Arquitectura contra el abandono rural: Sandra Bombillar quiere reconstruir lo que fuimos
El proyecto Populāre impulsa un modelo de regeneración arquitectónica para revitalizar la España rural

Sandra Bombillar recibe el premio GIRA.
El territorio rural español sufre de despoblación, un problema conocido como «la España vacía», término procedente del ensayo de Sergio del Molino, La España vacía, viaje por un país que nunca fue (2016). Sin embargo, ha sido la versión más reciente del concepto, «la España vaciada», la que se ha cobrado fuerza en los discursos sociopolíticos. Esta expresión introduce una idea fundamental: la España rural ha sido vaciada por el abandono institucional y la falta de oportunidades.
El origen de este proceso se remonta a las décadas de 1950 y 1960, cuando la industrialización y urbanización de las ciudades impulsaron el éxodo rural. La despoblación de estos territorios y el envejecimiento de los residentes que permanecen puede llevar a la desaparición de pueblos y del patrimonio cultural que albergan, como advierte Greenpeace.
La arquitecta valenciana Sandra Bombillar lleva 18 años trabajando en estos entornos, una experiencia que la ha expuesto a la importancia de conservar la España rural, su cultura, su arquitectura vernácula y su gente. De esta necesidad nace su proyecto Populāre, con el que busca contribuir a la «regeneración de lo existente en las zonas rurales», al «devolver a la vida construcciones que están en desuso, incentivar el emprendimiento y crear un impacto social, territorial y económico».
Sandra Bombillar fue premiada por Populāre en la IX edición de GIRA Mujeres, el programa impulsado por Coca-Cola para promover el emprendimiento femenino.
Reconstruyendo municipios autosuficientes
El objetivo de Populāre no es solo rehabilitar edificios individuales, sino revitalizar municipios enteros para que vuelvan a ser funcionales y autosuficientes, evitando su desaparición. Por ello, la empresa busca impulsar una intervención «que va mucho más allá de la arquitectura».
El proceso comienza identificando espacios en desuso, una tarea que va acompañada del análisis del inmueble para determinar en qué condiciones pueden acceder a él. Después, para asegurar la viabilidad del proyecto, buscan crear alianzas públicas y privadas. A partir de ahí se desarrolla el plan arquitectónico, tanto de construcción como de diseño urbano, cuando se trata de intervenciones integrales en los municipios.
La prioridad de Populāre es que el proyecto se desarrolle en paralelo con la dinamización del territorio. Para ello se incorporan los agentes locales y la mano de obra del propio municipio, mientras se publicita la propuesta para atraer a nuevos habitantes y fomentar el emprendimiento. «Queremos que la gente empiece a ver la viabilidad de poderse ir a implementar su negocio. Queremos atraer al ámbito del teletrabajo y a quienes buscan conciliar una vida sana en el medio rural con su trabajo», explica la fundadora.
La organización trabaja junto a tres agentes que Bombillar considera «inseparables»: el sector privado, que aporta inversión y emprendimiento; las administraciones públicas, que activan la financiación institucional; y la comunidad local, que brinda el conocimiento del territorio y garantiza el arraigo cultural.
Además, Populāre planea convertirse en un modelo replicable, «para que cualquiera que quiera poder activar un territorio lo pueda hacer», destaca Bombillar.
La identidad es un patrimonio en riesgo
Para Sandra Bombillar, Populāre es parte de la misión de preservar la identidad de las comunidades rurales en toda España. Ella explica que su trabajo la ha llevado a recorrer gran parte de los pueblos del territorio nacional, donde ha descubierto la esencia cultural que los define: «A pesar de ser del mismo país, incluso de la misma comunidad autónoma o comarca, cada pueblo, cada aldea, cada municipio es totalmente identitario».
Por eso, comprende la magnitud del coste que supone la despoblación: «Cuando te enfrentas tan de cerca a estos pueblos, te das cuenta realmente de la pérdida que hay. Desde la pérdida del patrimonio, de la memoria y de aquello que nos hace ser como somos, comer lo que comemos, escuchar lo que escuchamos».
Para Bombillar, cada territorio es parte de la historia colectiva del país: «En el momento en que abandonas un sitio, se pierde lo que nuestros familiares, municipios y entidades locales han construido a lo largo de generaciones». Añade que el abandono es mucho más que físico: «Cuando te paras a observar el deterioro y el desuso, te das cuenta de que no solo son maderas que crujen y caen. Lo que se desmorona es la memoria identitaria del lugar».
Liderazgo femenino en un sector tradicionalmente masculino
La fundadora de Populāre participó en la edición de GIRA Mujeres de este año, movida por la convicción de representar a las mujeres de su sector: «Quería dar voz a la mujer dentro del mundo de la construcción, la arquitectura y el diseño para demostrar que somos una parte fundamental de estas industrias». En total, 880 mujeres presentaron sus proyectos en las categorías Quiero emprender y Tengo un negocio, y Bombillar fue una de las dos ganadoras de la primera categoría.
Los premios para las cuatro ganadoras incluyen una mentoría de cuatro meses brindada por Impact Hub, 8.000 euros en capital semilla, tres meses de clases de aceleración de negocios y una formación impartida por ESIC, especializada en impulsar o mejorar emprendimientos.
Bombillar afirma que el ambiente del concurso fue especialmente motivador: «Me he encontrado un sitio en el que, sin tener que estar demostrando constantemente mis habilidades, son reconocidas. Esto no ocurre generalmente en mi sector, donde tienes que validar constantemente tu capacidad frente a tanta energía masculina».
Su trayectoria en la arquitectura ha sido marcada por su conciencia social: «Siempre me he sentido muy responsable como arquitecta, diseñadora y ciudadana de un país», afirma. Populāre nace de su deseo de actuar ante la despoblación: «Como arquitectos no podemos cruzarnos de brazos. Esto lo hago desde el máximo amor a mi profesión, al país, y sobre todo a las tradiciones y a la arquitectura vernácula, porque no podemos seguir perdiendo patrimonio habitable de forma consentida».
