Castilla y León plantea en Bruselas medidas pioneras para combatir la despoblación
Isabel Blanco presenta en Bruselas nuevas herramientas para combatir la despoblación, uno de los retos clave en el territorio

Comisión Desarrollo Regional del Parlamento Europeo. Vicepresidenta Isabel Blanco. | JCyL
Castilla y León ha llevado este miércoles a Bruselas una voz clara en defensa del mundo rural y de las regiones afectadas por la despoblación, según la información a la que hemos tenido acceso en THE OBJECTIVE.
En el marco de una audiencia pública sobre el reto demográfico celebrada en el Parlamento Europeo, la vicepresidenta de la Junta, Isabel Blanco, ha apostado por una estrategia global para hacer frente a los desafíos que sufre buena parte del territorio castellanoleonés: dispersión, envejecimiento y pérdida progresiva de población.
Durante su intervención, Blanco ha instado a la Unión Europea a diseñar una Política de Cohesión post-2027 que priorice al medio rural de las regiones más despobladas, con fondos específicos y mayor autonomía regional para gestionarlos. A su juicio, deben ser las propias regiones quienes lideren la ejecución de estas políticas, por su conocimiento directo de las debilidades y fortalezas del territorio.
«Las regiones deben tener la capacidad de adaptar los proyectos a las realidades locales», subrayó la también consejera de Familia e Igualdad de Oportunidades. En esa línea, reclamó una gestión descentralizada y flexible de los fondos europeos, en colaboración estrecha con las entidades locales.
Impacto económico y claves para revertir el vaciamiento rural
La vicepresidenta advirtió de que el envejecimiento y la reducción de la población activa ponen en riesgo tanto el crecimiento económico como los sistemas de protección social. La dispersión geográfica, con municipios de muy baja densidad y alta edad media, encarece notablemente la prestación de servicios públicos: hasta un 52 % más en el medio rural, según detalló. En el caso de la dependencia, por ejemplo, la ayuda a domicilio puede llegar a costar casi un 80 % más que en zonas urbanas.
Isabel Blanco señaló que Castilla y León, con 2.248 municipios —el 94 % con menos de 2.000 habitantes— y un 36 % de la población viviendo en zonas rurales, representa uno de los ejemplos más claros del desafío demográfico en Europa. La tasa de envejecimiento, del 25,1 %, supera en cinco puntos la media europea.
No obstante, también reivindicó los avances logrados. Castilla y León ha registrado un saldo migratorio positivo de más de 22.000 personas en los últimos tres años, gracias —según la Junta— a las políticas aplicadas en educación, sanidad, servicios sociales y desarrollo económico.
Castilla y León como modelo: servicios, igualdad y desarrollo rural
La vicepresidenta destacó el mantenimiento de escuelas rurales con tan solo tres alumnos, el impulso al retorno del talento joven, y políticas de conciliación e igualdad. Además, puso en valor la extensión de la atención sanitaria —incluyendo salud mental— incluso en los pueblos más pequeños, y la innovación aplicada al cuidado de personas dependientes.
En el plano económico, defendió la necesidad de apostar por sectores estratégicos del medio rural, como la agricultura, la ganadería, la industria agroalimentaria, el turismo o el sector forestal. También subrayó la importancia de aplicar una fiscalidad favorable para la inversión rural, mejorar el acceso a la vivienda y potenciar la transformación digital y la movilidad, con programas como el transporte a la demanda.
Por último, Blanco advirtió de que el nuevo contexto internacional, con aranceles de EE. UU. que afectan a la industria agroalimentaria —clave en Castilla y León—, hace aún más urgente dotar de recursos y flexibilidad a las regiones para responder de forma eficaz. «El empleo agroalimentario no se puede deslocalizar y es esencial para fijar población en el territorio», recalcó.