The Objective
España

Huawei premió con un puesto en Bruselas al CEO de España que captó a Zapatero y Aldama

Tony Jin Yong fue ascendido a vicepresidente europeo tras seis años de acercamientos a Moncloa

Huawei premió con un puesto en Bruselas al CEO de España que captó a Zapatero y Aldama

El ex CEO de Huawei España, Tony Jin Yong.

La empresa china Huawei, protagonista de la polémica por la adjudicación de contratos del sistema de escuchas policiales Sitel que ha provocado un choque diplomático con Estados Unidos, acostumbra a mover con mucha frecuencia a sus presidentes regionales. Algunos duran incluso meses, a lo sumo un par de años. En el caso de Tony Jin Yong, exCEO de Huawei en España, su mandato fue manifiestamente más largo: siete años.

En ese tiempo, la firma asiática vetada en EEUU y muy señalada en Europa, consiguió asentarse en el mercado español y, sobre todo, en el circuito de las adjudicaciones públicas. Sus sistemas están presentes en áreas sensibles de Hacienda, la Seguridad Social, las Fuerzas Armadas y en diversos cuerpos policiales. Una implantación que Jin Yong logró, en parte, gracias a la captación de facilitadores en el mundo de la política. Entre ellos, el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero -y sus hijas– y el comisionista Víctor de Aldama. El hombre que les fichó ha sido gratificado con un ascenso. Es ahora el responsable de gestionar las relaciones del gigante tecnológico chino con la Unión Europea.

Relatan quienes han trabajado en puestos ejecutivos en Huawei España que la firma aplica en todas sus sedes regionales el mismo esquema: plantas bajas para empleados nacionales (ingenieros, administrativos…); plantas medias para cargos intermedios (habitualmente ciudadanos chinos de segunda generación o asentados en el país desde hace años); y, por último plantas superiores para la dirección, formada por ciudadanos chinos, la gran mayoría con formación militar en su juventud y que rotan de un país a otro cada pocos años. Son estos últimos quienes mantienen el contacto directo con la dirección mundial en Shenzhen, una ciudad de 18 millones de habitantes en el sur de China. Estos tres niveles son prácticamente estancos y entre sus integrantes apenas hay contactos en el día a día. Una estructura perfectamente jerarquizada que busca que nadie coseche más relaciones personales de las necesarias ni tampoco se «apalanque» o tome demasiado cariño a su puesto. Como mucho, un par de años y de ahí a otro destino, habitualmente con el mismo idioma.

Por eso, cuando se rompen estas normas y un CEO se mantiene en el cargo muy por encima de lo esperado, en la compañía se entiende que es un activo de gran valor que lleva a cabo un plan estratégico a largo plazo. Es el caso de Tony Jin Yong, ingeniero de telecomunicaciones que comenzó a trabajar para Huawei en el año 2000, primero en China y luego en Latinoamérica. En 2014 llegó a España, primero como directivo y un año más tarde ya como CEO. No abandonó ese puesto hasta bien entrado 2021. Durante todo ese tiempo se comunicó en inglés tanto con sus trabajadores como en sus relaciones con otras empresas.

Fuentes internas de la empresa apuntan además que el siguiente destino de Jin Yong puede considerarse un «premio» a su labor en España y una muestra de que cumplió los objetivos marcados desde China, fuesen cuales fuesen. Actualmente, es vicepresidente de la compañía para Europa y responsable de negociar en nombre de la firma con la Unión Europea. Uno de los puestos más relevantes a nivel mundial.

Zapatero y el veto a Huawei

El paso de Jin Yong por España fue clave para la compañía. Durante su mandato se produjeron varios hitos que han marcado el presente de la firma. En 2017 se aprobó la ley de Inteligencia Nacional china que obliga a cualquier empresa a colaborar activamente con los servicios de espionaje chinos en cualquier materia que se considere esencial para la seguridad. La norma provocó que Estados Unidos se la tomase como una invitación al espionaje en Occidente y decidió incluirle en una lista negra. Se vetó toda su actividad en el país. La marejada llegó también a Europa: la OTAN y la Comisión Europea recomendaron aplicar a Huawei la política de «confianza cero» y sacaron a la tecnológica de los grandes desarrollos estratégicos como el 5G.

Hubo delegaciones de Huawei, sin embargo, que capearon con bastante pericia ese vendaval global de vetos. Una de ellas fue la de España, con Jin Yong al frente. El Gobierno de Pedro Sánchez, entonces recién llegado al poder, adoptó inicialmente la postura severa que se imponía en Bruselas. Pero poco a poco se fue abriendo la mano hasta que España se convirtió, finalmente, en un territorio amigo para Huawei como ningún otro en Europa. Cuando todo el continente le daba la espalda, Sánchez apostó abiertamente por la firma e incluso hizo un alegato público por Huawei durante una comparecencia en octubre de 2020.

En todos esos éxitos a contracorriente, Jin Yong tuvo grandes aliados. El primero de ellos, el expresidente Zapatero. No está claro cómo llegó el socialista a la órbita de la firma china, pero de la mano de la consultora Acento -de su exministro José Blanco- se inició una labor de lobby e influencia política sobre Moncloa que dio sus frutos. Las puertas del poder se abrieron de par en par allá por el año 2020. La empresa, además, fichó como director de seguridad a un amigo íntimo de Zapatero, el excomisario Segundo Martínez, cuya mano ven en Interior detrás de cada nombramiento importante en la cúpula policial actual.

Aldama y las hijas de Zapatero

Un año más tarde, en plena expansión de la firma en España, se produce otro hito en la relación de Huawei con el poder desvelado por TO. En febrero de 2021, con un lapso de apenas 48 horas, la compañía firma con dos nuevos ‘socios’ y consultores: Deluxe Fortune y Whathefav. La primera, propiedad del comisionista Víctor de Aldama, con el objetivo de asesorarle sobre «estudios de nuevas tecnologías y análisis del estado del arte». La segunda, de Laura y Alba Zapatero Espinosa, hijas del expresidente socialista. En este segundo caso, se desconoce qué trabajos hicieron para la tecnológica, pero el logo desapareció de su web cuando la UE comenzó a investigar los extraños movimientos de influencia de Huawei.

Paralelamente, la empresa china entró con fuerza en la administración. Sus dispositivos se instalaron en el sistema de videoconferencias del Ejército del Aire, en los servidores de datos de la Agencia Tributaria, en los archivos de la Seguridad Social e incluso en las escuchas policiales. Algo que, como desveló THE OBJECTIVE el pasado mes de abril, provocó una profunda inquietud en los cuadros de mando de la Policía Nacional. En julio, las noticias adelantadas por este periódico provocaron que la comisión de inteligencia del Congreso y Senado de EEUU enviase una carta a todos los directores de las principales agencias alertando de ello y pidiendo que se cortase toda colaboración con España, al entender que el flujo de información podría terminar en manos chinas.

Durante esos años, los certificados que el CNI emite a productos tecnológicos para garantizar que son plenamente seguros para su uso en entornos críticos se dispararon, pasando de apenas uno o dos al año a hasta ocho, a pesar de que acumulan cientos de alertas por problemas de seguridad.

Publicidad