La principal oenegé de desaparecidos rompe con Marlaska: «Hay un desprecio continuo»
SOS Desaparecidos dejará de compartir las alertas de Interior ante las posibles sanciones por la protección de datos

El ministro del Interior. | EP
La principal oenegé de búsqueda de desaparecidos en España, SOS Desaparecidos, no seguirá colaborando con el Ministerio del Interior. Esta asociación, fundada en 2010 y que sentó hace siete años los pilares de lo que hoy es el Centro Nacional de Desaparecidos (CNDES), ha anunciado en un comunicado que dejará de difundir las imágenes de los casos de desaparecidos que publica en su web la citada institución pública como respuesta a «las presiones» que vienen padeciendo desde hace meses por parte del departamento que dirige Fernando Grande-Marlaska, de cara a reducir la huella digital, es decir, controlar las alertas y la información de los desaparecidos en internet.
Esta organización sin ánimo de lucro ha tomado esta decisión después de que el CNDES, «creado para la unidad y salvar los obstáculos que tienen los familiares de desaparecidos con las autoridades», se haya convertido en un órgano «que desprecia continuamente a la oenegé y a sus proyectos» y «no ha parado de presionar para que SOS Desaparecidos dejase de emitir sus propias alertas y solo diese publicidad a las del Centro Nacional de Desaparecidos», señala la nota. En otras palabras, «renunciar a más de un 78% de difusión de alertas en favor de un escaso 22%», denuncia el presidente de la oenegé, Joaquin Amills, en conversación con este periódico.
Para Amills hay un «boicot» por parte de Interior hacia la ONG que dirige y el trabajo de un equipo formado más de 60 personas que lleva más de 15 años ayudando a encontrar desaparecidos y asesorando a las familias. «En 2024, 358 personas fueron encontradas de forma directa con nuestras alertas. ¿Que quiere el señor Marlaska, que esas 358 personas no hubiesen sido encontradas? Tal vez desconozca que la mayoría de nuestras alertas no estaban en el CNDES. Ellos solo ponen una parte de las alertas, las que les envía Policía y Guardia Civil, y no dan información. Nosotros damos una descripción física y el lugar donde fue visto por última vez», explica.
La protección de datos
El principal problema, sostienen, es que la reciente interpretación de la normativa de protección de datos, centrada en la «huella digital» —el rastro de información que permanece en internet—, el derecho al olvido y la insistencia por parte del CNDES de que solo den publicidad a las alertas que difunde la organización del Ministerio coloca a la oenegé en una situación insostenible. «Compartir sus imágenes y los datos mínimos de la persona desaparecida, solo para ayudar y colaborar de forma altruista, podría acarrear sanciones económicas que no podemos asumir», advierten. Al parecer, esta asociación ha recibido ya varios requerimientos de información de la Agencia Española de Protección de Datos.
Desde SOS Desaparecidos explican que cuando una alerta de desaparición se difunde, resulta «prácticamente imposible eliminarla totalmente de la red. Ni siquiera el Centro Nacional de Desaparecidos puede garantizarlo, ya que las alertas permanecen indexadas en los buscadores». Por este motivo, argumentan, la oenegé no puede exponer «su eficaz labor directa con los familiares por el simple hecho de querer ayudar en las alertas del CNDES y por ello ser sancionados». Así, desde el pasado 18 de agosto, la organización solo difundirá sus propias alertas y no compartirá las diseñadas por Interior ante el riesgo de multas administrativas tras las presiones del área de Grande-Marlaska.
Una «competición» por los desaparecidos
Joaquín Amills advierte de que, a partir de ahora, las asociaciones dedicadas a la búsqueda de desaparecidos parecerá que «se hagan la competencia en vez de colaborar juntos». «Cuando nosotros hacemos una alerta y la publicamos, no pensamos en quienes van a coger las fotos, sino en que se haga la mayor difusión posible. El CNDES lo que quiere es dar marketing a su alerta. Defienden que las suyas son oficiales, y solo quieren que comparamos las suyas. ¿Esto significa que las que hace la Policía y la Guardia Civil no lo son? ¿Y las que tenemos nosotros con la autorización de la familia y la denuncia de la desaparición?», reflexiona Amills.
Desde Interior la estrategia es seguir potenciando herramientas que faciliten la búsqueda de los desaparecidos pero, al mismo tiempo reducir el tiempo de exposición de las imágenes que hay en la red sobre ellos cuando son localizados. En este sentido, el ministro presentó en marzo los nuevos carteles oficiales de alerta de desaparición que, según explicó Grande-Marlaska, desaparecen en menos de 12 horas tras el esclarecimiento de los casos, en lugar de las 48 horas actuales. De este modo, desde el Centro Nacional de Desaparecidos se pretende evitar la difusión incontrolada en redes y plataformas de la imagen de una persona cuyo paradero ha sido resuelto.
«Consideramos necesario que la exposición pública sea la mínima indispensable y por eso se va a borrar la huella digital en solo medio día (…) Vamos a evitar que la imagen de un desaparecido circule sin autorización de sus familias o que permanezca en las plataformas digitales cuando hayan sido esclarecidos», defendió el ministro. En este sentido, Amills critica que el CNDES no es el único que puede borrar la huella digital. «Nosotros desactivamos la alerta a los 20 o 25 minutos de todos nuestros dispositivos. Sin embargo, ellos, hay casos que hemos tenido que avisarles después de dos semanas».
«Tenemos un largo recorrido y muchas veces son las familias y los ciudadanos quienes se ponen en contacto con nosotros para los avistamientos. En el caso del CNDES, no tienen ni siquiera un teléfono con el que contactar directamente», critica el presidente de SOS. Desde esta oenegé todavía siguen tendiendo una mano a Interior para encontrar una solución, aunque hasta ahora no haya sido posible. «Por ahora no nos han dicho nada. Si algo he aprendido estos años es que cuando domina la prepotencia, la soberbia y la jerarquía, cuando todo eso está por delante es difícil entender que todos sumemos…», critica Amills.