redes y las antenas de telefonía móvil son privadas y su operativa depende directamente de los operadores, la Directiva Europea 2018/1972 que rige este tipo de sistemas de alerta móvil alude directamente a los propios Estados miembros como responsables de asegurar su funcionamiento en caso de crisis. El texto recoge que cada país debe poner los medios necesarios para «garantizar la plena aplicación de estos sistemas de alerta al público».

Desde Interior, fuentes oficiales asumen que «la competencia para introducir alertas en el sistema es de carácter territorial y son los órganos autonómicos de protección civil los responsables de establecer los parámetros de la alerta (área afectada, texto del mensaje, hora de emisión) y de emitirla siguiendo sus procedimientos internos, sin intervención del Ministerio del Interior».

Sin embargo, cabe recordar que ocho comunidades autónomas solicitaron al Gobierno la activación de la emergencia de nivel 3, el más alto y que otorga al Ministerio del Interior el mando central sobre las operaciones que se desarrollen en esos territorios. Pese a que las alertas las envíen técnicamente los centros de control regionales, el ministro Marlaska es quien puede ordenarlas.

Saturación de la red

La caída de la red telefónica por la falta de suministro eléctrico también afectó a aquellas antenas que disponían de elementos de emergencia para seguir funcionando. Cada vez que una antena se reconectaba al sistema y daba un servicio intermitente, terminaba consumiendo toda la energía de respaldo y yéndose a negro de nuevo. Principalmente, por la demanda de conexiones en la zona. Un escenario que contemplan los propios protocolos de Protección Civil, plasmados en el documento El enlace en las emergencias.

«Los pocos recursos que queden deberán asumir con toda probabilidad se acabarán saturando. Encontraremos tres causas. Primera, los pocos recursos que queden deberán asumir su capacidad residual, el tráfico que no pueden cursar las redes caídas. Segunda, la propia gestión de la crisis lleva implícita un aumento del volumen de llamadas a cursar. Y tercera y última, la propia naturaleza humana. Es inevitable que se produzca un aumento de llamadas entre familiares y amigos para informar del estado de las personas afectadas», explica este manual de emergencias civiles del Ministerio del Interior.

El documento aporta ejemplos de saturación de redes tras una gran emergencia sobrevenida. «Tras el impacto del primer avión en los atentados de las Torres Gemelas de Nueva York, los informes posteriores indicaron que momentos después del choque se registró la saturación de la telefonía fija y móvil de Manhattan», señala.

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