Interior da de alta un sindicato de policías trans con estética varonil pero legalmente mujeres
Policías Trans No Normativos busca acabar con la «brecha salarial» por la que mossos y ertzainas cobran más

Ilustración de Alejandra Svriz.
La asociación Trans No Normativos (TNN), compuesta por centenares de personas con estética masculina pero que son mujeres gracias a la ley trans, ya cuenta con un sindicato policial. THE OBJECTIVE ha tenido acceso al documento que acredita que el Ministerio del Interior ha dado de alta a este grupo de agentes que cambió de sexo registral tras la aprobación de la norma impulsada por Irene Montero. Su principal objetivo, entre otros, es acabar con la «brecha salarial», ya que los mossos, ertzainas y policías forales cobran más que ellas por el mismo trabajo.

«Somos un colectivo creciente dentro de la Policía, y el ser sindicato nos da una serie de garantías, un respaldo jurídico importante para poder hacer nuestras reivindicaciones justas», explica la secretaria general, Daniel Gallardo, que marca como prioridad de Policías Trans No Normativos «la lucha por la verdadera igualdad, y en esa lucha por la verdadera igualdad está la lucha por la equiparación salarial o, como nos gusta llamarla a nosotras, la brecha salarial». «Que un policía cobre menos que un ertzaina, un mosso o un foral es simple y llanamente corrupción política».
Su sindicalización pretende hacer cumplir la ley trans dentro de la Policía Nacional, algo que, denuncian, no se está produciendo. No sólo en términos de vestuarios, sino también de cacheos: las mujeres trans policías deberían cachear a otra mujer en España, ya que son consideradas legalmente como tales y los protocolos de cacheo no establecen restricciones basadas en la condición trans. «La institución no cumple la ley trans; somos policías, trabajamos con la ley, es una incoherencia», critica Gallardo.
TNN anunció la creación del sindicato el pasado mes de enero. Desde entonces, denuncian que el Ministerio del Interior les ha puesto «muchos obstáculos». «No ha sido un camino de rosas, y hemos estado ocho meses luchando porque se reconozcan nuestros derechos. La mayoría de sindicatos con los que he hablado tuvieron uno o dos meses de trámite administrativo», explica la secretaria general, que aspira a aglutinar a miles de policías, de los cuales un alto porcentaje -entre un 30 y 40%- fueron denunciados por violencia de género cuando constaban como varones en el registro civil.
El anuncio del sindicato fue recibido con mucho malestar en las tertulias televisivas, en las que las miembros de TNN han sido, denuncian, «vejadas» porque una gran parte de los medios y del colectivo LGTBI no las hayan aceptado como trans, lo cual, dicen, «nos afecta gravemente». Por eso avisan de que, gracias a las aportaciones de particulares, ahora gozan de cierto poder económico y van a comenzar a denunciar por «transfobia» a quienes nieguen su condición. También quieren organizar manifestaciones.
TNN
El sindicato es una pata de la asociación Trans No Normativos, que cuenta con 2.000 integrantes que han cambiado su sexo registral de varón a mujer. La mayoría son policías, militares y guardias civiles. Su razón de ser es ofrecer asesoramiento legal a quienes desean realizar la misma transición, y «ayudar y dar visibilidad a personas trans que no tienen una expresión de género acorde a lo que la sociedad entiende como mujeres, para que el feminismo tradicional y excluyente no nos borre de la sociedad».

Su presidenta es Juanjo, la militar que se ha propuesto «acabar con el patriarcado», mientras que el asesoramiento jurídico corre a cargo de la abogada Javier Sanz. «Desde casos de violencia de género hasta procesos de divorcio y asuntos relacionados con menores, contarás con el respaldo de una profesional comprometida con la comunidad transgénero», anuncia TNN en su página web.
La asociación fue constituida el 22 de febrero de 2024. Su logo es una revisión del ínclito cartel feminista que reza We can do it! («¡Podemos hacerlo!»), utilizado como propaganda a favor del trabajo femenino en EEUU durante la Segunda Guerra Mundial y resignificado por el feminismo para sostener que las mujeres pueden realizar cualquier actividad –incluso las que implican fuerza física– igual o mejor que los hombres.
La asociación es crítica con el feminismo clásico, de raigambre marxista, ya que «es contrario a esta ley e intenta por todos los medios demonizar a las personas transgénero que hacen uso del derecho adquirido gracias a ella. Para ello, no dudarán en tildarnos de locas por nuestros ‘desvaríos’ o ‘provocadoras’, por acudir a diversos medios para darnos visibilidad». Se dicen seguidoras de la teoría queer, pero el colectivo LGTBI tampoco las representa. Son mujeres, dicen, «libres y empoderadas». Y ahora, sindicadas.