The Objective
El buzón secreto

Posverdad, hechos alternativos, Trump y bomba lapa contra Sánchez

No debemos permitir que la emoción, las creencias personales o la subjetividad determinen la veracidad de las noticias

Posverdad, hechos alternativos, Trump y bomba lapa contra Sánchez

Pedro Sánchez ha evitado hacer declaraciones respecto al bulo difundido por algunos de sus ministros. | Carlos Luján (Europa Press)

Estos últimos días, la actualidad ha estado marcada por la noticia de que el guardia civil Juan Vicente Bonilla, que estuvo destinado en la UCO, ahora gerente de Seguridad del Servicio Madrileño de Salud, le había comentado a un confidente la posibilidad de cometer un atentado contra Pedro Sánchez con una bomba lapa. Varios miembros del Gobierno hicieron de altavoces de la noticia y al descubrirse que era falsa, esos ministros se negaron a desmentirla.

Me gustaría añadir un concepto que es muy importante introducir en este debate. Como profesor universitario, tuve la suerte hace tres años de que Ernesto Villar, director del grado en periodismo de la universidad Villanueva, diseñara uno de los estudios más innovadores de España y me encargara impartir una asignatura sorprendente que se da en contados centros: Análisis y verificación de fuentes. 

Centrada en el mundo de la desinformación y las fake news, muy relacionada con mi mundo del espionaje, me ha servido para estudiar en profundidad el mundo de las mentiras y las manipulaciones. Uno de los conceptos más sorprendentes, a mis alumnos les cuesta entenderlo, es el de la posverdad. Puede, querido lector, que no sepas su significado y sus historias pasadas. Lo voy a resumir.

Según la doctrina científica, la posverdad son las circunstancias en las cuales los hechos objetivos son menos influyentes para moldear la opinión pública que apelar a la emoción y las creencias personales. Dicho de otra forma, la subjetividad se impone sobre la objetividad. Se menosprecia la realidad objetiva para creer en una nueva realidad en la cual aquello que se siente, no solo se siente; es, además, la verdad.

La foto que Trump no se creyó

A mis alumnos les cuesta entender que en una noticia intervenga la subjetividad, que el sentimiento pueda modular una información. Y les cuesta más cuando les pongo el ejemplo clásico de posverdad, que es el siguiente. En su primera toma de posesión como presidente de Estados Unidos, el equipo de Donald Trump explicó a los medios de comunicación que la asistencia de público ese día había sido la mayor en comparación con todos los presidentes de Estados Unidos. Al día siguiente, el New York Times sacó una portada con dos fotos tomadas desde el mismo lugar, una de la toma de posesión de Obama y al lado la de Trump. La diferencia de gente era patente, las calvas estaban en la foto del republicano. A pesar de ese dato totalmente objetivo, el quipo de Trump se enfrentó a la evidencia mostrada por los periodistas y defendieron la teoría de la posverdad, de la subjetividad, de la forma de ver cada uno la realidad. Defendieron que no habían mentido, lo que ellos decían eran hechos alternativos.

Antes que Trump, los estudios científicos han demostrado que pasó lo mismo durante el referéndum del Brexit, cuyos resultados concluyeron que Gran Bretaña debía abandonar la Unión Europea. Los partidarios de la salida se inventaron informaciones, pero no lo reconocieron, eran posverdad, eran hechos alternativos. La realidad es que con esas falsedades consiguieron el voto de miles de ciudadanos.

El peligro de la subjetividad en las noticias

Lo mismo ha pasado con la historia del guardia civil que quería colocar una bomba lapa al presidente del Gobierno. Está demostrado que la transcripción era falsa. Las prestigiosas EFE Verifica y Maldita.es han constatado que se ha difundido una información errónea. Sin embargo, los ministros que dieron pábulo a la misma, que pidieron la cabeza de Bonilla, se han negado a desmentirla argumentando posverdad, hechos alternativos, una tesis idéntica a la del equipo de Trump. 

No debemos admitir que la emoción, las creencias personales o la subjetividad determine la veracidad o no de las noticias. Lo digo para este caso, para cualquiera del pasado o cualquiera del futuro. A todos nos la pueden colar, pero es más digno pedir disculpas que arrogarse con soberbia el bastón de la razón.

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