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¿Un independentista en el Banco de España? ERC aspira a un puesto que queda libre en abril

Al igual que Cabrales, buena parte de los potenciales candidatos figuran en la lista de apoyo a la prófuga Clara Ponsatí

¿Un independentista en el Banco de España? ERC aspira a un puesto que queda libre en abril

La consejera del Banco de España Núria Mas. | IESE

Cuando todavía no se han apagado los ecos de la controvertida renovación del Banco de España, con la dimisión forzada de Antonio Cabrales y la toma de posesión de Fernando Fernández y Judith Arnal como nuevos consejeros, empieza ahora un nuevo debate sobre el desenlace que tendrá el final del mandato de la todavía representante por la cuota catalana en el organismo supervisor, Núria Mas. La renovación de este cargo dentro de dos meses amenaza con despertar los fantasmas políticos en el caserón de la Plaza de Cibeles, dado que esta vez es muy probable que un independentista, o simpatizante de ocasión, termine ocupando uno de los sillones en el máximo órgano de gobierno de la institución que preside Pablo Hernández de Cos.

Núria Mas se incorporó al consejo de gobierno del Banco de España el 25 de abril de 2017 dentro de lo que se conoce como la cuota catalana, que desde los años 80 parece haberse institucionalizado en la estructura de mando del más importante organismo de supervisión bancaria. A partir de ahí el ejemplo se ha extendido a buena parte de las entidades de regulación económica, incluyendo principalmente a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). En el caso que ocupa la decisión fue formalmente adoptada a instancias del entonces ministro de Economía, Luis de Guindos, pero dentro de un ambiente de colaboración con el mundo político y corporativo de Cataluña que todavía no se había caldeado de la tensión que meses después dio lugar al denominado ‘procés’ de autodeterminación.

La situación que ahora se plantea es diametralmente opuesta porque la mecha encendida tras el tristemente célebre 1-O todavía no se ha apagado y el Gobierno de Pedro Sánchez tampoco quiere inflamar las llamas dando de lado a algunas de esas reivindicaciones a las que el Govern de la Generalitat tampoco está dispuesto a renunciar. Entre estas figura claramente la continuidad de un representante catalán en el Banco de España y no parece que Pere Aragonès quiera mantener en el cargo a una consejera que fue nominada por un Gobierno del Partido Popular y a sugerencia, dicen en Barcelona, del que fuera exdirector general del IESE, Jordi Canals.

‘Discretos contactos’ de Bolaños con Aragonès

Parece claro que la próxima renovación del Banco de España no quedará al margen en la agenda de las reuniones que las más altas instancias de Moncloa mantienen con el presidente de la Generalitat. No conviene olvidar que Félix Bolaños acaba de emprender una ronda de ‘discretos contactos’ con Aragonés y que fue el propio ministro de la Presidencia el que intercedió ante Nadia Calviño para que el PP pudiera también contar con un representante en el consejo de gobierno del regulador bancario. Las gestiones llevadas a cabo por la dirección de Génova con el hombre fuerte de Pedro Sánchez fueron intensas tanto antes como después de la dimisión de Antonio Cabrales y, de hecho, Bolaños aceptó todos los planteamientos de Alberto Núñez Feijóo.

Lo único que el PP no pudo obtener de su interlocutor fue la posibilidad de que el Consejo de Ministros dejase sin efecto el nombramiento de Cabrales, cuya dimisión llegó prácticamente al mismo tiempo que el Gobierno se reunía en Moncloa en la mañana del pasado martes, 14 de febrero. El primer partido de la oposición hubiera preferido que el cese no se hubiera hecho público, pero para entonces Calviño ya había formalizado su propuesta y la práctica jurídica impidió dar marcha atrás, de modo que el representante de la cuota del PP fue designado oficialmente y tuvo que pasar después el trance de remitir una carta a la propia vicepresidenta para materializar su renuncia con todas las consecuencias.

El PP gestionó la renuncia de Cabrales por vía exprés, pero no consiguió que el Consejo de Ministros dejase sin efecto su nombramiento

El relato de los hechos no ha terminado todavía porque los movimientos independentistas más radicales respiran por la herida y consideran que la Generalitat no perderá ahora la oportunidad de colocar en el Banco de España a algún delegado que pueda enarbolar a conveniencia la bandera de Cataluña. No conviene olvidar que la cuota representativa ha sido históricamente resuelta dentro de un pacto más o menos tácito con los antiguos dirigentes de CiU, una formación que ha pasado a la historia tras la formulación a ultranza del nuevo ideario secesionista. En estos momentos son los dirigentes de ERC los que tienen la sartén por el mango a la hora de ‘vengar’ la caída en desgracia de Antonio Cabrales por su apoyo a la prófuga Clara Ponsatí.

Nuevos candidatos simpatizantes con el independentismo

En el entorno de ERC tienen muy claro que Aragonés no desaprovechará la ocasión y las quinielas para designar candidato no se han hecho esperar. De entrada, la lista extraoficial de favoritos se nutre con aquellos mismos nominados que compitieron con Núria Mas hace seis años. Se trata de una pequeña élite de economistas locales con reconocido prestigio académico a nivel internacional y simpatizantes en mayor o menor medida de las tendencias nacionalistas que dominan dentro del Parlamento de Cataluña. 

Ilustres nombres como los de Jordi Galí, perteneciente al Colectivo Wilson, el grupo de economistas partidarios de la independencia, o el de Albert Marcet, firmante como el anterior de la carta de apoyo a Ponsatí, fueron manejados en su día como eventuales dignatarios de la cuota catalana en la más importante institución de control financiero. Cuentan también con opciones los profesores de la Universidad Pompeu Fabra Xabier Freixas y José Luis Peydro, que también prestaron su identidad en defensa de su colega fugada a Escocia tras ser condenada por la Justicia española. 

Sea como fuere, y teniendo en cuenta que la misiva de solidaridad con Ponsatí está firmada por más de cincuenta académicos catalanes, parece harto complicado que ERC se esmere en buscar fuera de estos márgenes independentistas un aspirante que no haga ruido en su ascenso a la cúpula del Banco de España. En la actualidad el consejo de gobierno presenta un claro desequilibrio respecto al reparto que ha sido tradicional en la entidad y que otorgaba tres puestos al partido en el Gobierno, dos a la oposición y uno a la minoría catalana. Ahora, aparte del gobernador Hernández de Cos y de la subgobernadora, Margarita Delgado, la estructura de mando se establece con cuatro miembros nombrados por el PSOE, uno del PP (el recientemente designado Fernando Fernández) y la citada Núria Mas, cuyo mandato, aunque puede ser renovado, se da por amortizado. O mucho cambia el escenario político o en dos meses se abrirá de nueva la caja de Pandora.

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