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Comunidad Valenciana

Un municipio valenciano vive una moción de censura inédita con PP y Vox enfrentados

El exalcalde de San Antonio de Benagéber retoma la vara de mando en un surrealista baile de sillones, siglas y tránsfugas

Un municipio valenciano vive una moción de censura inédita con PP y Vox enfrentados

El nuevo alcalde posa con los otros seis concejales que le han respaldado en la moción de censura | THE OBJECTIVE

San Antonio de Benagéber, un municipio del área metropolitana de Valencia, ha vivido este miércoles una de las mociones de censura más inverosímiles de la política española reciente. En un pleno cargado de acusaciones cruzadas y discursos encendidos, la corporación retiró la alcaldía a Eva María Tejedor y devolvió la vara de mando a Enrique Santafosta, exalcalde independiente, fundador del partido Aisab, tránsfuga del mismo, y hoy militante del PP. El cambio no fue un simple relevo. Se fraguó con votos cruzados entre excompañeros de PP y Vox, un duelo de tránsfugas por la misma alcaldía y un resultado final de siete votos a favor y seis en contra.

La historia se remonta a las elecciones municipales de 2023, cuando Aisab fue la lista más votada. Santafosta confiaba en repetir como alcalde con un acuerdo firmado con los tres concejales del PP. Pero dos de ellos rompieron el pacto y apoyaron a Tejedor, de UCIN, que fue investida con el respaldo de Vox y Compromís. Esa maniobra dividió al PP en dos bloques enfrentados dentro del mismo municipio y convirtió a Tejedor en alcaldesa.

Con el tiempo, Santafosta abandonó Aisab —el partido que él mismo había fundado—, se afilió al PP y aceptó liderar el proyecto de los populares para 2027. Antes de marcharse, modificó los estatutos de Aisab que castigaban con sanciones millonarias el transfuguismo para evitar caer en su propia trampa. La propia Tejedor también cambió de siglas: de UCIN pasó a Unión Municipalista y finalmente a no adscrita, preparando su propia plataforma local.

Vox contra Vox

El papel de Vox ha sido decisivo en el pleno de este miércoles. Sus dos concejales habían entrado en el gobierno municipal, pero una de ellas rompió la disciplina y promovió la moción de censura contra la alcaldesa. La dirección provincial la expulsó, pero su voto, unido al de Aisab y dos no adscritos, permitió la victoria de Santafosta. Su compañero de partido, en cambio, se mantuvo fiel a Tejedor y votó en contra. En resumen: Vox votó dividido, un concejal contra otro.

Las intervenciones reflejaron la fractura política. La hasta ahora alcaldesa, Eva María Tejedor, arrancó su discurso denunciando la moción como «construida sobre la traición, el interés personal y la mentira». Recordó a Santafosta que en su investidura prometió «trabajar desde la oposición con responsabilidad» y lo acusó de «asaltar el ayuntamiento por la puerta de atrás».

Tejedor defendió la labor de su equipo: «Durante estos dos años y medio hemos gobernado con honestidad, con transparencia y con orgullo de servir al pueblo. Si se pone fin a mi mandato, me voy con el mayor honor: haber servido a mis vecinos con la frente alta y las manos limpias».

Desde Aisab, la portavoz Andrea Méndez justificó la moción: «No es un capricho ni una maniobra política, es una decisión meditada que consideramos necesaria para no perder el trabajo de tantos años». Añadió que «con apenas tres personas en el equipo de gobierno no era viable mantener la gestión» y pidió «confianza para iniciar una nueva etapa».

Luis Trejo, concejal de Vox fiel a Tejedor, fue duro con el regreso de Santafosta: «Está marcado en la historia reciente de San Antonio como uno de los periodos más oscuros, con opacidad, irregularidades y prepotencia. No podemos retroceder».

Desde Compromís, Pau Andrés criticó que la moción respondiera solo a «una pugna de poder y de egos» y denunció que «esta es la peor cara de la política, un sainete que hunde la confianza de los vecinos».

El portavoz de Vox, Salvador Barberá, cargó contra la concejala que rompió con el partido: «Nuestro partido se rige por la honradez y la lealtad. Quien cede a la ambición y al egoísmo no representa ni a Vox ni a este pueblo».

Santafosta promete estabilidad

En su discurso final, Santafosta defendió su vuelta a la alcaldía como un acto de responsabilidad: «Esta moción no es un juego, es el último recurso para poner fin a una situación insostenible». Prometió «un proyecto sólido, fuerte, con presupuestos, transparencia y participación ciudadana» y aseguró que «no gana un partido, gana San Antonio de Benagéber».

El pleno concluyó con la votación nominal, en la que siete concejales dijeron «sí» a la moción y seis se opusieron. Tras jurar el cargo, Santafosta recibió el bastón de mando entre aplausos de su grupo.

La moción deja tras de sí una fotografía inédita: PP contra PP, Vox contra Vox y dos tránsfugas enfrentados por la misma alcaldía. La legislatura entra ahora en una nueva etapa marcada por la promesa de estabilidad, pero con las heridas abiertas de un pueblo donde la política local se ha convertido en un juego de espejos donde los partidos compiten contra sí mismos. Un pleno que pasará a la hemeroteca como el día en que la estabilidad municipal se sacrificó en el altar del transfuguismo.

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