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Un pueblo de Tarragona sufre hasta tres días sin agua en plena ola de calor

L’Espluga de Francolí depende de los camiones cisterna y corta el suministro cada 24 horas

Un pueblo de Tarragona sufre hasta tres días sin agua en plena ola de calor

L'Espluga de Francolí (Tarragona). | Conca de Barberà Turisme

Sin agua en plena ola de calor. Es la realidad de L’Espluga de Francolí, un pueblo de 3.733 habitantes en Tarragona. Construida alrededor de un antiguo castillo medieval a orillas del río Francolí, esta población cuenta con vestigios de actividad humana que se remontan a hace 37.000 años, cuando sus primitivos moradores inscribieron grabados prehistóricos en la cueva en la que se habían instalado, en parte por la disponibilidad de agua.

El lugar ha cambiado profundamente desde entonces. Las sequías son cada vez más devastadoras, los riachuelos se han convertido en secarrales y las temporadas sin agua son cada vez más largas, interrumpidas por alguna ocasional riada que inunda las casas más bajas. La inestabilidad del clima ha obligado a interrumpir una de las atracciones locales estrella: la visita espeleológica, río subterráneo a través, a las cuevas prehistóricas, hoy secas.

«Las aguas volaron el lunes en el supermercado y porque no teníamos más, se llevaban palés enteros», explica María del Carmen, trabajadora del supermercado y una de las vecinas del pueblo. «En el pasillo enorme que tenemos lleno de palés de agua, el lunes a las diez de la noche ya no había nada, ni una agua, empezaron por las botellas baratas de Spar y acabaron con las de Font Vella, todo lo que había», explica. Así empezó la crisis de agua que dejó tres días sin agua a la población y empresas de la zona.

Cortes cada 24 horas

No es la primera vez que se corta el agua en L’Espluga. Sus residentes están acostumbrados a las interrupciones que se aplican en el suministro cada 24 horas. El municipio está desconectada de la red de agua potable de la que disfrutan en los otros puntos de la comarca, se ha quedado sin sus propios medios para obtenerla y depende de las llegadas de camiones cisterna, ahora menos frecuentes por el elevado coste que suponían para las arcas municipales.

Es así como se han empezado a sufrir cortes más largos, hasta el punto de que esta semana no salía una sola gota de los grifos de las casas durante tres largos días, en plena ola de calor y coincidiendo con el inicio de la fiesta mayor. «No se puede vivir sin agua y menos si no te avisan», lamenta la vecina, que opina que «se ha avisado tarde».

Dos años sin agua

«Llevamos más de dos años sufriendo cortes de agua diarios, pero esta vez ha sido peor. Desde el domingo no había agua y no pudimos ducharnos hasta el lunes por la tarde», relata María del Carmen. El Ayuntamiento ha intentado mantener informados a los vecinos a través de una aplicación llamada Agora, donde se comparten comunicados. Sin embargo, los residentes no recibieron «ningún aviso hasta la 1:30 del mediodía, cuando escribieron que todo estaba seco».

La situación de falta de agua se agravó cuando uno de los pozos que abastece al pueblo se secó completamente. El suministro de agua no es constante y, cuando llega, no siempre es a la hora anunciada. «Dijeron que el domingo no habría agua, pero en un momento salió algo y pudimos ducharnos. El lunes seguía sin agua hasta el mediodía, cuando nos dijeron que el depósito estaba bajo mínimos y que estaban solucionándolo para que llegara el martes», explica María del Carmen.

Sin embargo, el martes seguía sin haber agua y en el consistorio se comentaba que el episodio podría tardar en resolverse desde unas horas hasta diez días. Para paliar la situación, camiones cisterna han estado abasteciendo al pueblo durante los últimos dos años. «Cada semana llegan unos 100 camiones, es una barbaridad», comenta la vecina. La crisis de agua en L’Espluga de Francolí no es nueva. El pueblo no está conectado al trasvase del Ebro y depende de pozos y cisternas que vienen del consorcio de agua de Montblanc. «Están haciendo obras para mejorar la situación, pero no estarán listas hasta el 15 de agosto y, de momento, es algo provisional», señala la residente del pueblo, que añade que se están reparando fugas en la parte antigua del pueblo, donde se perdía mucha agua.

Los vecinos aguardan una conexión permanente y definitiva con el Ebro. Mientras tanto, se enfrentan a su día a día sin tener un bien básico garantizado. Las casas que cuentan con depósito propio, se gestionan la cantidad que pueden almacenar, no sin que otras familias les reprochen que por su culpa se vacían antes las reservas comunes. Todos ellos son víctimas de las inclemencias del tiempo, pues hace años que ha dejado de llover semanas enteras como antaño y la lluvia solo visita el pueblo durante media hora como máximo, y de la inacción de las Administraciones, que descuidaron durante años las infraestructuras necesarias para abastecer los grifos, lavadoras y duchas de L’Espluga de Francolí.

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