THE OBJECTIVE
Fuera de micrófono

Pepe Domingo Castaño: «El cobarde de Puigdemont se está riendo de este país»

Su voz es reconocible por millones de españoles. Empezó en la Ser y sigue a pie de micrófono en Tiempo de juego (Cope)

Acaba de regresar de su tierra, Galicia, para animar una temporada más Tiempo de juego, en la Cadena Cope. Pepe Domingo Castaño es la historia viva de la radio. Una de las voces más reconocibles de millones de españoles. Iba para fraile, pero un día decidió abandonar el convento dominico de Palencia y meterse en el estudio de Radio Galicia, en Santiago de Compostela.

Desde entonces, no ha parado de soñar ni ha dejado de perseguir sueños. Cuando ya era una joven promesa de la radio gallega, se presentó en la Puerta del Sol de Madrid el 31 de diciembre de 1966 para intentar hacer realidad lo de «año nuevo, vida nueva». Y lo cierto es que aquellos sueños se fueron cumpliendo.

Presentó en la Cadena Ser El gran musical y Los 40 principales, y fue locutor y animador de Carrusel Deportivo durante más de veinte años. En total, 37 años en esa cadena, de la que se despidió de forma no muy amistosa en 2010 para iniciar una nueva aventura, junto a sus grandes amigos del deporte, Paco González y Manolo Lama.

En esta entrevista en Fuera de micrófono cuenta historias de su pasado, pero también historias del presente, como la emoción que le embargó hace algunos meses, cuando sus paisanos de Padrón decidieron ponerle su nombre a una de las plazas del pueblo en la que jugaba de niño con sus amigos y hermanos.

Pepe Domingo fue durante algún tiempo cantante de éxito, número 1 con Neniña, y gira americana incluida, y también presentó en TVE 300 millones. Como dice en el título de su libro de memorias: seguirá al pie del micrófono, «hasta que se me acaben las palabras».

Con el olor reciente de los campos verdes de Galicia y el color azul del Cantábrico en la retina, Pepe Domingo confiesa que le gustaría ver de nuevo a un paisano suyo al frente del Gobierno. Lo único que le cabrea ahora, en este caluroso inicio de temporada, es comprobar que Puigdemont – al que califica de cobarde – puede condicionar el futuro de España.

PREGUNTA.- Acabas de regresar de tu tierra. ¿Cómo está Galicia?

RESPUESTA.- Verde, azul… Verde de monte, azul de mar, y llena de vida, de turismo, de caminos de Santiago, de romerías, de orquestas. En fin, llena de alegría.

P.- El pasado mes de marzo le pusieron el nombre de Pepe Domingo Castaño a la plaza más importante de Padrón. 

R.- No es la plaza más importante de Padrón, pero sí la más importante para mí. Llevaban detrás de mí un montón de años para ponerme una calle y yo no quería. Me daba un poco de vergüenza. Me resistí todo lo que pude, pero cuando un día me dijeron que habían pensado ponerle mi nombre a una plaza en la que yo jugaba de pequeñito con mis hermanos y con mis amigos me tocaron la fibra, entonces acepté. Dije: si es esa plaza, acepto. En ella está también la Pulpería Rial, que es mi sitio de reunión en Padrón.  Ahí reúno a todos mis amigos varias veces al año. Es una plaza que, siempre que entro en ella, me llena de recuerdos y de vivencias increíbles.

«El día que dejes de perseguir un sueño dejas de vivir»

P.- A partir de ahora podrás invitar a comer en tu plaza a los amigos.

R.- A mi plaza y a mi pulpería. La pulpería no es mía, pero como si lo fuese.

P.- El presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, afirmó en el acto que eras «uno de los mejores embajadores de Galicia».

R.- Todos los que pertenecemos a comunidades distintas a las que vivimos, nuestra obligación es promocionarlas, ya que estamos lejos de ellas. A mí me viene muy bien promocionar Galicia porque es una manera de ir recomponiendo por dentro todos mis recuerdos. Y me alegra mucho que en este año de 2023 Galicia haya sido uno de los lugares de España que más ha crecido turísticamente. ¿Por qué? Porque la gente empieza a buscar otra cosa distinta a la típica playa, al típico sol, al típico chiringuito, y quiere algo más auténtico, más íntimo, quizá más serio, que es lo que ofrece Galicia.

P.- El Camino de Santiago es otro atractivo importante. He visto en algún periódico que estuvo hace unos días comiendo en Padrón con el alcalde de Madrid.

R.- Me enteré que estaba haciendo el Camino Portugués, que viene del mar y pasa por Padrón. Entonces, le llamé y lo llevé a la Pulpería Rial. Nos hicimos unas fotos en mi plaza y se fue tan contento, reanudando el Camino y haciendo la última etapa de Padrón a Santiago, que son unos veinte kilómetros.

P.- Si te parece, hacemos un breve recorrido por tu trayectoria. En años sesenta, dejaste Radio Galicia, en Santiago de Compostela, y te viniste a Madrid en busca de otras experiencias.

R.- Me vine el 31 de diciembre de 1966, para empezar el año en la Puerta del Sol. Año nuevo, vida nueva. Me parecía la mejor manera de empezarlo, viviendo la despedida y entrada de año en la Puerta del Sol.

P.- ¿Eras consciente de que aquello entrañaba un riesgo? ¿Tuviste miedo a tener que volverte a Galicia?

R.- No. Si hubiera sentido miedo no habría venido a Madrid. Me habría quedado en Santiago, donde vivía estupendamente. Había hecho radio en Santiago y me conocía todo el mundo. Iba por la calle y la gente me saludaba: «hola, Pepe, adiós Pepe». Era un tío ya muy metido en todos los terrenos artísticos de Santiago de Compostela, pero me estaba adocenando. Me estaba acostumbrando a lo que tenía y yo necesitaba mejorar. Entonces pensé que lo único que había que conseguir para mejorar era ir a donde se vende el triunfo. ¿Y dónde se vende el triunfo? En Madrid. Lo que pasa es que es muy caro. Pero yo no tuve miedo nunca. Hombre, sí, tenía temor de que no saliesen las cosas, de que tardasen en salir. Hubo muchos momentos en que estuve a punto de desertar: bueno, lo dejo y me vuelvo a Santiago. Pero pudo más ese orgullo que tenemos por dentro los gallegos por dentro, y que me obligó a seguir, hasta lograr lo que quería.

Pepe Domingo Castaño, en una foto de los años ochenta. / Archivo Javier del Castillo

P.- En tu libro de memorias hablas de perseguir un sueño. ¿Todavía sigues persiguiendo sueños?

R.-El día que dejes de perseguir un sueño, grande o pequeño, dejas de vivir. Ahora tengo el sueño de hacer lo mejor posible lo que estoy haciendo. Tratar de hacer, cuanto antes mejor, el mejor programa de mi vida, que llevo intentándolo todos estos años y aún no lo he conseguido. Espero no conseguirlo, porque si lo consigo dejo de soñar.

P.- ¿Hasta que se te acaben las palabras, como el título de tus memorias?

R.- Bueno, hasta que se me acaben las palabras por obligación o por naturaleza.

P.- Trabajaste 37 años en la Ser, que se dice pronto, y en tres programas que son referencia de la radio española, Los 40 principales, El gran musical y Carrusel deportivo. ¿Con cuál de los tres te quedarías?

R.- Con el primero. Los 40 principales era mi bautismo de fuego. Me hizo una prueba Rafael Revert, me aceptaron y empecé a presentar Los 40. Fue una ilusión grande, porque era un programa nuevo y estar allí, en la FM. La auténtica era la Onda Media. La FM era la radio de Los 40, que hacían cuatro locos, entre ellos yo. Luego, ya, El gran musical fue otra cosa. Cuando vine a Madrid, tenía dos objetivos: El gran musical y Carrusel deportivo. ¡Qué bonito que, en la vida, con el paso de los años, logres cumplir los dos grandes sueños que tenías cuando saliste!  Primero presenté El gran musical, que dejé después porque sabía que tenía que dejar algo para poder perseguir el siguiente sueño, que era Carrusel deportivo. ¿Qué más le puedo pedir ya a la vida, si mis dos grandes sueños grandes ya los he visto cumplidos?

«Joaquín Prat comunicaba optimismo, amistad, alegría y compañerismo»

P.- Conociste, además de cerca, a Bobby Deglané y a Joaquín Prat. ¿Quiénes serían los Bobby Deglané y los Joaquín Prat de ahora?

R.- Yo no encuentro ahora nada similar a Bobby Deglané, porque este hombre fue quién inventó la radio moderna, la radio de hoy. La radio que rompió con aquella radio que hacían Juan de Toro, José Luis Pecker, Joaquín Soler Serrano… Hacían una radio muy buena, pero muy de mesa camilla. Entonces, Bobby la sacó del estudio, empezó a meter unidades móviles y a darle categoría de espectáculo a una noticia, a una canción, a una entrevista. Le dio a la radio un impulso que no tenía. Luego, Joaquín Prat fue el genio capaz de hacer bien todo. Era un hombre que comunicaba optimismo, amistad, alegría y compañerismo. Fue mi gran ídolo. A Bobby le conocí menos, pero a Joaquín lo conocí mucho y trabajé mucho con él.

P.- Se marchó pronto…

R.- Bueno, ya tenía su edad, pero podría haber seguido dando guerra. Fue un ejemplo para todos. Hoy en día, yo no veo a nadie que pudiera parecerse a Bobby Deglané. En cuanto a Joaquín Prat, yo podría parecerme a él. Y, como figura de la radio ahora mismo, yo veo a Paco González. Está haciendo Tiempo de juego conmigo, pero es un hombre que podría hacer perfectamente un programa por la mañana, un programa por la noche o lo que quisiera. Me parece el monstruo más grande que tenemos ahora. Y, luego, lógicamente, está Carlos Alsina, que me parece un gran valor de la radio de hoy, y Carlos Herrera que ya ha demostrado con creces que es un genio.

«Cuando llegamos a la Cope, se pusieron todos de pie a aplaudirnos»

P.- La salida de la Ser en el año 2010 tuvo que ser dolorosa y con un futuro incierto por delante.

R.- No era fácil. Nos fuimos cincuenta personas. No éramos tres. Entonces, ninguna cadena quería contratar a cincuenta personas. Onda Cero, que era la cadena que queríamos, entabló conversación con nosotros, sólo quería contratar a cinco personas: a Paco, a Lama, a mí y a dos personas más. Pero no podíamos dejar colgada a gente que había dado el paso de decir que se venía y dejarlos allí. La única empresa que estaba en disposición de contratar a todos era la Cope. Y yo, con todas las contraindicaciones que tenía respecto a Cope – porque estaba en ese momento en horas muy bajas, no la escuchaba nadie, sonaba a vieja, antigua y un poco carca –, no tenía muchas ganas de ir a Cope. Me dijeron, además, que era la emisora de los curas y de los obispos, y todo eso te traumaba un poco. Pero, como era la única que nos permitió llevar a cincuenta personas y nos permitieron total libertad de opinión y de todo, nos fuimos a la Cope. Y te digo la verdad: ha sido extraordinario. Nunca encontré un ambiente de tanta libertad, cariño y respeto como el que nos mostró la cadena Cope. No puedo olvidar nunca el día que llegamos los cincuenta a la radio y en la sala de redacción se pusieron todos de pie a aplaudirnos. Porque sabían que llegaba savia nueva que iba a revolucionar la cadena, que buena falta le hacía.

P.- Fuisteis en aquel momento un revulsivo.

R.- Claro. Luego ya vino Carlos Herrera y se completó el puzle. La Cope empezó a subir y ahí estamos arañando un poquito, camino de la Ser.

P.- La televisión y la música son dos como dos paréntesis en tu trayectoria. El programa 300 millones te permitió conocer mejor América.

R.- 300 millones fue mi mejor programa. No quedé muy contento de mi experiencia televisiva, pero de 300 millones sí. Me parecía un programa muy digno, muy universal y muy bien tratado. Gustavo Pérez Puig se preocupaba de que el guión lo escribiese gente de categoría. No podíamos apartarnos del guión, para que el programa tuviese calidad literaria. Fue una muestra perfecta de unión entre España y su gente de América. Hoy debería haber un programa como aquel; un programa que uniese España con los territorios de América. Para eso está la televisión pública, pero no lo hacen.

Pepe Domingo Castaño y Javier del Castillo. | Carmen Suárez

P.- Como cantante, fuiste número 1 con Neniña y una aquella letra que decía: «viste pantalón vaquero y camisa de cuadros…».

R.- Fue un exitazo increíble, pero más que de Neniña, que triunfó en España, yo tengo un gran recuerdo de América. Con Motivos, una canción que tenía letra mía, fui número 1 en toda América. Yo, que no era cantante. Lo mío fue una cosa muy rara. Comunicaba un poquito, pero no era un cantante al uso. No tenía una gran voz, no tenía una gran imagen… Era del montón. Pero les gustó mi forma de expresar las canciones y empecé a subir, a subir, hasta alcanzar el número 1. Me tuve que ir a México dos meses, que fue cuando aproveché para dejar ya El gran musical, que me vino muy bien. Sin quererlo, pero fui número 1.

P.- Creo que llegaste a recibir ofertas económicas nada despreciables.

R.- Me acuerdo del día en que vino un señor a mi hotel, en México. Me pasa un talón, lo firma y me dice: «pon la cantidad». «Y a qué me obliga?». «A hacer galas por todo América». Serían, me dijo, unas 150 o 200 galas al año. Me acongojé mucho y dije: ni hablar. Primero, porque no tenía repertorio. No podía estar hora y media repitiendo dos canciones. Así que no firmé nada y me volví para España a hacer lo que me gustaba, que era la radio. 

«Julio Iglesias está muy cabreado con la prensa por decir que estaba en silla de ruedas»

P.- En América vive un buen amigo tuyo, Julio Iglesias, del que se publicaron algunas noticias sobre su estado de salud. ¿Cómo se encuentra?

R.- Está estupendamente. Muy cabreado con la gente de prensa de nuestro país, por decir que estaba en un hospital, en silla de ruedas, y que había tenido problemas graves. Julio está estupendamente. Iba a venir a España en su avión, pero me dijo que seguramente no vendría porque se iba a generar un gran lío mediático. Dice, van a estar detrás de mí todo el tiempo, no me van a dejar vivir, después de lo que se ha dicho de mí, y voy a estar todo el puñetero día desmintiendo todo lo que dijeron. Entonces, creo no me compensa ir. Pero está estupendamente.

P.- Alguna vez has comentado que, cuando habla contigo, siempre te pregunta por la situación política del país.

R.- Y se emociona. La última vez que hablé con él y me anunció que no iba a venir, le dije: «Pues es una pena porque este país, Julio, te necesita y te quiere. Y creo que tú deberías venir a agradecer ese cariño». Cuando me contestó, le noté emocionado. Como que sí quería venir, pero que algo dentro de él le decía que no viniese.

P.- Hablando de la situación del país, ¿te hubiera gustado tener a otro presidente allego en Moncloa?

R.- Me haría ilusión. Uno más. Pero a mí lo que me hubiera gustado es que este país se quitara de una puñetera vez la venda de los ojos. Vamos a ver. ¿Qué es lo que ha votado la gente? Feijóo y Sánchez. ¿Qué es la democracia? El poder del pueblo. ¿Qué quiere el pueblo? Pues que dos partidos hegemónicos, que han sido los dos más votados en las elecciones, se pongan de acuerdo y gobiernen juntos. Y eviten que entren en el Gobierno gente que no quiere saber nada de este país. Gente a la que no le interesa España. Les interesa la división, el partidismo y el nacionalismo exacerbado. Ya va siendo hora de que hagan realidad lo que quiere el pueblo. La democracia, el poder del pueblo. Pónganse de acuerdo y gobiernen juntos. Cedan un poquito cada uno en sus pretensiones y verán cómo este país va para arriba. Pero no pasara.

P.- A la vista de cómo están las cosas, parece imposible.

P.- Entre dos personas, si uno no quiere… Y el que no quiere todos sabemos quién es.

P.- ¿Qué tenéis los gallegos para estar siempre en el poder o muy cerca de él?

R.- Yo creo que tenemos poder de convicción. Somos capaces de que la gente nos crea. En política, como en la radio, lo importante no es lo que tú digas, ni cómo lo digas, sino que la gente coja lo que tú digas y lo haga suyo. Eso es comunicación. Los gallegos, con nuestra tierra, nuestra morriña, nuestra niebla, nuestra lluvia, nuestro sol, nuestro verde… Todo eso forma parte de nuestra idiosincrasia gallega. Tenemos un gran poder de convicción. Eso ha hecho que tantos gallegos lleguen arriba.

P.- ¿Participaste, como todos los veranos, en la romería de Saniaguiño do Monte, en Padrón?

R.- Sí, porque yo disfruto mucho allí. Es la Romería de Padrón, en la que llevamos a un Santo hasta el monte. La romería de este año fue multitudinaria, de lo cual me alegro. Va adquiriendo cada año más importancia. Mi madre dijo antes de morirse que nunca dejásemos de ir toda la familia a Santiaguiño do Monte. Vamos unas treinta o cuarenta personas, montamos una carpa, y allí comemos pulpo, pimientos, empanada, carne o caldeiro, bebemos, bailamos… Son dos días llenos de vida y de fiesta.

P.- ¿Se hace buena o mal publicidad en la radio?

R.- Yo creo que la publicidad no es buena ni mala. Es la que consigue que vendas o que no vendas. Si puedes hacerla de una manera divertida, mejor que mejor. Pero lo importante para una empresa que se anuncia es que lo que anuncies lo vendas. Y ese es mi gran objetivo. ¿Qué uso para venderlo? Pues todos los recursos que están a mi disposición: canciones, palabras, vocabularios, compañeros… Hemos inventado la publicidad coral, y creo que funciona maravillosamente. Prueba de ello es que empieza una nueva temporada y tenemos los mismos clientes, más alguno nuevo, de la temporada anterior. Y llevan con nosotros desde que llegamos a Cope, casi 14 años. Una locura. Eso demuestra que están contentos y que están vendiendo.

«Me da una pena tremenda ver al Dépor en Primera RFEF, que equivale a Segunda B»

P.- En Primera División ya sólo queda un equipo gallego, el Celta de Vigo. ¿Qué ha pasado con el Deportivo de la Coruña?

R.- Yo soy muy del Dépor, pero no anti Celta.  El Celta no es mi equipo, pero no tengo nada contra ellos. Me encantaría que los dos estuvieran en Primera. El otro día, en el Torneo Teresa Herrera, le rindieron homenaje a Bebeto, a Mauro Silva y a Arsenio. Yo estaba viendo aquello y me estaba acordando de aquel Dépor que ganó una Liga, una Copa del Rey, tres Supercopas, que llegó a la semifinal de la Champions y que pudo haber jugado perfectamente la final, si no hubiera sido por un árbitro que expulsó al jugador Andrade. Tú ves ahora al Dépor en Primera RFEF, que equivale a la Segunda División B, y da mucha pena, porque lleva ya tres años ahí y cada año va a costar más subir. Me da una pena tremenda. Sobre todo, por esas más de 20.000 personas que van al Estadio de Riazor cada domingo. ¿Tú sabes lo que es que vayan 20.000 personas a ver un partido Depor-Linares?

P.- Lendoiro, el presidente de aquel Super Dépor, lo hizo bien.

R.- Yo, por culpa de Lendoiro, estoy vetado en La Voz de Galicia. ¿Por qué? Porque defendí a Lendoiro, que es enemigo irreconciliable de Santiago Rey, el presidente del periódico. Yo puse bien a Lendoiro en varios artículos y me pusieron la cruz. Sobre mi placa en la plaza de Padrón no publicaron nada.

P.- Has comentado que este país quizá no se merece la clase política que tiene. Pero ellos son los representantes de nuestra sociedad.

R.- Están intentando todos que nos llevemos mal, que nos tiremos los trastos unos a otros. Si se repiten las elecciones, va a salir el mismo resultado y vamos a tener la misma disyuntiva. O hacemos un pacto, o nos vamos al carajo todos, que es lo que pretenden algunos. Con lo fácil que sería que Feijóo y Sánchez se reuniesen y acordaran hacer un gobierno de coalición. Vamos a luchar por el país, no por nosotros ni por el partido. En Alemania y Portugal se ha hecho. En Europa es normal este tipo de pactos. Parece que no somos Europa.

«Vamos a luchar por el país, no por el partido de cada uno»

P.- Eso, o que las decisiones las tomen otros, incluido un prófugo de la justicia.

R.- Por favor. No se puede pactar con Puigdemont, un tío que se está riendo de este país. Además, desde fuera. Es un cobarde. Que lo haga aquí, dentro. Ven aquí a protestar, no lo hagas desde fuera, cobarde. No puedo con los cobardes.

P.- Nadie te va a callar a estas alturas de la vida, aunque luego te pongan a caldo. 

R.- Si yo defiendo a unos, me pondrán a caldo los otros, pero mi obligación, desde esa especie de púlpito que es la radio, es luchar por este país, evitar los partidismos. Vamos a luchar por el país. No por el partido de cada uno, que es lo que ahora están haciendo. Y si eso me granjea enemistades, pues qué le voy a hacer.

P.- En lo deportivo, que tengas feliz temporada y que gané el mejor.

R.- Vamos a ver. Espero que sea el Madrid y que venga Mbappé para completar el círculo.

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