El futuro de Catalá como sustituta a corto plazo de Mazón se complica tras la crisis con Vox
La alcaldesa de Valencia, obligada ahora a dar prioridad a la estabilidad del gobierno municipal

María José Catalá y Carlos Mazón conversan durante un acto en memoria del profesor Manuel Broseta. | Rober Solsona (Europa Press)
La alcaldesa de Valencia, María José Catalá, se enfrenta a uno de los momentos más críticos desde que asumió el cargo. La salida de parte de Vox del gobierno municipal y la división de su grupo en dos bloques han generado una situación de inestabilidad que podría afectar no solo su gestión local, sino también sus aspiraciones a corto plazo dentro del Partido Popular.
Con la salida de los concejales Cecilia Herrero y Juanma Badenas del grupo municipal de Vox, el equipo de gobierno de Catalá ha perdido la precaria mayoría que tenía. El Ayuntamiento de Valencia, compuesto por 33 concejales, se encuentra ahora dividido en cuatro bloques: los 13 ediles del PP, los dos concejales de Vox, los dos exregidores de Vox y una oposición conformada por Compromís y PSPV, que suman 16 representantes.
Este nuevo escenario obliga a Catalá a gobernar en minoría, primero reorganizando su gobierno y después pactando medida a medida para poder sacar adelante sus propuestas. Aunque en su entorno insisten en que esta no es una situación insalvable, ya que existen precedentes de gobiernos en minoría funcionando con presupuestos prorrogados, la realidad es que el margen de maniobra de la alcaldesa se ha reducido drásticamente.
Catalá insistió este pasado lunes en que «el problema no lo tengo yo, ni mi partido, el problema lo tiene Vox», tratando de desmarcarse de la crisis. Sin embargo, la realidad es que la gobernabilidad de la ciudad depende ahora de los dos concejales no adscritos, quienes no han renunciado a su acta ni han asegurado su respaldo al ejecutivo municipal.
Gobierno en solitario, pero en peor posición
La alcaldesa de Valencia también aseguró que ya había estado gobernando en solitario durante cinco meses al principio de legislatura, una circunstancia que conviene matizar. En realidad, y coincidiendo con las vacaciones de verano, la legislatura no echó a andar hasta cuatro meses después de las elecciones de 2023. La situación actual es incluso más frágil que la de entonces, cuando el PP comenzó a gobernar en solitario antes de pactar con Vox. En aquel momento, Catalá tenía margen para buscar un acuerdo; ahora, su margen de maniobra es mucho menor, y le tocará negociar mes a mes con dos bloques distintos, con la tensión añadida de sus exsocios.
Herrero y Badenas han evitado confirmar su apoyo al gobierno municipal, advirtiendo que actuarán con «libertad de conciencia» en cada votación. Esto supone una amenaza constante para Catalá, que se verá obligada a negociar con sus exsocios políticos si quiere sacar adelante decisiones clave en materia de urbanismo, hacienda y gestión municipal.
Desde la oposición, el PSOE valenciano ha exigido que Catalá se someta a una cuestión de confianza para evaluar su capacidad de gobernabilidad. Compromís, por su parte, ha descartado por el momento una moción de censura debido a la dificultad de conseguir los apoyos necesarios para que prospere.
Fuentes cercanas al PP apuntan a que Catalá podría optar por prescindir completamente de Vox y gobernar en solitario. Esta opción la obligaría a depender de acuerdos puntuales con la oposición o con los concejales no adscritos, un equilibrio difícil de mantener durante los próximos dos años de legislatura.
Impacto en su futuro político
La crisis en el Ayuntamiento de Valencia también repercute en la posición de Catalá dentro del Partido Popular. Su imagen como gestora se ha visto golpeada por estos recientes acontecimientos, que se suman a la complicada situación del presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, tras la gestión de la dana. La investigación judicial sobre la respuesta del ejecutivo autonómico al temporal ha colocado a Mazón en el centro de la polémica, señalando presuntas negligencias en la toma de decisiones.
Además, la desconfianza entre el PP y Vox a nivel municipal podría extenderse a nivel autonómico en la persistente falta de presupuestos aprobados para 2025. Fuentes del partido apuntan a que la crisis con Vox y la falta de mayoría en el consistorio podrían ser utilizadas en su contra en futuras negociaciones internas. La dirección nacional del PP observa con preocupación la situación en Valencia, especialmente porque cualquier error en la gestión municipal podría tener consecuencias electorales en la Comunidad Valenciana. Cualquier victoria electoral en el ámbito regional siempre pasa por una victoria en la ciudad de Valencia.
Con el horizonte incierto y una oposición que ya ha comenzado a presionar para desgastar su mandato, Catalá está ante uno de los mayores desafíos de su carrera política, en un momento en que la gestión autonómica del PP también está bajo escrutinio.