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Política

El PP valenciano se fractura en una lucha fratricida por elegir al sucesor de Mazón

El vacío de liderazgo entre Catalá y Mompó devuelve a Camps al tablero de los populares de la Comunidad Valenciana

El PP valenciano se fractura en una lucha fratricida por elegir al sucesor de Mazón

De izquierda a derecha Juanfran Pérez Llorca; Esteban González Pons; Carlos Mazón; Vicente Mompó; Marta Barrachina; y María José Catalá. | Jorge Gil (Europa Press)

La previsible salida de Carlos Mazón como presidente del PP valenciano (PPCV) y su debilitada posición al frente de la Generalitat Valenciana han abierto una pugna encarnizada entre las distintas familias del partido, mientras Génova observa con creciente inquietud cómo la unidad de la que presumía hace apenas un año se resquebraja a pasos agigantados.

El entorno de Mazón ha trasladado que el botón rojo para convocar elecciones lo tiene únicamente él, un mensaje con el que pretende recordar que, pese a su desgaste, aún conserva la llave del calendario político valenciano y que cualquier decisión sobre su futuro debe contar con su aprobación.

En este contexto cobra especial relevancia el movimiento del bloque de poder territorial conocido como el G-4, integrado por los presidentes provinciales de Valencia, Alicante y Castellón (Vicent Mompó, Toni Pérez y Marta Barrachina), junto al secretario general Juanfran Pérez Llorca, que se ha activado para cerrar filas y frenar el ascenso de la alcaldesa de Valencia, María José Catalá.

El grupo ha pactado una estrategia común para bloquear la candidatura de Catalá, impulsada ante Feijóo por Esteban González Pons y el expresidente valenciano Alberto Fabra. Ambos la ven como un perfil con proyección nacional, pero su intento de tutelar el relevo ha reavivado las tensiones internas.

Según fuentes populares, el G-4 ha trasladado a la dirección nacional su oposición frontal a que Catalá lidere el PPCV, advirtiendo de que su imposición «rompería la unidad territorial» y generaría un conflicto abierto con Vox, socio imprescindible del PP en la Generalitat.

Vox veta a Catalá y se abre a un pacto

La posición de Vox es determinante. El partido de Santiago Abascal rechaza tajantemente cualquier apoyo a Catalá por dos motivos: por un lado, su política municipal en Valencia, considerada «más próxima a la izquierda que al ideario conservador», y por otro, el papel de González Pons como su principal valedor, una figura que en Vox genera un rechazo profundo.

Desde el partido de Abascal recuerdan que Pons «lleva años atacando» a Vox desde Bruselas, y que sus críticas a Donald Trump y otros líderes conservadores europeos lo sitúan «en las antípodas del proyecto identitario» que defiende la formación verde.

Frente a la opción de Catalá, gana fuerza el nombramiento de Juanfran Pérez Llorca como presidente interino del PP valenciano y aspirante de consenso a la Generalitat, al menos hasta 2027. El movimiento, respaldado por Mompó y los tres presidentes provinciales, permitiría mantener la estabilidad del Gobierno autonómico y evitar un adelanto electoral que podría poner en riesgo el control del Palau de la Generalitat.

De Pérez Llorca–Mompó a la «tercera vía» de Camps

El plan que se perfila en los despachos del PPCV contempla un tándem transitorio entre Pérez Llorca y Mompó. El primero asumiría la presidencia interina del partido y podría sustituir provisionalmente a Mazón si renuncia a la Generalitat, manteniendo la coordinación institucional con Vox. El segundo se consolidaría como aspirante a líder orgánico y candidato de consenso en el congreso regional previsto para la primavera de 2026.

Este calendario permitiría ganar tiempo hasta el final de la legislatura, evitando una ruptura que podría forzar elecciones anticipadas con un resultado incierto. A ojos de Génova, el riesgo es doble: las encuestas internas auguran una pérdida de apoyos del PP a favor de Vox y un clima de movilización de la izquierda que podría poner en aprietos al bloque de centro-derecha.

En esta situación, el nombre de Francisco Camps vuelve a resonar con fuerza. El expresidente de la Generalitat mantiene su voluntad de regresar al liderazgo del PP valenciano, y su entorno ya trabaja para capitalizar el vacío de poder entre Catalá y Mompó. Su objetivo es claro, forzar la convocatoria de un congreso abierto en el que pueda medirse «en igualdad de condiciones».

Fuentes próximas al exmandatario confirman que Camps prepara un acto político ante 300 personas para el 4 de diciembre en la Fundación Bancaja de Valencia, donde presentará su visión de la Comunidad Valenciana a partir de 2027.

La cita judicial de Vilaplana

Este lunes, la periodista Maribel Vilaplana comparecerá como testigo ante la magistrada de Catarroja que investiga la gestión de la riada del 29 de octubre de 2024. Su declaración amenaza con agravar la crisis interna. En los últimos días han trascendido nuevos detalles sobre el almuerzo que mantuvo con Mazón el día de la tragedia, lo que ha agudizado la desconfianza dentro del partido.

A la misma hora que Vilaplana declare ante la jueza, el Comité Ejecutivo Nacional del PP se reunirá en Génova 13, en una sesión en la que el futuro de Mazón sobrevolará cada intervención. Aunque no está prevista su asistencia, en Madrid dan por hecho que anunciará su dimisión como líder regional y que no optará a la reelección en 2027.

Génova, entre el cálculo y el desgaste

En la sede nacional del PP prevalece la cautela, pero la situación se percibe como insostenible. El escenario abierto tras los insultos y abucheos recibidos por Mazón en el acto de homenaje del pasado miércoles ha marcado un punto de inflexión político que llega justo un año después de la tragedia y en vísperas de una semana decisiva. Feijóo y su equipo son conscientes de que una crisis prolongada en la Comunidad Valenciana dañaría la imagen de estabilidad que el partido necesita proyectar a nivel nacional, especialmente ante las elecciones de 2026 en Extremadura, Castilla y León y Andalucía.

Por ello, Génova tenía prevista una conversación hoy domingo con Mazón para evaluar la fórmula Pérez Llorca–Mompó como salida ordenada. Sin embargo, la posibilidad de que Camps se presente en un futuro congreso gana fuerza entre los cuadros intermedios del PPCV, decididos a recuperar su influencia tras años de marginación.

Lo que sí es cierto es que, dentro del PP valenciano, nadie duda ya de que el relevo es cuestión de tiempo. La única incógnita reside en quién capitalizará el vacío: si la estructura territorial del G-4, la candidatura impulsada por González Pons desde Génova o la «tercera vía» que Francisco Camps prepara para volver al centro del tablero político valenciano.

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