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Comunidad Valenciana

El PSOE reparte pasquines en los domicilios de Almusafes señalando a la víctima del alcalde

El partido local se rebela contra Morant y acusa a PP y Compromís de orquestar la campaña contra el regidor

El PSOE reparte pasquines en los domicilios de Almusafes señalando a la víctima del alcalde

El pasquín repartido por el PSOE de Almusafes y el regidor, Toni González.

El caso del presunto acoso sexual del alcalde socialista de Almusafes (Valencia) ha dado un nuevo salto cualitativo con el reparto masivo reciente de pasquines en los buzones del municipio con referencias a la denunciante, una práctica más propia de otros tiempos y que ha sido interpretada como una forma de señalamiento y hostigamiento público a la víctima. Cientos de octavillas, firmadas por el PSOE local, han sido distribuidas por los domicilios del municipio valenciano, vulnerando los principios básicos de protección de la denunciante y contradiciendo abiertamente las directrices marcadas por la dirección regional del partido.

El buzoneo se produjo en la tarde del jueves, apenas unos días después de que el PSOE valenciano, bajo la dirección de Diana Morant, ministra y líder de los socialistas valencianos, reclamara «máximo respeto» hacia la denunciante y advirtiera de medidas disciplinarias contra quienes la amedrentaran o difundieran datos que permitieran su identificación. Pese a ello, la agrupación local de Almusafes ha optado por desoír esas instrucciones y lanzar una campaña de propaganda que reabre el clima de linchamiento contra la mujer que denunció al alcalde.

El reparto de pasquines supone el último eslabón en una cadena de episodios de acoso que comenzó en redes sociales y grupos internos de WhatsApp y que ahora ha saltado a la calle. «Se permiten seguir con el acoso en nombre del PSOE», lamentan en el entorno de la víctima, tras constatar que el material ha sido repartido de forma indiscriminada por los buzones del municipio.

Defensa del alcalde

El contenido del pasquín, al que ha tenido acceso este medio, defiende la figura del alcalde y cuestiona implícitamente a la denunciante, a la que se alude como «la trabajadora denunciante» en varios párrafos, insertándola en un relato que presenta el caso como un ataque político y laboral. El texto evita mencionar expresamente el acoso sexual, pero introduce referencias directas a la mujer en un contexto que, según su entorno, contribuye a reforzar su estigmatización pública.

El texto sostiene que el proyecto socialista de Almusafes y Toni González están siendo objeto de «una campaña de acoso y derribo» basada en «bulos en medios de extrema derecha, fake news, perfiles falsos en redes sociales y denuncias falsas», una ofensiva que atribuye también al PP y Compromís con el objetivo de «cargarse cueste lo que cueste la Empresa Pública Municipal de Almusafes (EMSPA) y dejar en la calle a sus 35 trabajadores y trabajadoras».

En ese relato, el escrito identifica expresamente a «una única trabajadora de la empresa pública», a la que acusa de «intentar hacer todo el daño posible al proyecto del equipo de gobierno de Toni González». El texto (a continuación) subraya que se trata de una empleada que «ha pasado de defender a capa y espada en redes sociales la gestión de la empresa pública a querer denunciarla», y recuerda que forma parte de esa misma gestión. A continuación, se detallan supuestas actuaciones laborales de la denunciante y se afirma que «intentó cambiar de convenio a través de la Inspección de Trabajo para pasar del convenio de la limpieza al del metal y cobrar 400 euros más al mes», y que, al «intuirse que la Inspección ha archivado el caso», también ha puesto una demanda laboral.

Pinche en la imagen para leer el documento completo.

El pasquín cuestiona además el propio relato de la denunciante y su credibilidad personal. Señala que se trata de «una sola trabajadora que dice sentirse ‘acosada y humillada’», para añadir inmediatamente que «una persona que se siente acosada y humillada no reserva una mesa en el mismo lugar en que se celebra la comida de la empresa pública para grabar vídeos, hacer fotos y provocar a las trabajadoras», asegurando que estas últimas «pidieron separarse de la sala donde se desarrollaba la comida al sentirse coaccionadas». Estas afirmaciones, difundidas de forma masiva en los buzones del municipio, sitúan a la denunciante en el centro de un relato acusatorio y refuerzan, según su entorno, su señalamiento público en un momento de máxima exposición.

El uso del pasquín como herramienta de propaganda supone una forma de hostigamiento propia de hace un siglo, asociada a campañas de señalamiento personal previas a la generalización de medios digitales. En Almusafes no se recordaba un buzoneo de estas características desde hace años, lo que ha aumentado la sensación de que el conflicto ha desbordado todos los cauces internos del partido.

Este nuevo episodio se produce en un contexto especialmente delicado para el PSOE. El alcalde de Almusafes, Toni González, dejó todos sus cargos orgánicos tras destaparse la denuncia por acoso sexual y laboral y solicitó su suspensión de militancia. Sin embargo, sigue siendo alcalde y, lo que es más relevante políticamente, el PSOE local continúa tratándolo como «uno de los suyos». El buzoneo realizado estos días es una prueba de ello: lejos de marcar distancias, la agrupación local cierra filas con González y desautoriza de facto la línea marcada por la dirección regional.

De este modo, el PSOE de Almusafes se ha situado en abierta rebeldía frente a la cúpula autonómica. Mientras Diana Morant y la Secretaría de Igualdad del partido han insistido públicamente en la necesidad de proteger a la víctima, en el ámbito local se mantiene una estrategia que da prioridad a la defensa del alcalde y normaliza el señalamiento de la denunciante. La contradicción interna es ya evidente y amenaza con convertirse en un problema mayor para la dirección regional.

El buzoneo se suma a una cadena de episodios previos. En los días posteriores a conocerse la denuncia, decenas de militantes y simpatizantes del alcalde acosaron a la víctima en redes sociales y grupos de WhatsApp, donde se difundieron bulos y se cuestionó su credibilidad. Posteriormente, la mujer presentó denuncias contra dos dirigentes socialistas locales, ambas mujeres, por amenazas, injurias y calumnias. Una de ellas le envió un mensaje privado sugiriendo el suicidio —«Si te la pusieras tú en el cuello»—, mientras otra publicó mensajes en redes sociales en los que la atacaba de forma directa.

La dirección del PSOE valenciano reaccionó con una carta a la militancia en la que advertía de «medidas» contra quienes hostigaran a la denunciante, y con un mensaje público de la secretaria de Igualdad reclamando «ante todo, protección a las víctimas». Sin embargo, el reparto de pasquines demuestra que esas órdenes no han sido acatadas en Almusafes. Las octavillas ya están en los buzones y el conflicto, lejos de apagarse, sigue escalando.

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