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Andalucía

Un grupo de ingenieros malagueños inventa una desaladora flotante de energía solar

Estudiantes presentan un proyecto que permite desalar el agua del mar de una forma eficiente y sostenible

Un grupo de ingenieros malagueños inventa una desaladora flotante de energía solar

Equipo AdSol

Jóvenes ingenieros malagueños han ideado una planta desaladora flotante que funciona con energía solar. Este grupo de estudiantes, creadores del proyecto AdSol, ha conseguido el importante premio Green Manufacturing Award 2023. Su principal diferencia con las desaladoras tradicionales es que la desalación se consigue a través de energía solar y condensación

Uno de los principales problemas de las desaladoras tradicionales es el alto consumo energético. AdSol consigue reducir el consumo energético hasta situarte en el 17% comparado con otras desaladoras. Todo ello en un espacio de nueve metros cuadrados. La plataforma desaladora se coloca en el mar y acumula y concentra energía solar para calentar agua debajo de la plataforma. Tras ello, el agua se evapora y condensa. En este proceso, el agua es purificada. 

Prototipo desaladora de AdSol
Prototipo desaladora de AdSol

Según ha explicado Ignacio Colombo, CEO de AdSol a THE OBJECTIVE, los métodos tradicionales de desaladoras están muy establecidos en el mercado, pero han llegado a su «madurez tecnológica», por lo que las inversiones en mejoras y optimización no están dando resultado. Los principales problemas de estos procesos tradicionales son principalmente un alto consumo energético, una limpieza del 95% de impurezas en el agua —que es una buena cifra pero podría ser mejorable—, y la generación constante de salmuera

En el caso de AdSol, según afirma su CEO, estos tres factores pueden ser optimizados. El consumo energético es tan solo del 17% en comparación con los métodos tradicionales, la limpieza de impurezas de agua asciende al 98% y la cantidad de salmuera se puede controlar gracias a la modulación de potencia y calor que se aplica al agua. 

AdSol cuenta con una patente a nivel nacional e internacional y unas seis entidades han mostrado su interés por invertir en este proyecto, entre ellas, una empresa israelí. A pesar de ello, Ignacio Colombo ha afirmado a THE OBJECTIVE que el objetivo del equipo es optar por otras vías de financiación: «Por el momento estamos intentando evitar la financiación privada. Para empezar porque es dilutiva y por otro lado porque preferimos mantener esa autonomía y confiamos en que podemos obtener esos fondos a partir de otros métodos».

El equipo de AdSol confía en que su proyecto llega en un momento donde el hidrógeno verde se encuentra en auge y las nuevas infraestructuras basadas en combustibles fósiles continúan en declive. La crisis energética y la concienciación medioambiental permiten que este proyecto pueda posicionarse muy bien en los próximos años.

Aunque todavía no existe una fecha oficial, AdSol plantea tener un dispositivo operativo y comercializable para el año 2026. Ignacio Colombo explica que la prioridad es no dar tanta prioridad a sacar el producto cuanto antes, sino a lanzar un producto potente en el mercado

«Una buena forma estandarizada de ver el avance en el proceso que llevamos es a través del nivel de tecnología, el llamado TRL. Hay nueve niveles y nosotros estamos en el tres. Es decir, la idea ya está validada a nivel teórico, de hecho ya tenemos la patente a nivel nacional e internacional. Y ahora estamos entrando a un ambiente de testeo real. Estamos saliendo del laboratorio y probando el producto en un entorno real para validar la tecnología a nivel práctico», asegura el CEO de AdSol. 

Las desaladoras ante el reto actual

El actual problema de sequía que atraviesa España hace que las miradas se pongan en el mar. Como ha informado THE OBJECTIVE, Andalucía ha apostado por esta tecnología en un contexto donde más de cien municipios andaluces han aplicado restricciones de consumo de agua. Sin embargo, los problemas añadidos que genera la desalación pueden ser bastante considerables. 

Según Domingo Zarzo, en su estudio en la Universidad de Alicante titulado «Problemática y soluciones para la gestión y tratamiento de salmueras procedentes de desaladoras», la salmuera puede afectar de diversas formas al medio marino: afectando al pH del agua, al oxígeno disuelto, a la concentración de materia orgánica, a los sólidos en suspensión o nutrientes o a la temperatura

Noelia García, en El Economista, también apunta al problema del consumo energético por parte de las desaladoras: «Alrededor de un tercio del coste de vida de una planta de desalinización es energía». Ante ello, los investigadores evidencian la necesidad de buscar otras vías alternativas como la de estos jóvenes malagueños, que entran en un sector donde España y Andalucía concretamente podrían posicionarse en un lugar muy privilegiado a nivel internacional.

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