Dimiten dos responsables por la polémica restauración de la Macarena en Sevilla
Las protestas de los fieles ha obligado a la Hermandad histórica a tomar medidas tras la intervención en la talla

Imágenes de la veneración de Nuestra Señora de la Esperanza Macarena. | Joaquín Corchero (Europa Press)
Lo que comenzó como una intervención rutinaria de mantenimiento sobre una de las imágenes más veneradas de Andalucía ha desembocado en una crisis institucional, una conmoción popular y una fractura sin precedentes entre la Hermandad de la Macarena de Sevilla y buena parte de sus hermanos, que ha culminado con la dimisión de dos principales. En el centro de la polémica: la Virgen de la Esperanza Macarena, intervenida recientemente por el conservador Francisco Arquillo, cuya actuación ha generado un aluvión de críticas por alterar el aspecto tradicional de la talla.
Durante el fin de semana, cientos de fieles se congregaron a las puertas de la Basílica de la Macarena. No para una celebración, sino para exigir explicaciones. Las redes sociales se transformaron en una cascada de críticas imposible de apaciguar. Y ese clamor tardó poco en convertirse en la concentración en masa ante la espadaña del templo. En un ambiente de tensión, devotos coreaban la «Salve» entre lágrimas y gritos de indignación. Exigían la dimisión completa de la Junta de Gobierno, a la que acusan de opacidad y de permitir una alteración «irreparable» de la imagen de la Virgen.

«¿Quién en su sano juicio autoriza esta supuesta remodelación?», se pregunta la devota hispalense Ana. «En cuestión de horas han arruinado cientos de años de historia», expresa su lamento a THE OBJECTIVE. Como ella, muchos otros mostraron su descontento por lo que consideran no un simple ajuste estético, sino una restauración no autorizada ni explicada.
Un profesor en el ojo del huracán
Las causas del conflicto se remontan al encargo hecho en mayo de 2024 al profesor Arquillo para evaluar el estado de conservación de los titulares de la Hermandad. En ese informe se indicaban hasta once actuaciones, entre ellas la limpieza superficial, revisión de lágrimas y pestañas, y la eliminación de manchas en la policromía. Sin embargo, fue precisamente la modificación de las pestañas de la Virgen -demasiado largas y prominentes a juicio de la mayoría- la que encendió la mecha de la indignación nunca antes vista.

Las imágenes compartidas por los fieles, mostrando un cambio notable en la expresión del rostro de la Virgen, fueron un polvorín que se extendió rápidamente por redes sociales como X o Instagram y por grupos de WhatsApp. La respuesta institucional fue lenta. Las horas de silencio hasta la publicación del comunicado avivó aún más la tensión, concentrando la atención de miles de sevillanos en la Plaza de la Esperanza Macarena. Ante el revuelo, la Hermandad decidió suspender la misa prevista para la tarde del sábado, así como una jornada de convivencia de las Hermandades de la Madrugá.
Exigencia sin precedentes
En una carta leída públicamente durante la concentración, uno de los organizadores exigía responsabilidades a la Junta. «El daño ocasionado es irreparable. No solo artísticamente, sino también devocionalmente», expresó. Los manifestantes pedían cinco medidas concretas: la dimisión inmediata de toda la Junta, un informe técnico detallado, una reversión del cambio para recuperar la expresión original de la imagen, disculpas públicas y una inspección por parte del Arzobispado.
La presión desembocó en una reunión de emergencia de la Junta de Gobierno, que se prolongó durante casi nueve horas. En la madrugada del martes, finalmente, la Hermandad rompió su silencio. En un comunicado público, pidió «perdón por el daño moral y devocional» causado y reconoció errores en la gestión de la situación. La Junta explicó que su demora se debió al deseo de contar con toda la documentación técnica antes de dar explicaciones.
El comunicado atribuyó la responsabilidad técnica de la intervención al profesor Arquillo, indicando que fue él quien estableció el alcance de los trabajos y su duración. Según la Hermandad, cuando la Virgen fue entregada el viernes 20 de junio, su aspecto fue considerado adecuado para ser repuesta al culto. No obstante, al observarla ya en el camarín el sábado, surgieron dudas, especialmente por la apariencia poco habitual de las pestañas.
Ante la imposibilidad de contactar con Arquillo ese mismo día, la Hermandad decidió —según sus propias palabras— «de forma errónea» volver a colocar la imagen en su lugar habitual. La reacción del público no se hizo esperar, y llevó a una segunda intervención para recortar las pestañas. Aún así, no se alcanzó el resultado esperado, y por la noche, se realizó una tercera intervención, esta vez a cargo del imaginero Esteban Sánchez Rosado, sin previo aviso a los fieles.
Además de estas aclaraciones, el comunicado informó que los técnicos del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH) se encargarán de analizar la imagen y supervisar futuras acciones. También se anunció la dimisión del mayordomo y del prioste, principales responsables del patrimonio de la cofradía.
A pesar de las medidas adoptadas, devotos expresan a este medio que la herida sigue abierta. Expertos en arte sacro coinciden en que lo ocurrido trasciende lo estético o técnico. Para muchos, se ha vulnerado un lazo emocional y espiritual de siglos. Fuentes internas de la Hermandad reconocen que queda ahora un camino por delante de reparación en su relación con los fieles, apuntando principalmente a aprender de los errores, siendo una mayor transparencia la base sobre la que trabajar. Mientras la Hermandad cree que este episodio será anecdótico y en cuestión de semanas todo volverá a la normalidad, algunos piensan que este capítulo trasciende y es la primera etapa de un cisma que requiere de un gran esfuerzo por recomponer la confianza de los devotos.