Denuncias ciudadanas alertan del daño al patrimonio en la Plaza de España de Sevilla
El uso intensivo de la plaza como escenario de grandes eventos despierta preocupación entre profesionales y vecinos

Imágenes del concierto de Duncan Dhu en Icónica Fest 2025 en la Plaza de España | Joaquín Corchero (Europa Press)
La Plaza de España de Sevilla, uno de los principales emblemas arquitectónicos de la ciudad hispalense y joya por excelencia de la Exposición Iberoamericana de 1929, vive momentos de creciente deterioro. Lo que fue concebido como símbolo de modernidad y esplendor para el siglo XX se encara hoy con una realidad señalada por la falta de mantenimiento, el desgaste material y una alarmante incoherencia entre su uso como reclamo turístico y su cuidado como Bien de Interés Cultural. La polémica en la capital andaluza está servida.
En las últimas semanas, distintas voces ciudadanas, como la asociación Sevilla Se Muere, han llamado la atención sobre los efectos negativos que están teniendo los eventos de gran formato que se celebran de forma reiterada en este entorno patrimonial. La continuidad del festival musical Icónica Santalucía Sevilla Fest en la plaza hasta al menos 2031 ha generado un debate cada vez más encendido sobre la compatibilidad entre la conservación del monumento y su utilización como espacio para actividades multitudinarias. Las imágenes que se han compartido en redes sociales en las últimas semanas han supuesto un reclamo para los vecinos locales.
Según ha recogido THE OBJECTIVE, las denuncias se apoyan en imágenes y documentación técnica que aglutinan desperfectos visibles en elementos esenciales del conjunto arquitectónico, como azulejos rotos, balaustradas fracturadas o estructuras metálicas apoyadas directamente sobre superficies protegidas. A esto se suma la presión constante que sufre el pavimento por el paso de maquinaria pesada, camiones, equipos de sonido y grúas durante el montaje de escenarios. El desgaste afecta especialmente a la cerámica esmaltada y al ladrillo, materiales que conforman la identidad visual del conjunto.
Un emblema cada vez más demandado
El contraste entre la preocupación ciudadana y la estrategia institucional genera una sensación de desamparo. Mientras el Ayuntamiento ha puesto en marcha un plan de embellecimiento que exige al Estado retirar aires acondicionados y otros elementos considerados intrusivos desde el punto de vista estético, al mismo tiempo respalda la celebración de espectáculos de alto impacto sobre el mismo entorno que se intenta proteger. Esa dualidad ha sido señalada como incoherente por varias plataformas ciudadanas, que entienden que el objetivo final no debería ser meramente estético, sino garantizar la integridad del conjunto.
La reciente renovación del acuerdo con la promotora Green Cow Music, por valor de más de 1,2 millones de euros hasta 2031, ha sido uno de los detonantes del malestar. Según las críticas formuladas, no se ha seguido un proceso de concurrencia pública ni se ha dado información clara sobre las condiciones de uso del espacio, a pesar de tratarse de un bien patrimonial de titularidad pública. Las críticas no solo provienen de asociaciones ciudadanas; también desde la oposición municipal se ha denunciado la ausencia de un debate político y ciudadano y de una estrategia cultural acorde al prestigioso monumento.
Debate recurrente
El propio informe técnico elaborado por la Gerencia de Urbanismo, al que se ha hecho referencia en distintos medios locales, alertaba ya en 2024 de la necesidad de actuar con especial sensibilidad en la Plaza de España para evitar daños irreversibles. A pesar de ello, el calendario de eventos ha seguido adelante con el respaldo municipal, incluso mientras se negocian propuestas como la posible implantación de un sistema de acceso de pago para turistas no residentes en la provincia.
La tensión sobre la Plaza de España es un continuo en redes sociales, donde diferentes usuarios amplificaron durante la semana este supuesto abandono cuando una columna de humo surgió desde una zona del complejo donde se encuentra la Capitanía General. Aunque no se han producido daños de consideración, el incidente reabrió el debate sobre la opacidad con la que, en ocasiones, se maneja la información sobre lo que sucede en este enclave, especialmente cuando implica a instituciones estatales como el Ministerio de Defensa.
El peligro en el entorno
Mientras tanto, el entorno no solo se resiente a nivel arquitectónico. El impacto de las actividades sobre el cercano Parque de María Luisa –también declarado Bien de Interés Cultural como Jardín Histórico– y sobre especies en peligro de extinción como el nóctulo gigante, un murciélago protegido que habita en la zona, preocupa a colectivos ecologistas que ven cómo el equilibrio entre cultura, biodiversidad y turismo se tambalea sin respuestas firmes.
En respuesta a las críticas, tanto la promotora del festival como el Ayuntamiento han insistido en su compromiso con la protección del entorno. Se han defendido señalando que se aplican protocolos de restitución del espacio tras cada evento y que se cumple un convenio regulado. Además, desde el consistorio se recuerda que el festival genera importantes beneficios económicos y ayuda a desestacionalizar el turismo en la ciudad.