Vicente Vallés: «Quizá estemos ya en una III Guerra Mundial y no nos hayamos dado cuenta»
El presentador del informativo más visto de España presenta su nueva novela de espías, ‘La caza del ejecutor’
El hombre que dirige y presenta el informativo más visto de la televisión en España es, en realidad, una persona ciertamente tímida. No es algo raro de observar en este oficio: gente reservada que, cuando se enciende el piloto rojo, muestra una naturalidad sorprendente. Vicente Vallés (Madrid, 1963), el periodista que cambiaría su vida profesional por ser jugador del Atlético, es un comunicador que no malgasta los verbos, rara vez recurre a la hipérbole y prefiere contar los datos, exponerlos, saber qué se dijo antes y qué se dice ahora. Es un ciudadano de palabra —que da valor a la palabra dada, me refiero— y un escritor de éxito. Presenta nuevo libro, en el que continúa relatando el mundo de los espías: La caza del ejecutor.
P.- ¿Habitualmente a qué hora te levantas?
R.- No más tarde de las 7 de la mañana.
P.- ¿A pesar de que te hayas acostado a la una o a las…?
R.- Normalmente tampoco me acuesto tan tarde. Es verdad que termino de trabajar tarde y llego a casa a las 22.15, 22.30 de la noche, pero intento no retrasar mucho la hora de acostarme, precisamente para poder dormir las horas más o menos razonables, porque luego me tengo que levantar temprano, y además me gusta levantarme temprano. No me gusta quedarme en la cama mucho más tiempo.
P.- ¿Eres de desayuno importante?
R.- No, normalmente no. A veces sí tomo un poco de desayuno, hay veces que salgo a hacer ejercicio incluso antes de desayunar. Depende.
P.- ¿Ah, sí? ¿A correr y eso?
R.- Depende del frío que haga. Si la temperatura es llevadera, sí me gusta salir a correr por las mañanas cuando puedo, sí.
P.- Yo sigo sin verle la gracia. Sufro mucho corriendo.
R.- Sí, pero bueno, mira, yo al final me pongo los auriculares con la radio, voy escuchando los informativos de la mañana de la radio y eso te entretiene. Es verdad que correr es una actividad que no tiene especial divertimento, pero bueno, si te disciplinas un poco y luego te entretienes con algún añadido como puede ser escuchar la radio mientras vas corriendo, pues eso lo hace más fácil.
P.- Digámoslo todo: usted, señora, usted, señor, estará viendo esta entrevista a lo mejor un viernes, o un sábado o domingo por la tarde, pero la estamos grabando un lunes. Hace apenas algunos minutos, Mazón ha dicho que bueno, que venga otro. Tampoco ha aclarado mucho si se queda como diputado…
R.- El viernes, cuando se emita esto, ya se sabrá todo. A esta hora, todavía no.
P.- A esta hora, ya uno está con la actividad frenética del teléfono, con el equipo, hablando con…
R.- Pues hoy, como hay tantas cosas, tantas noticias que contar… Creo que la primera comunicación que he tenido con la gente de mi equipo ha sido como a las 8 de la mañana, que se sabía que iba a comparecer Mazón, pero no habían dicho la hora hasta esta mañana. Entonces, en cuanto ha salido la confirmación de la hora, pues ya rápidamente nos hemos comunicado para saberlo y desde entonces no he parado. Voy a parar ahora que estoy contigo.
P.- Hoy es un lunes algo especial.
R.- Bueno, es un lunes especial por la cantidad de noticias importantes que se han reunido en muy pocas horas, porque está la decisión de Mazón, la comparecencia de Maribel Vilaplana en el Juzgado de Instrucción para contar su verdad, el Fiscal General del Estado, que se inicia el juicio, el Tribunal Supremo, que también habla de la posibilidad de que vaya a proceder, seguramente, contra Ábalos, Koldo García y Aldama… En fin, hay un montón de noticias que contar y trataremos de contarlas lo mejor posible.
P.- Entiendo por dónde vas, pero yo me refería a si es lunes especial, en tanto en cuanto hay una competidora nueva.
R.- Sí, bueno, es solo relativamente especial porque ya hemos competido muchas veces a la misma hora. Para el espectador que no sepa de qué estamos hablando, mi mujer trabaja en Telecinco, y a partir de este lunes en el que estamos hablando tú y yo, va a presentar ya de manera permanente el informativo de la noche. Ciertamente vamos a competir ahora de manera permanente, pero hasta ahora ya habíamos competido un montón de veces por circunstancias y bueno, no es ninguna novedad.

P.- Bueno, al menos mejor para la conciliación porque tenéis los dos…
R.- No te creas, no te creas, porque tenemos un hijo al que ya no vamos a ver porque por la mañana va al colegio y cuando vuelve, los dos nos vamos a trabajar, con lo cual es una circunstancia bastante complicada.
P.- Una pregunta con malaje: ¿en casa se ve más Telecinco, Antena 3, o…?
R.- Bueno, depende de quién esté con el mando en la mano. Depende. Yo soy muy partidario del zapping. Yo hago zapping y voy viendo determinado tipo de cosas que me interesan más o menos. E igual pasa con mi mujer también. Así que cuando estamos juntos, pues igualmente hacemos zapping, y aquello que nos apetece ver, lo vemos. Da igual de qué canal sea.
P.- Antes de empezar, porque esto es prólogo, como ya has visto alguna entrevista, creo, o te han indicado, hacemos una especie de prefacio de la entrevista donde hacemos como que no nos hemos saludado antes de empezar la entrevista, y ahora te saludo, y siempre preguntamos por la relación con la fe de los invitados. ¿Tú eres una persona creyente, no lo eres…?
R.- No, no soy creyente.
P.- Así a secas, no tuviste el llamamiento.
R.- Bueno, yo vengo de una familia de padres creyentes que lo son todavía. Siempre lo han sido. Yo tuve una cierta relación con la religión cuando era niño, hasta que llegué a la adolescencia, o un poco más. Y ahí, bueno, pues tuve mi propio proceso de pensamiento al respecto y por decirlo de alguna manera, perdí la fe. Supongo que como dicen que es un don que se tiene, pues yo no lo tengo. No soy creyente. Soy, eso sí, respetuosísimo con las personas creyentes, porque creo que eso es una decisión personal. Incluso muchas veces ni siquiera es una decisión, simplemente es eso. Como dicen, es un don, es una cosa que se puede tener o no tener. Yo no la tengo, pero igualmente respeto muchísimo a quien sí la tiene.
P.- Gracias por estar con nosotros, Vicente. Que no hace falta que te presente, no porque seas impresentable, sino porque la gente te sitúa, te conoce.
R.- Impresentable en el mejor sentido, entiendo.
P.- En el mejor sentido de la palabra. Aparte de ser el hombre que lleva el informativo más visto de la televisión en España. Claro que, dicho así, uno siempre como que siente, no sé, cosquillitas en el estómago.
R.- Siente responsabilidad, más que nada por intentar mantenerse ahí, porque no siempre es fácil. Y luego, por el hecho de que hay muchas personas que se informan a través de nosotros, y eso lógicamente nos obliga a hacer el mejor trabajo posible y nos tenemos que responsabilizar de eso.
P.- ¿Tú eres de esos —me imagino que sí— en la televisión que ve el minuto a minuto y…?
R.- No, el minuto a minuto no. Yo veo la audiencia general. No soy creyente en el minuto a minuto en los informativos; sí en los programas de gran formato, programas de larga duración que tienen a su vez, temas concretos de larga duración. Ahí sí creo que se puede uno fiar de vigilar si en el minuto a minuto ese tema que has tratado en una hora concreta de tu programa ha tenido más o menos audiencia. Pero no creo que en un programa informativo en el que las piezas informativas suelen ser cortas, pues a mí nunca nadie me ha conseguido convencer de que haya un vuelco hacia arriba o hacia abajo de la audiencia por una pieza que pueda durar 45 segundos. No me lo creo. Y no me quiero dejar condicionar por eso. Lógicamente, sí me dejo condicionar por las audiencias globales, no de un día, sino en términos más amplios, pongamos este mes: qué ha pasado este mes para que por lo que sea hayamos bajado o por lo que sea hayamos subido, qué hemos hecho bien o que hemos hecho mal. Pero una cosa que dura un minuto, no creo que podamos… Al menos, yo creo que no debemos sacar conclusiones sobre eso.
P.- ¿Tú te crees todas las audiencias? Porque sabes que ha habido una polémica, o hay un runrún, digamos, en la profesión. Imagino que la gente de la televisión estará más al tanto que yo. ¿Qué es esto de Kantar Media? Es la empresa que gestiona esto de las audiencias y las cuantifica. Y hay algunos que hablan o dicen que puede haber una suerte de mano metida para que Televisión Española tenga más audiencia. ¿No lo crees?
R.- Yo no tengo el más mínimo dato que me haga pensar eso. Siempre hemos estado convencidos de que eso ha funcionado bien y yo no tengo ningún motivo para pensar que ha dejado de funcionar bien.
P.- Para pensar que las audiencias están adulteradas.
R.- No tengo ningún motivo para pensar eso.
P.- Bueno, el hombre que presenta y dirige el informativo más visto de la televisión en España, aparte de ser periodista, es escritor. Escritor con muchos dejes periodísticos, podríamos decir.
R.- Inevitable. Inevitable.
P.- Y tiene aquí La caza del ejecutor, que es su nuevo libro. Denso libro, pero entretenido. Libro, como siempre, fiel a las novelas de Le Carré y al género de los espías, que comienza con con un asesinato que quieren presentar como si no fuera un asesinato. Donde hay espías, donde hay servicios de inteligencia, donde hay actores nuevos implicados, donde hay asuntos de geopolítica. Uno nunca termina de lanzarse a la piscina de la ficción total, porque siempre hay mucho contenido de la realidad.
R.- Es tal cual. Bueno, en alguna medida por la deformación profesional periodística, que es inevitable, pero también porque más allá de la ficción, lo que he pretendido es que el lector que esté interesado pueda conocer algunas cosas que quizás no conozca sobre el funcionamiento del mundo actual, y quien lo conozca, pues a lo mejor se ve reflejado en esas cosas que ya conocía. Aspiro a que los lectores aprendan alguna cosa que no conocían y toda la trama de ficción está dentro de acontecimientos reales que se han producido más o menos en el último año. Desde unas semanas antes de las elecciones americanas de noviembre de 2024, con lo cual los escenarios y los acontecimientos históricos que se han producido en ese tiempo y que se reflejan en el libro, a la mayor parte de los lectores les va a recordar la realidad. Y bueno, es un ejercicio que yo hago, o un juego que hago con el lector también.
P.- ¿Qué has aprendido escribiendo desde este libro? Porque tú ya vienes con una pasión y un bagaje sobre geopolítica y sobre China y la Unión Soviética —ahora Rusia— y sobre Reino Unido y Estados Unidos. ¿Qué has aprendido nuevo y qué has intentado trasladar en este libro?
R.- Bueno, cada vez que te sientas a escribir, lo normal es que lo hagas sobre algo que más o menos que crees conocer. Pero es verdad que yo en los libros que he escrito he aprendido muchísimas cosas que no sabía. Te tienes que documentar mucho más de aquello que ya, aunque solo sea básicamente, conoces, pero aprendes muchísimo. Y luego te tienes que dejar enseñar por aquellos que conocen muy bien determinado tipo de materias que tú no. Por ejemplo, la última página del libro está llena de reconocimientos y de agradecimientos a personas que me han ayudado, por ejemplo, en cuestiones tecnológicas que me interesaba mucho explicar con detalle. Emergencias médicas, porque necesitaba alguna ayuda en eso. Ha hablado con un piloto de helicópteros, con un comandante de submarinos… En fin, hay un montón de cosas que creo que añaden datos ciertos a la ficción. E incluso hay un capítulo en el que pedí la ayuda de un equipo de francotiradores españoles para hacer una explicación de cómo fue, de cómo pudo ser cierto, si es que lo fue, la teoría oficial del asesinato de Kennedy, y discrepan de ella. Y eso lo explico a través de uno de los personajes de la novela.
P.- Esto a Alsina le cabrea mucho, yo creo.
R.- Sí, sí, siempre tenemos esta discusión él y yo. Obviamente el que tiene la razón soy yo.
P.- Es cierto, porque cuando uno empieza a leer este tipo de cosas sobre espías, sobre geopolítica y demás, claro, digamos que puede dar una cierta ala a ciertas ciertos asuntos conspiranoicos que igual no son tan conspiranoicos. O igual sí, no lo sé.
R.- Bueno, al final esto es ficción. Entonces la ficción tiene un margen de maniobra mucho más grande, y cuando estás hablando de noticias, las noticias no pueden ser conspiranoicas. Pero la ficción es la ficción. Y en la ficción el primer objetivo es entretener al lector. Si luego además aprende algo, pues todavía mejor. Pero ahí, en el ámbito de la ficción caben muchas cosas. Y lógicamente, aquella persona que lee un libro en el que pueda haber una teoría que se pueda considerar conspiranoica debe saber que está leyendo un libro de ficción, y eso no tiene por qué ser el reflejo de la realidad.
P.- ¿Cómo es un espía? Porque tú que has hablado, entiendo con algunos. Algunos digo de Estados Unidos y no sé si también de España. ¿Cómo es un espía? ¿Seremos capaces de de ver si algo…?
R.- De identificarlos a primera vista.
P.- ¿Algún deje de algún espía o nos la podrían colar?
R.- Bueno, suelen ser suficientemente hábiles como para pasar inadvertidos en su condición de tal, de espía. Están entre nosotros y es gente aparentemente normal.
P.- Como si fueran extraterrestres: «¡Andan por las calles!»
R.- Es verdad que los espías un poco extraterrestres sí parecen. Pero sí, están entre nosotros. Es gente aparentemente normal, muy discreta a la hora de hablar de sí misma, de su condición. Para empezar, nunca te van a decir su nombre real. Y más allá de eso, pues tienen una personalidad analítica fundamental, porque tienen que estar muy preparados para eso. No podemos pensar en el espía típico de 007, sino en gente que es capaz de encontrar información donde es muy difícil conseguirla. Y después no solamente conseguirla, sino saber analizarla de tal manera que resulte útil. Muchas veces me preguntan en qué se parecen los espías y los periodistas. Lógicamente, tanto los espías como los periodistas queremos conseguir enterarnos de algo que alguien no quiere que se sepa. Pero los periodistas, en cuanto nos enteramos de eso, se lo contamos a todo el mundo, mientras que el trabajo de los espías es contárselo solo a aquellas personas que, con esa información, tienen que tomar decisiones importantes.
P.- Y como decía antes, una de tus grandes pasiones, aparte del Atlético de Madrid, es la geopolítica. Supongo que la geopolítica es un escalón por debajo de…
R.- Por debajo del Atlético de Madrid hay varios escalones para todos.
P.- Sí. No sé si estamos en un momento, como decía esta… Creo que es una cita fake china. Esto de la maldición china de «ojalá te toque vivir tiempos interesantes». Creo que no se dice en China, pero bueno, vamos a decir que sí se dice. Vivimos tiempos interesantes.
R.- Sí, a veces nos superan las cosas interesantes, porque pasan tantas de repente que no es fácil seguirlas todas ni poderles dar el tratamiento que quisieras darle, precisamente porque se te acumulan muchas y no hay tanto espacio en los medios para para analizarlo con detenimiento. Pero sí vivimos tiempos interesantes, en algunos aspectos, tiempos preocupantes. Y bueno, a los periodistas nos toca intentar informar de todo ello de la mejor manera posible, a los lectores, oyentes o espectadores.
«Tenemos que defender la democracia liberal, porque es muy frágil y el crecimiento y la potencia de las autocracias es cada vez mayor»
P.- ¿Y qué debería alertarnos más? Digo, el papel creciente de China, el siempre temido Putin, el que Trump de repente acabe de enloquecer y acabe con la democracia en Estados Unidos…
R.- Fíjate, yo creo que lo que más nos debe preocupar es la propia capacidad de los países democráticos occidentales de reaccionar ante todo eso. Que va a haber riesgos en el ámbito mundial, eso es una seguridad. No es una pregunta que te puedes plantear. Siempre va a haber riesgos. La cuestión es qué capacidad tenemos los países occidentales de democracias liberales para responder de la mejor manera posible a eso, para precisamente mantener nuestro sistema. Tenemos que defender la democracia liberal, porque la democracia liberal es muy frágil y el crecimiento y la potencia de las autocracias es cada vez mayor. Y tiene que haber una manera de saber responder a eso, de plantar cara a eso para que nos afecte lo menos posible, y en los países con democracias liberales podamos seguir estando orgullosos de tener ese sistema que otros no tienen.
P.- ¿Es razonable tener miedo a una Tercera Guerra Mundial?
R.- En el sentido de que eso sea una guerra nuclear o que volvamos a tener un escenario parecido al de la Segunda Guerra Mundial, de guerra de trincheras que ocupa toda Europa, yo creo que absolutamente no. Pero hay un capítulo en la novela en el que yo pongo en boca de un espía español ya retirado, muy sabio, muy cascarrabias también, el coronel Blázquez, un análisis sobre esto. Y él dice: «Quizá estemos ya en una Tercera Guerra Mundial y no nos hayamos dado cuenta». Una Tercera Guerra Mundial en este momento no es el lanzamiento de misiles ni una guerra al estilo de la Segunda Guerra Mundial. Es una guerra de sabotajes y de ciberataques. Es una guerra de asustar al rival lanzándole drones para que sobrevuelen sus aeropuertos o sus instalaciones militares. O que dos aviones cazas rusos sobrevuelen una isla de Noruega. Eso es ahora mismo en lo que estamos. Que eso se quiera calificar o no como Tercera Guerra Mundial, bueno, cada cual lo puede llamar como quiera, pero estamos en un conflicto al que Occidente democrático tiene que saber dar respuesta y esa es la parte compleja. Esa es la parte realmente compleja, saber medir dónde está la respuesta adecuada.

P.- También está el tema de el asunto de la desinformación y de la injerencia…
R.- Eso es parte también de esto.
P.- Por ejemplo de la injerencia rusa. Hace poco se hablaba de que ha habido un control de redes sociales, ha habido injerencia rusa o digamos intoxicación rusa en los sucesos de Torre Pacheco, o con el gran apagón que sufrimos. O sea, el interés de meter más cabreo y desestabilizar las sociedades.
R.- Y eso ha promocionado el crecimiento de opciones políticas extremistas en ambos extremos. En Occidente, en alguna medida, y esto ya se ha investigado mucho. También ocurrió ya en las elecciones americanas del año 2016, con la victoria inesperada de Donald Trump y la injerencia rusa que fue determinante. No creo que fuera el único motivo por el cual Donald Trump ganó las elecciones de 2016. Ni siquiera es posible que fuera el motivo más importante, pero que hubo injerencia rusa en favor de Donald Trump en las elecciones de 2016, no hay ninguna duda.
P.- ¿A Trump le gustaría ser como Putin, pero no puede?
R.- A Trump le gustan los autócratas en general, pero no le hace falta ser como los autócratas. Él está cambiando la forma de ejercer el poder en un país democrático, rompiendo muchas costuras de la normalidad democrática de Estados Unidos. Ahora Estados Unidos es un país muy distinto del que yo conocí hace muchos años, y cualquiera que lo haya conocido hace muchos años dirá seguramente lo mismo. Es un país diferente, y sorprendente incluso en cómo se ha producido el cambio. Y más allá de que Trump es un admirador de autócratas, no necesita comportarse exactamente como se comportan ellos para actuar de una manera que es muy diferente a como estamos acostumbrados que actúe un mandatario en democracia.
P.- Publicaste en 2017 Trump y la caída del imperio Clinton. Digamos que ya manejabas bastante información sobre la política estadounidense, porque aparte de eso, es una pasión tuya propia y ahí pudiste recabar más información. ¿Crees que todavía nos cuesta —a pesar de todos los años— seguir comprendiendo a Trump, lo que hace, quien le apoya, desde Europa y desde España?
R.- No, yo creo que ya no tanto. Ya estamos en segundo de Trump. Cuando estábamos en primero de Trump sí que costaba mucho. En realidad aquel libro, Trump y la caída del imperio Clinton, fue un intento por mi parte de de explicar qué había pasado, porque estaba todo el mundo sorprendido de que alguien de la personalidad de Donald Trump hubiera llegado al poder en Estados Unidos. Y bueno, yo intenté explicar. Primero tuve que aprendérmelo, porque yo también tenía dudas sobre por qué se había producido. Bueno, lo investigué mucho y lo puse en un libro para intentar explicarlo. Y antes decía que la injerencia rusa había sido determinante, pero no, quizá lo más determinante seguramente haya sido un proceso de evolución de la sociedad americana que en alguna medida se está trasladando y ya se ha trasladado a otros países occidentales democráticos en Europa, con toda seguridad. Y hay un cierto deseo en un determinado sector de las sociedades democráticas de esto que se suele llamar el «hombre fuerte» que llega al poder y que manda mucho y que además hace grandes demostraciones de que manda mucho y de que pega zapatazos encima de la mesa, que toma decisiones de una manera muy drástica. Hay un sector social al que eso le gusta. Lo que pasa es que eso tiene poco que ver con la democracia tal y como la hemos conocido. De manera que estamos evolucionando en una dirección seguramente preocupante, y por eso digo que lo más importante de todo es cómo las sociedades democráticas occidentales sean capaces de responder ante ese desafío.
«Las actitudes trumpistas se están generalizando en Europa. Los partidos centrales también están empezando a utilizar tácticas extremistas»
P.- ¿Tiene sentido hablar de trumpismo en España? Porque sabes que es una etiqueta que se ha empezado desde tiempo a hablar. El acusar de trumpista a alguien. ¿Tiene sentido usar esa etiqueta en España?
R.- Sí, no solamente en España, está en todos los países occidentales. El trumpismo está extendiendo sus formas de actuar. Está consiguiendo que se considere normal lo que antes no era normal. Y una vez que eso se normaliza, hay sectores sociales y políticos importantes que no solo es que lo acepten con normalidad, sino que consideran que eso es lo normal, que eso es lo que tiene que ser. Y efectivamente, las actitudes trumpistas se están generalizando en Europa, también en España. No solamente en la extrema derecha. No solamente. Los partidos centrales del sistema también están empezando a utilizar tácticas extremistas, quizá de menor intensidad o como queramos llamarlo, pero se va extendiendo y, bueno, pues no creo que sea el mejor escenario posible.
P.- Tiene dicho Arcadi Espada que Pedro Sánchez es la versión europea de Donald Trump. No sé si es para tanto o…
R.- Bueno, yo no me quedaré con la frase entera. Lo que sí creo es que no es él solo. Los dirigentes políticos de Occidente, en buena medida, están intentando adaptar a sus situaciones políticas concretas determinado tipo de tácticas que utiliza el trumpismo para conseguir los éxitos que está consiguiendo el trumpismo. Y eso ocurre en España, ocurre en Francia, en el Reino Unido, en Italia, en Alemania… Y es preocupante que sea así. La democracia seguramente era mejor antes de que pasara eso.
P.- ¿Tú eres optimista con el futuro?
R.- No me pongo ni optimista ni pesimista. Creo que si tengo que compararme, seguramente soy menos pesimista que otras personas. Pero más que pesimismo u optimismo, lo que tengo más bien es preocupación. Y preocupación por el hecho de que eso que estábamos hablando antes, las actitudes tramposas que se van generalizando se acaban convirtiendo en el sistema, y el sistema como tal no debería ser así.
P.- Por ejemplo, el asunto de las presiones a periodistas como director de un informativo muy visto, el más visto la televisión entra dentro de la normalidad. Pero no sé hasta qué punto se pasa a ser, o debería ser muy anormal el que alguien, de repente un ministro señale a Alandete, que es el corresponsal de la COPE y del Abc en Estados Unidos, por hacer preguntas a Trump y tildarlo de, no sé, terminal político, o de traidor a la patria, o antipatriota… No sé hasta que punto es una raya que se acaba pasando y que no deberíamos normalizar que se pasara.
R.- Eso es trumpismo. Esa es una de las actitudes trampa que se ha generalizado y que se ha convertido teóricamente en algo normal. Que se señale un periodista por hacer una pregunta. Los periodistas no somos personas sagradas a las que no se pueda tocar ni de las que no se puede hablar ni en las que no se pueda criticar. Pero determinado tipo de señalamientos son trumpistas, puramente trumpistas. Y señalar a un periodista por hacer una pregunta es trumpismo. Organizar campañas en las redes sociales contra un periodista o un medio de comunicación, esto ya tiene largo recorrido, y tan largo recorrido tiene que ya parece que es una cosa normalizada, que esto es lo normal, que desde un Gobierno, por ejemplo, se organice una campaña de escraches en internet contra un periodista concreto o contra un medio de comunicación concreto o contra determinados medios. Esta cosa de hablar de los seudomedios.

P.- Los tabloides.
R.- Eso es trumpismo. Eso es una actitud trumpista que ya se ha convertido en una cosa normal, por lo que parece, para el sistema político español. Y ya digo, eso no es lo mejor que puede ocurrir.
P.- Aparte de lo normal, porque hay una serie de votantes que solo…
R.- Sí, sí, claro, claro. Por eso. Porque al final, la cúpula política está muy conectada con su base social, y la base social también está asumiendo —y ha asumido— desde hace tiempo esas técnicas trumpistas como una cosa normal. Si esto se hace aquí, los escraches físicos, ya no solamente los de Internet que heredamos o que hicimos traer o importar, por ejemplo de Argentina, que es donde se empezaron a producir hace ya 20 o 30 años y aquí se convirtieron en normales, cuando de repente determinados partidos de la extrema izquierda consiguieron ciertas cuotas de poder. Es hacer escraches a los que pensaban diferente y perseguirlos por la calle insultándolos. Es una cosa que no es normal. Pero de repente hay quien considera no solo que es normal, sino que es lo adecuado.
P.- ¿Tú has tenido situaciones desagradables en la calle o no?
R.- En la calle no, pero lo de que te organicen campañas en las redes sociales es una cosa que ya no es nueva. Alandete no es el único al que le ha pasado. Les ha pasado a muchos más.
«El periodismo no consiste únicamente en dar un dato, sino en analizar ese dato, ponerlo en su contexto y explicarlo a los espectadores»
P.- ¿Uno lo normaliza? Como decimos, lo que no debería ser.
R.- No, no, no, no se debe normalizar porque no es normal. Lo que pasa es que eso no impide que ya lo cojas como una costumbre que pasa periódicamente. Entonces si de vez en cuando das una noticia o consideras que determinada noticia es importante a lo que alguien considera que no lo es, durante unos días se organizan un escrache de ese tipo en las redes sociales, pero que sea que se haya convertido en algo corriente, no significa que sea normal. Y no, no lo es. Y desde mi punto de vista no lo será nunca.
P.- Tú haces un informativo donde no te limitas a contar la noticia. Das contexto y haces una especie de mapa para que también lo entienda el espectador.
R.- Es que el problema aquí es que hay quien considera que contraponer algo que se ha dicho hoy con algo que el mismo que hoy ha dicho eso dijo hace un año en línea contraria es opinar. No sé qué parte de opinión hay aquí. A mí no se me alcanza. Pero lo que sí que hemos intentado desarrollar, y no es de ahora, sino ya de hace mucho tiempo, es lo que se hace en los medios de comunicación desde toda la vida. No sé si tanto en la televisión aquí en España, que quizá por eso haya podido generar alguna cierta sorpresa, pero tanto en la prensa como en la radio, y desde luego en la televisión, en otros países de historia democrática. Es que el periodismo no consiste únicamente en dar un dato, sino en analizarlo, ponerlo en su contexto y explicarlo a los lectores, los oyentes o los espectadores. El periodismo no es solamente contar un dato. El dato frío normalmente no es una noticia. Y explicar las cosas lógicamente puede hacer que a un espectador le parezca que eso se está analizando de manera incorrecta y está en todo su derecho. Y si quiere verlo, lo ve. Y si no quiere verlo, no lo ve. Si lo quiere leer, lo lee y si no, no lo lee. Pero creo que el periodismo, si lo entendemos en su sentido más correcto, no es únicamente dar el dato, sino explicarlo, explicar por qué se ha producido y qué consecuencias puede tener.
«Convertir el cambio de criterio en una política permanente es lo que define a Pedro Sánchez, a quien, por otro lado, la estrategia no le ha ido nada mal»
P.- ¿Crees que uno de los fenómenos más característicos de esta etapa de gobierno de Pedro Sánchez es la pérdida del valor de la palabra dada, de mantenerse firme en una serie de coherencias?
R.- Quizás lo que ha ocurrido con Pedro Sánchez es que con él eso ha pasado muy a menudo, pero no es la primera vez que se rompen promesas o compromisos por parte de políticos. Así que como ya yo soy muy mayor y he tenido la oportunidad de cubrir a varios presidentes, no ha habido presidente que no haya caído en eso, que por otro lado no tiene por qué ser siempre una mala decisión. De vez en cuando, igual que pasa en la vida normal para cualquier persona, tener hoy un criterio y mañana, por las circunstancias que sean, cambiarlo por el contrario no tiene por que ser una mala decisión, puede ser buena. Hay quien dice que solo acierta cuando rectifica y esto de vez en cuando ocurre. Pero convertir el cambio de criterio en una política permanente es lo que seguramente define mucho al presidente del Gobierno actual, a quien, por otro lado, esa estrategia no le ha ido nada mal, porque se mantiene en el poder desde hace años teniendo esa estrategia.
P.- De hecho, le va no sé si mejor que nunca, pero mejor que los últimos meses. Se le ve de ánimo, al menos.
R.- Él está en el poder, y los sondeos no son tan malos para el Partido Socialista, en absoluto. Así que él ha sido capaz de convertirse en el primer presidente de Gobierno que lo es sin haber ganado las elecciones. De hecho, se convirtió en presidente de Gobierno en una moción de censura. Nadie había conseguido triunfar en una moción de censura previamente. Cuando triunfó, solo tenía 84 escaños de 350. Es decir, todo eso es muy significativo de alguien que tiene una personalidad muy específica, muy especial y que ha sabido sacar partido de debilidades políticas muy grandes, porque de hecho, cuando consiguió 84 escaños en aquellas elecciones anteriores se le cuestionó mucho, porque era el peor resultado que había conseguido el PSOE en este periodo democrático. Y a pesar de eso, al cabo de un tiempo acabó siendo presidente con esos 84 escaños, con lo cual es un éxito muy notable que nadie le puede negar.
P.- La política de hacer de la necesidad virtud.
R.- Eso está bien dependiendo en qué cosas. Sí, en algunas cosas hay que hacer de la necesidad virtud y en otras conviene no hacerlo. Pero bueno, eso de cada cosa se puede hacer un análisis diferente.
P.- ¿Cuáles son tus referentes periodísticos? No sé si nacionales o internacionales, porque sé que tienes o tenías interés por los que presentaban informativos en Estados Unidos.
R.- Sí, bueno, yo he tenido mucha suerte porque he podido trabajar con gente muy importante, con periodistas magníficos a lo largo de mi carrera, y he podido aprender mucho de ellos. Pero luego es verdad que cuando ya empecé a trabajar en televisión, que no era mi objetivo cuando estaba estudiando. Yo prefería trabajar en la radio, pero bueno, la vida me llevó por ahí y acabé trabajando en televisión. Cuando empecé a trabajar en televisión descubrí el medio y bueno, no me gustaba mucho la televisión que hacíamos aquí. Estoy hablando de hace 40 años, 35, 40 años. Y entonces empecé a investigar cómo se hacía en otros sitios y bueno, con las dificultades propias de la época, que no había internet y no era tan fácil ver informativos de otros países. Con algunos amigos que tenía viviendo en Inglaterra y en Estados Unidos, bueno, conseguía que me mandaran vídeos en aquella época para poderlo ver y también en mis viajes. Y sí, que bueno, ahí aprendí que había una manera diferente de hacer televisión a la que estábamos haciendo aquí. Y de aquellos referentes sí, yo puedo citar sobre todo específicamente a dos, que me parecen… Ambos murieron ya. Uno es Peter Jennings, que creo que es, al menos para mi gusto, el mejor presentador de informativos que yo he conocido, en la cadena ABC. Y el otro, Tim Russert, que trabajaba en la NBC en un programa semanal que se hace los domingos por la mañana en Estados Unidos de tertulia, de análisis político y de entrevistas. Creo que es el mejor entrevistador que yo he visto en televisión en mi vida. Y un tipo muy sereno. Siempre en las entrevistas no levantaba nunca la voz, no movía un músculo, pero las preguntas que hacía eran tremendas y siempre daba en el clavo para buscar la respuesta correcta.
P.- ¿Tú eres una persona tímida?
R.- Muchísimo.
P.- Me da esa sensación. También lo soy. No por nada.
R.- Sí, es así, sí.
P.- Es que uno nace tímido y ya es tímido toda la vida. Lo que pasa que uno lo enmascara. No es que lo enmascare, sino que al final por el trabajo que tenemos…
R.- No te queda más remedio.
P.- No te queda más remedio que… Es curioso esto de la timidez y la gente de los medios de comunicación.
R.- Sí, bueno, yo a veces lo explico. Unas veces me dicen: «Y eso de tener que hablar para tanta gente todos los días ¿no te da miedo? ¿No te pones nervioso?». Claro, yo hablo para mucha gente, igual que todos los que trabajan en televisión, da igual en qué cadena, hablan para mucha gente, pero no tenemos a toda esa gente ahí delante. Tenemos una cámara de televisión y unos pocos compañeros que están allí en el plató. Seguramente si tuviéramos a toda la gente que nos ve, si lo tuviéramos delante, no sería tan fácil dirigirse a tantísima gente. No lo sé, porque tampoco tengo la experiencia de haber tenido, yo qué sé, dos millones de personas ahí delante mirándome. Tienes que salir adelante y concentrarte en el trabajo que haces, nada más, y con eso suele ser suficiente.

P.- Porque me parece curioso. Conocemos y conocerás también gente muy, muy alegre en las reuniones y que de repente, pues es la típica persona que llega a un bar y saluda a todo el mundo y no le da cosa porque es una persona con un don de gentes tremendo. Y después si tienen que hacer algo delante de una cámara se ponen nerviosos.
R.- Sí, eso puede ocurrir, si. A mí me pasaba al contrario. Cuando yo empecé a trabajar, empecé en la radio, y me costaba muchísimo ponerme delante del micrófono, me costaba mucho. Sin embargo, la primera vez que tuve que ponerme delante de una cámara no me pasó igual. No sé por qué, pero bueno, fue así. Y bueno, al final la vida me llevó por este camino.
P.- Y mira que en la radio está uno solo.
R.- Sí, estás solo, estás con un micrófono. Pero no sé, me imponía. No sé muy bien por qué, porque lo tenía ahí delante, quizás, o lo veía muy de cerca, pero me costaba más.
P.- ¿Acabarás teniendo un programa en la radio?
R.- Pues quién sabe. Esto nunca sabe uno. Pero fíjate, yo haría encantado un programa de deportes en la radio. Sí, me encantaría acabar haciendo un programa de deportes.
P.- Pero a ti lo que te gusta sobre todo es el Atlético.
R.- Sí, pero por eso, yo siempre digo, yo soy más de fútbol que de casi cualquier otra cosa.
P.- O sea, una especie de programa deportivo de noche.
R.- Sí, con alguna tertulia deportiva para hablar con gente de los partidos y eso, sí, me lo pasaría muy bien.
P.- Parece mucho más lúdico.
R.- Sí, sí. Hacer algo muy divertido, algo divertido. Sí, sí.
P.- ¿Cómo has vivido la polémica que sabes que ha habido con el Premio Planeta, el de Juan del Val, que de repente ha habido mucha?
R.- Sí. Pues me resulta muy curioso la cantidad de críticas que ha habido a un libro que todavía no se ha publicado. Quizá conviene esperar a que se publique el libro. Luego lo lees y una vez que lo has leído, pues haces la crítica que te corresponde hacer. Me ha gustado o no me ha gustado o me parece un desastre o me parece estupendo, pero es hacer críticas previas a haber visto lo que pasa… Es como vamos a hacer la crónica de este partido, pero si no se ha jugado todavía, quizá convenga esperar.
P.- Recordaba, porque lo leí en su momento y me pareció muy ilustrativo, que el añorado Idafe, que estaba en El País para señalar a periodistas y tal, que lo tenían contratado para eso, e hizo una columna, digamos, criticándote porque te habían dado un premio, también. Era una universidad donde digamos que el Grupo Planeta tenía participación en todo esto. Entonces tú muy elegantemente le mandaste una carta al periódico, que es una cosa como añeja, mandar una carta al periódico.
R.- Sí, es que en eso soy muy añejo.
P.- Entonces decías: «Sí, me han dado tal. También me han dado un premio Ondas, como le han dado a compañeros de la Cadena SER que forman parte del grupo Prisa». A Pepa Bueno, por ejemplo.
R.- Aquello lo escribió en un artículo en El País, precisamente. Y entonces bueno, yo lo que quise hacer ver que, efectivamente, yo entiendo que se pueda criticar que me hubieran dado esa ese reconocimiento. Es perfectamente criticable y nada más. Pero claro, para hacer una crítica tienes que poder hacerla. Y entonces, claro, si tú haces la crítica en un medio que todos los años se da premios a sí mismo, entonces es más complicado. Entonces, bueno, quise hacer ver eso y que a mí, precisamente el grupo al que pertenece el medio en el que se hizo esa crítica, me premió a mí mismo, hacía muy poquito tiempo, por mi tarea profesional.
P.- Pues el bueno de Idafe acabó en La Moncloa trabajando. Al final, todos los caminos del Señor le llevan a uno…
R.- Algunos caminos no son inescrutables.
P.- A veces, se veía venir. Esta cosa que siempre ha habido, activistas que al final acaban encontrando su sitio. Pues bien.
R.- Y está bien que lo encuentren, además, aunque todos sabíamos cuál era el camino que se iba a seguir.
P.- Bueno, para ir cerrando, tengo un tipo test que es indoloro y que es lo peor de la entrevista. ¿Un lugar en el mundo que te guste?
R.- Las Islas Canarias.
P.- ¿Alguna en concreto?
R.- Mira, conozco todas. Todas. Me quedaría casi con un lugar concreto de cada una de ellas, pero como es muy largo, son ocho islas, incluida la Graciosa, no voy a ir uno por uno. Pero me quedaría con algún lugar concreto de cada una de las islas.
P.- ¿Tienes palabrota o insulto más usado?
R.- Seguramente «mierda», cuando pasa algo que no me gusta.
P.- ¿Un político que te guste o que te haya gustado? Histórico, nacional o internacional, me da lo mismo.
R.- Sí, bueno, te pongo dos de ideologías diferentes, pero que los dos me han impactado por algunas cosas. El Churchill de la Segunda Guerra Mundial y el Obama que consiguió ganar las elecciones en circunstancias difíciles, dada su raza.
P.- ¿Una película que siempre recomiendas?
R.- Las amistades peligrosas.
P.- ¿Y eso?
R.- Me parece una película maravillosa. Por el tema que trata, por cómo lo trata, por el humor al que al mismo tiempo le mete a la cosa y el drama que tiene la película también. El trabajo de los actores es sencillamente sensacional y los diálogos son impresionantes. Si luego buscas en el libro que da pie para esa película, la novela es igual. Es una sucesión de frases magníficamente redactadas.
P.- ¿Y serie? ¿Eres más de series que de películas o de películas más que de series?
R.- No, indistintamente. Soy de películas buenas y de series buenas, no de que me gusten más las series o las películas. Una serie, bueno, podría coger muchas, no sé. Por ejemplo, como siguiendo la cosa de los espías, The Americans me gustó mucho y la seguí con mucho interés. Y esperé, fíjate que esperé a verla a cuando había terminado escribir el libro para que no me influyera, porque no quería que me marcara mucho la cosa.
P.- ¿Un libro para regalar aparte de La caza del ejecutor, Operación Kazán…? Un libro para regalar.
R.- Siguiendo con la cosa de los espías, por mi admiración hacia ellos y por el gusto… Bueno, en el ámbito puramente literario, Cien años de soledad. Y luego, en el ámbito más literario de espionaje regalaría El topo de Le Carré o El cuarto protocolo de Frederick Forsyth.
P.- Yo estoy terminando, a punto de terminar el librito este de las memorias de J.D. Vance. Hablábamos de política, se llamaba —no sé si lo leíste— Hillbilly elegy. Me parece un libro tremendo.
R.- Sí, pero todos estos son muy interesantes porque define muy bien a la personalidad de cada cual. Es interesante.
P.- ¿Cuál es tu idea de éxito?
R.- No tengo una idea específica de éxito, fíjate. No me he planteado qué tengo que conseguir para considerar que he tenido éxito. No me planteo eso. Simplemente me gusta estar contento y estar suficientemente feliz con con la vida que tengo. No me he parado a pensar «si no consigo tal cosa he fracasado». No creo que la vida se tenga que vivir así.
P.- Recuerdo que dijiste una entrevista, algo así como una frase que te dijo en su momento Gabilondo, con el que trabajaste, que decía: «En este oficio hay rachas donde te va muy bien y rachas donde te va muy mal y nunca sabes muy bien por qué».
R.- Es tal cual, sí.
P.- Te va bien, dices: «Si hago lo mismo que antes». Y de repente te va mal y dices: «Si hago lo mismo que hacía cuando tenía éxito». Nunca sabe uno muy bien…
R.- Esto yo, que soy muy aficionado al fútbol, ya a lo largo de los años has visto a futbolistas que estaban olvidados por todo el mundo, que estaban jugando en categoría regional y un día, por lo que sea, falta alguien en el primer equipo, lo ponen a jugar y se convierte en una estrella del fútbol de repente. Y dicen: «No, si yo juego igual aquí que como jugaba en la categoría regional, lo que pasa es que no me habéis visto, no me prestabais atención».
P.- ¿Lo cambiarías todo por ser jugador del Atlético de Madrid?
R.- Casi todo, sí.
«Cambiaría toda mi carrera profesional por haber empezado en el Atleti con diez años, acabar siendo capitán del equipo y retirarme siendo jugador»
P.- Vamos a decir todo lo profesional.
R.- Sí, todo lo profesional. Yo hubiera cambiado todo lo que he hecho por haber sido, por ejemplo Koke, por haber empezado en el Atleti con diez años y acabar siendo capitán del equipo y retirarme siendo jugador del Atlético de Madrid.
P.- Todo, o sea todo, desde campañas electorales…
R.- Todo lo profesional que he hecho lo cambiaría por haber conseguido eso.
P.- ¿Un hecho histórico que te hubiera gustado presenciar?
R.- Me hubiera gustado —no porque me guste que se produjera, pero sí por haberlo podido contar—, es decir, si pudiera pasarme tres días, que me digan «puedes hacer una regresión en el tiempo y pasarte tres días», me volvería al momento en el que se inicia la Guerra Civil en España. Me gustaría poderlo ver, haber estado allí para para poder ver por qué aquel desastre se produjo.
P.- Poder hacer de Chaves Nogales.
R.- Sí. Tener la posibilidad de poderlo vivir y poderlo contar siendo testigo presencial.
P.- ¿Cocinas o te cocinan?
R.- Me cocinan.
P.- ¿No se te da bien el tema?
R.- Hacer dos huevos fritos sí se me da bien. Hasta ahí sí, mucho más no.
P.- Estamos en el mismo barco, así que… ¿Es cierto esto que dicen de que cuando uno va creciendo se va pareciendo más a sus padres?
R.- Pues no sé si es cierto, pero me gustaría que lo fuera, porque son… Mi padre ya murió y mi madre, por suerte, sigue viva con nosotros. Son dos personas excepcionales, y parecerse a dos personas excepcionales es muy bueno.
P.- En el libro dices: «Para mis padres. Un hombre bueno y una mujer buena». ¿Eso es a lo máximo que se puede aspirar?
R.- Es a lo mejor que se puede aspirar. A ser buenas personas.
P.- ¿Para ti España es…?
R- Es mi país, y es el país al que quiero en el mejor sentido, no en un sentido patriotero. Y es ese el país al que quiero de manera individual y al que quiero más todavía por sentirme europeo, que es lo que más me gusta sentirme. Yo sí que tengo un sentido de pertenencia a la civilización occidental que nos ha traído, creo, lo mejor que ha sido la democracia liberal. Y eso surgió en Europa y creo que estar en Europa es lo mejor que nos ha podido pasar.
P.- Y ya que estamos aquí en THE OBJECTIVE. ¿Qué opinión te merece esta casa?
R.- Fíjate, determinado tipo de medios de comunicación que han surgido en los últimos 10-15 años, me parecen en buena medida un milagro del buen trabajo, de la capacidad de poner en marcha proyectos desde cero que son muy difíciles, primero de poner en marcha y luego de consolidarlos. Y desde ese punto de vista, la verdad es que admiro mucho el trabajo que hacéis estos medios, que con muchas dificultades conseguís situaros, y a base de dar noticias y de que las noticias sean ciertas y de que esas noticias acaben en los tribunales, como ha ocurrido con algunas de los exclusivas que habéis dado vosotros. Pues creo que hacéis, igual que otros medios, un trabajo admirable.
P.- Es cierto que siempre me hace mucha gracia esto que dicen: «Es que son recortes de prensa». Bueno, el Watergate también empezó en la prensa.
R- Y los papeles del Pentágono eran recortes de prensa.
P.- Después se judicializó. No pasa nada. Si la cosa es que esos papeles sean verdad.
R.- Los recortes de prensa pueden ser una prueba judicial que puede acabar en una sentencia.
P.- Como cuando el presidente hacía la distinción entre prensa y tabloides digitales.
R.- Hay cosas que no tienen ningún sentido, y esa es una de ellas.
P.- Vicente Vallés, este nuevo libro se llama La caza del ejecutor. Está de promoción, y yo le agradezco que haya hecho parada aquí, en El purgatorio, en esta semana intensa.
R.- Muchas gracias.
[¿Eres anunciante y quieres patrocinar este programa? Escríbenos a [email protected]]
