THE OBJECTIVE
El purgatorio

Cristina Cifuentes: «Mi linchamiento fue peor que el de Rubiales»

La expresidenta madrileña comenta en ‘El purgatorio’ su opinión sobre Vox, su relación con el PP y la ‘ley trans’

Cristina Cifuentes (Madrid, 1964) está fuerte. Conoció el dolor físico cuando estuvo a punto de morir en un accidente de moto. Luego probó el dolor psíquico cuando su vida política se acabó en apenas unos meses tras los escándalos del Máster, y el famoso vídeo en el supermercado, de los que salió absuelta. Ha vuelto a encontrar la felicidad y ahora se pasea por los platós de Telecinco y Cuatro analizando la actualidad y lo que surja. La que fuera presidenta de la Comunidad de Madrid, llamada a ser algo más en la política, vive ahora sin rencores ni envidias. Y libre, como siempre se ha definido.

PREGUNTA.- Ha sido un verano especialmente intenso…

RESPUESTA.- Tampoco te creas que ha habido tanto. Yo el verano lo resumo en tres cosas: Tamara Falcó, descuartizador en Tailandia y Rubiales. Y para de contar.

P.- Añadiría lo de los pechos de Amaral.

R.- Ah bueno, y creo que también ha habido algo de unas elecciones. 

P.- ¿Tiene tema favorito del verano?

R.- La verdad es que ninguno de los tres. Qué quieres que te diga, me parecen muy diferentes, pero cada uno de ellos me parece terrible. Casi prefiero a las elecciones esas que creemos que ha habido. 

P.- Si quiere, podemos empezar por las elecciones.

R.- Qué pereza. Pero bueno, si quieres. 

P.- Ahora hablamos de elecciones, vamos a hablar de Rubiales. Mucha gente se ha acordado de Cristina Cifuentes con el asunto Rubiales, porque a algunos el «no voy a dimitir», del mandatario granadino, les ha recordado al «no me voy, me quedo, voy a seguir siendo vuestra presidenta», suyo.

R.- Yo fíjate, pensaba que se había acordado de mí, no tanto por eso, sino porque está sufriendo un linchamiento. Y yo sufrí un clarísimo linchamiento. Creo que el mío fue peor. 

P.- ¿Peor que el de Rubiales?

R.- Sí, porque a mí no me apoyó nadie, ni siquiera los míos. Sí, fue más duro, duró mucho más tiempo. Y sí, creo que el mío fue peor. Pero es verdad que el estar sometido a un linchamiento, al margen de que yo creo que debe de dimitir y al margen que creo que lo que ha hecho está fatal hecho. Pero una cosa es eso y dejar que actúe el Estado de Derecho, las instituciones y demás, y otra diferente son los linchamientos, las hordas tuiteras y mediáticas contra una persona. Quizá porque lo he sufrido, siempre voy a estar contra eso para siempre. 

P.- Esto que se conoce como la pena del telediario y que va acompañada de eso, de juicios…

R.- Paralelos, y además irreversibles, porque es una pena totalmente desproporcionada. O sea, yo por ejemplo, después de sufrir esa pena durante meses, mañana, tarde y noche, televisión, radio, medios escritos… Por todos lados. Cuando finalmente yo gano todos los juicios de todos los asuntos que tenía. Bueno, no te digo que me dedicaran las mismas portadas, es que ni una portada es como entonces. Da igual, hay una desproporción. En cualquier caso, yo he aprendido en la vida que el sufrimiento, el sufrimiento personal, es lo único que no tiene salida. Ahí se queda. Lo puedes superar. Puedes salir adelante, pero el sufrimiento no tiene compensación posible.

P.- Estamos viendo ahora casos de periodistas mujeres que han lanzado comunicados en Twitter, denunciado abusos de periodistas. Y es verdad que te sale también la vena de decir «vamos a condenarle», pero también te acuerdas que Twitter no está para eso.

R.- Sí, pero las redes sociales y específicamente Twitter… es una pena, además, porque yo creo que tenía, sobre todo al principio, una utilidad evidente de cercanía, de inmediatez, pero se ha convertido en un sumidero. O sea, hay gente buena y hay gente que aporta, pero desgraciadamente hay mucha gente que utiliza las redes sociales y específicamente Twitter, amparándose en el anonimato, muchas veces para descargar sus frustraciones.

Pero da igual que seas político, periodista, actor, actriz, escritor. Como seas conocido, es tremendamente duro. Y además es que en muchos casos son perfiles falsos que no existen siquiera. Hay que aprender a diferenciar, afortunadamente yo lo pude hacer hace tiempo, lo que es la vida real y lo que son las redes sociales, la impostura que hay en las redes sociales, en Twitter. En Instagram también hay mucha impostura. En Instagram todos somos felices, guapos, estamos contentos siempre. Pero bueno, está bien. Las redes sociales cumplen una función, pero la vida es otra cosa. No hay que perder de vista lo que es cada uno. 

P.- Por cerrar el caso Rubiales, muchas jugadoras de fútbol hablaban del «Se acabó», que después se ha trasladado incluso, como decía, a periodistas. ¿Cristina Cifuentes cree que haría falta un «Me Too» o un «Se acabó» en la política patria? 

R.- Mira, a mí los «Me Too» me dan mucho miedo también te lo digo. Por supuesto, es que me parecería hasta superfluo tener que decirlo, porque he luchado toda mi vida a favor de las mujeres y de la igualdad. Pero es que esas causas que de manera colectiva suponen que uno pierda cualquier sentido crítico, cualquier racionalidad. Yo, por ejemplo, cuando pensaba lo del «Me Too», fíjate, un actor como Kevin Spacey, que le han destrozado su carrera y su vida personal, probablemente. También ha salido absolutamente limpio de todos los juicios. ¿Quién restituye a esa persona el honor?

Hay que tener mucho cuidado con los «Me Too», porque al final el individuo y su propia conciencia es como que deja de operar y tú te sumas a lo que dice la masa. E insisto, de verdad, que lo que ha hecho Rubiales me parece además impresentable en una persona que representa al fútbol español, que tiene un puesto de altísima representación. Es verdad que la Federación es una entidad privada, pero con una finalidad pública, tiene declaradas funciones públicas. No puede ser que el presidente de la Federación esté en el palco tocándose los huevos delante de la Reina. Eso para empezar. Y lo del piquito a mí me parece lamentable. Ahora, ¿es que nos estamos volviendo locos de repente? ¿Vamos a comparar esto, que insisto estoy en contra, con una violación en manada? ¿Es que nos hemos vuelto locos?

Cristina Cifuentes posa en la sede de THE OBJECTIVE. | Víctor Ubiña

P.- ¿Le parece que ha habido una sobreactuación por parte del Gobierno?

R.- Por parte del Gobierno lo que me parece que ha habido es, en primer lugar, una torpeza y una chapucería indescriptible. Porque que salga el ministro de Cultura pidiendo una determinada sanción en aplicación de la Ley del Deporte, que luego el propio Consejo Superior de Deportes, que está presidido por el secretario de Estado de Deportes, no es un organismo ajeno al Gobierno, resulta que no puede aplicar esa ley porque no les ha dado la gana, o no han podido, o no han sabido o no han querido desarrollar la ley.

Reglamentariamente eso es una chapuza total. Eso por no hablar de la hipocresía. El Gobierno de Pedro Sánchez ha estado protegiendo a Rubiales. Ha habido muchos periodistas que llevan años denunciando irregularidades en el seno de la Federación de todo tipo y Pedro Sánchez y el Gobierno de Pedro Sánchez y el Consejo Superior de Deportes solamente ha mirado para otro lado, sino que directamente ha echado tierra encima. Y entonces ahora vienen pretendiendo liderar porque se ha creado una inquietud social y entonces ahora ellos quieren liderar. Me parece de hipócritas. 

Y ya, la vicepresidenta Yolanda Díaz pidiendo paridad y equiparación salarial…. Hombre, vicepresidenta, es una cosa que es absurda porque depende de la publicidad. Es como si pedimos la paz universal en el mundo en un concurso. Pero respecto a la paridad en los órganos de gobierno, en concreto en la Federación que también la pidió. Yo le pediría que empezara por implantar la paridad en el propio Ministerio de Trabajo, donde no existe. Sin ir más lejos, los inspectores del trabajo son mayoritariamente hombres y muy pocas mujeres. Creo que están tratando de hacer una utilización política que al final nos desvía del verdadero objetivo.

P.- Estando en El purgatorio, le pregunto sobre su relación con Dios. He leído que se declara agnóstica.

R.- Son temas muy personales y las relaciones que uno tiene o no con Dios son variables. Depende de las circunstancias de la vida. Es verdad que yo estoy bautizada y sí que he procurado que mis hijos tuvieran una educación parecida a la que yo tuve. Ellos han ido a un colegio religioso, porque yo creo que es bueno que tú recibas una determinada educación y yo estoy totalmente de acuerdo con la educación que se imparte en los colegios católicos y luego ya de mayores que decidan.

P.- Llegué a leer que marcaba la casilla de la Iglesia en la declaración de la renta. ¿Esto es verdad o lo que he leído está mal? 

R.- Pues es que yo no sé cómo has podido leer eso. En internet se inventan muchas cosas y eso creo que más que nada por una razón, porque yo eso no lo he contado. Jamás se me ocurriría decir a quién marcó yo en la casilla de la renta. Ahora, si me lo preguntas, que es la primera vez que me lo preguntan, te digo que sí, que en ocasiones ha marcado la Iglesia. Pero esto es primicia, porque quien lo haya dicho antes se lo ha inventado. 

P.- Han pasado algo más de cinco años desde su marcha de la política, aunque la gente se sigue acordando de Cristina Cifuentes. Se acuerdan de su paso por la Delegación del Gobierno de la Ciudad de Madrid y por la presidencia de la Comunidad de Madrid. Después todo lo que pasó, que ya lo sabemos, y después su nueva vida, la abogacía, París un tiempo, luego la televisión…

R.- Bueno, no es exactamente así. Se han inventado muchas cosas sobre mí en estos últimos años.

P.- Puede desmentirlas ahora.

R.- Es que me da igual. O sea que publicaban que si me había divorciado… Si es que me da lo mismo lo que digan de mí. ¿Sabes cómo te digo? Yo estoy en una situación en la que me importa lo que piensen de mí la gente a la que quiero y que me quiere, y lo que escriban o digan me da igual. Es que no desmiento, pero vamos, es verdad que ahora estoy viviendo otra vida completamente alejada de lo que eran mis anteriores vidas. Ahora soy feliz. Me ha costado, eh, porque mi salida de la política fue muy traumática.

La política no era sólo un trabajo, no era una actividad, era mi vida. Era una cosa tan vocacional. Le dediqué mi vida tanto a la Delegación del Gobierno como a la Comunidad de Madrid, no solamente porque trabajaba 14, 15 horas al día, sino porque era una actividad constante y renuncié a muchísimo. Familia, amigos, actividad. Pero fui muy feliz. Sinceramente, creo que no ha habido nadie tan feliz como yo ni en la Delegación del Gobierno, ni en la Comunidad de Madrid. Fui terriblemente feliz y ahora, afortunadamente, he conseguido volver a serlo. Pero me ha costado porque la travesía ha sido muy dura. 

«En la vida votaría Vox, pero en la vida votaría al PSOE»

P.- Entiendo que Cristina Cifuentes se define políticamente como liberal.

R.- Siempre he sido una persona de centro, y creo en el liberalismo económico. Creo que una sociedad que aplica las teorías liberales es una sociedad más próspera, pero creo que es obligación del Estado es hacer una política social. Afortunadamente, creo que el Estado del bienestar es una conquista irrenunciable y la única dificultad para los gobernantes es hacer que ese Estado del bienestar sea realmente sostenible. 

P.- ¿Una persona de centro liberal como usted se siente más cercana al PSOE que a Vox?

R.- Yo en la vida votaría a Vox, pero en la vida votaría al PSOE. Así de claro te lo digo.

P.- O sea, que sigue votando al PP. 

R.- Bueno, yo no voy a decir a quién votó ni si voto, es que eso es privado, pero lo que sí que te digo es que a Vox no le votaría y al PSOE tampoco, por supuesto, y mucho menos todavía a este PSOE. Yo nunca voté al PSOE, nunca, pero menos a este PSOE, al sanchismo que me parece que encarna lo peor del socialismo. 

P.- Se lo pregunto de otro modo: ¿se siente más cercana a un PSOE de García-Page que a un Vox de García Gallardo?

R.- A ver, a mí en la vida en general y a medida que voy cumpliendo años más, no me gustan las cosas blancas o negras. Algunas cosas son blancas y negras, pero muy pocas. Hay gente en Vox estupenda y yo tengo muchos amigos en Vox. Creo que a Vox no se le puede criminalizar. Es un partido democrático. Tiene cosas que no me gustan y no me gustan nada, por eso no los votaría. Pero tienen otras cosas con las que coincido.

Y en determinada parte del PSOE igual, yo no les votaría en la vida, pero tengo muchos amigos en el PSOE, personas a las que aprecio, personas que me consta que son buena gente y que trabajan además con una vocación de servicio público. Es que no vivimos en un mundo de buenos, buenísimos y malos malísimos. Hay un cuento corto de Italo Calvino, El vizconde demediado, en el cual una persona, por consecuencias de la guerra, queda partida en dos mitades, una tremendamente buena y otra tremendamente mala. Y al final, la conclusión es que casi tan malo es lo uno como lo otro, que al final los seres humanos somos un compendio de cosas buenas y cosas malas, que es lo que hace de nosotros humanos.

P.- Cuando estaba en política, siempre se hablaba de usted como el ala progresista del Partido Popular. ¿En qué es conservadora Cristina Cifuentes? 

R.- Yo soy poco conservadora, me considero más liberal. Pero bueno, seguramente seré conservadora en algunas cosas. Tendría que ponerme a pensar. Lo que pasa es que es verdad que en estas cuestiones que has mencionado, el tema de, por ejemplo, el matrimonio homosexual, a mí me llama mucho la atención porque el Partido Popular durante un tiempo era como que le daba miedo abiertamente defender la causa, en definitiva, de la libertad de elección de cada persona, de dejar de hacer y rehacer su vida afectiva con quien quiera.

Porque yo luego cuando hablaba incluso con personas que estaban en cargos directivos dentro del Partido Popular y me daban la razón, pero era como que había una especie de miedo para que nuestro electorado no se molestara. Y muchas veces te das cuenta -vamos, casi siempre- de que la sociedad va muy por delante de los políticos. El tema de los matrimonios homosexuales está superado por la sociedad española desde hace mucho tiempo y, sin embargo, las legislaciones siempre van como retranqueando. En cualquier caso, yo he de decir que en mis más de 30 y tantos años de militancia en el Partido Popular siempre dije lo que me parecía y nunca tuve ningún problema por ello. 

«Los ‘Me Too’ me dan mucho miedo»

P.- Está habiendo polémica con una ley que es la ley trans que se ha venido en llamar, no sé muy bien por qué, la ley trans de Cifuentes, cuando el Partido Popular, cuando se votó la Asamblea se abstuvo, no votó a favor. 

R.- Pero no solamente eso, sino que no era nuestra ley. La presentó el Partido Socialista con Podemos y con el apoyo de Ciudadanos. Pero a ver, nosotros teníamos un compromiso electoral que no cumplimos, que era presentar dos leyes. Una ley, la ley de las personas transexuales, donde de alguna manera se regulara un poco y se clasificara y se insistiera en las libertades que indudablemente tienen que tener. Y luego otra ley también a favor de la igualdad y libertad de los colectivos LGTBI. Eran dos leyes diferentes. En concreto, la ley transexual que se aprobó no fue la que presentó el Partido Popular. Nosotros aprobamos una ley en Consejo de Gobierno que luego fue a la Asamblea, que no es que la cambiaran, es que la sustituyeron por otra. Y en esa ley nosotros nos abstuvimos.

P.- Pero es noticia, porque el gobierno de Ayuso quiere reformar esa ley trans, y muchos lo ven como un retroceso en derechos LGTBI.

R.- Bueno, no lo sé. Depende de lo que quiera presentar. Desde luego, nosotros en su día la ley que presentamos que no se aprobó era una ley que recogía muchísimos derechos, pero había algunas cuestiones de las cuales esta ley adolece, igual que la ley a nivel nacional, en las que yo no estoy en absoluto de acuerdo. Por ejemplo, el cambio de sexo en los menores sin el consentimiento ni conocimiento de los padres.

El que no se permita la intervención, que yo creo que es imprescindible, de un profesional de la medicina. Es decir, todas esas cosas en la ley que yo presenté en su momento no aparecían. Entonces, si Isabel Díaz Ayuso va a reformar la ley, que no lo sé, habrá que ver efectivamente qué texto presenta. Yo lo que espero y en lo que confío es que ella no retroceda en derechos y libertades y, sin embargo, que sí corrija las disfuncionalidades indudablemente que hay en la ley actual. 

P.- ¿Cómo es la relación de Cristina Cifuentes con la política? La veo como mucho más liberada, mucho más alejada.

R.- Pero te voy a decir una cosa: durante un tiempo yo me mantenía deliberadamente alejada porque me dolía, me dolía, no lo podía evitar, me dolía. Quizá por todo lo que la política ha significado para mí, por todo lo que yo le he dado a la política. Me dolía el Partido Popular, me dolían determinadas personas. Ahora que ya no me duele, lo veo con interés, pero lo veo desde la barrera.

Es más, me di cuenta -fíjate en qué momento ya tenía superado todo eso- de que lo que me producía era muchísima pereza. Es como el día de la marmota, porque ves muchas veces las mismas cosas, las mismas personas, las mismas situaciones. Gente que lleva 20 años de su vida haciendo lo mismo. Me da mucha pereza todo eso.

P.- ¿Sigue creyendo en la política?

R.- Sí, sigo creyendo en la política por dos cuestiones. En primer lugar, porque creo que es imprescindible y nuestro sistema indudablemente tiene muchos defectos. Se pueden corregir muchas cosas, hay cosas que están mal, pero es el mejor sistema posible y es necesario. Además, es la única manera de transformar la sociedad, la única manera de hacer cosas desde la gestión, desde la política.

 Y luego, además, sería tremendamente injusto si no dijera que sí, porque a mí me ha dado muchísimas satisfacciones. O sea, una satisfacción es que probablemente no sea lo que la gente cree. Pero que probablemente esas satisfacciones compensan todo lo malo que yo he pasado. Y me da pena ver que muchos políticos de mi partido, y de otros que pasan por la política, sin llegar siquiera a ver de cerca lo que verdaderamente importa de la política, que no es lo que la gente cree: no es el poder, no es la notoriedad. No, no es nada de eso.

Es el subidón que te da cuando tú te das cuenta de que algo que tú has hecho ha tenido repercusión directa en la vida de la gente. O sea, tú sabes lo que sientes cuando de repente, como me ha pasado a mí, te abraza una persona llorando y te dice que gracias al abono transporte joven y el ahorro que eso supone para esa persona en su economía familiar, ella y sus hijos pueden comer la última semana de mes.

Cuando una madre de un niño con un trastorno, un TEA, te manda un mensaje, que lo tengo guardado, diciendo: «Todas las mañanas, cuando veo a Adrián desayunar y sonreír, yo doy gracias a Dios por haberte conocido». Esas son las cosas que de verdad compensan. Lo demás da igual, da exactamente igual. A ver, eres afortunado, eres privilegiado porque puedes conocer gente interesante, ir a sitios interesantes, pero lo único que de verdad importa es esto que yo te digo. Es la mayor droga que hay en este mundo. Te da un subidón que todo lo demás desaparece.

Cifuentes durante la entrevista en ‘El purgatorio’. | Víctor Ubiña

P.- Cree en la política, pero ¿cree en los políticos? 

R.- Sí, en algunos, no en todos. A ver, políticos los hay muy buenos, menos buenos y muy malos. Esto es como todas las profesiones, pero hay gente muy buena y hay gente que además no tiene mucha proyección, pero son alcaldes de pueblos que muchas veces ni siquiera cobran la mayoría de las veces, pero que están ahí las 24 horas del día, trabajando como locos a favor de los vecinos. Muchísima gente con vocación de servicio público. Hay más políticos buenos que malos. Lo que pasa es que los malos malísimos hacen mucho ruido y mucho daño. 

P.- ¿Cómo ve al Partido Popular? Como persona que ha estado allí, que estuvo allí y que ahora ya no está. 

R.- No, yo ya no milito en el Partido Popular. Veo el Partido Popular en una encrucijada. Es muy importante, porque después de haber pasado por un proceso de deterioro y descomposición absoluta, tiene un nuevo liderazgo, con un reto muy complicado por delante, porque Feijóo ha ganado las elecciones, aunque es ciertamente improbable que vaya a gobernar. Va a ser una legislatura muy complicada.

Creo que el Partido Popular cometería el peor de los errores, el peor, si llegara a cuestionar el liderazgo de Alberto Núñez Feijóo al frente del PP. Creo que sería la muerte directa. Plantear ahora o en el corto plazo un cambio de liderazgo en el Partido Popular sería suicida a nivel interno dentro del Partido Popular, porque plantear la sucesión hace un año no es lo mismo que ahora. Esa sucesión abriría una guerra interna. 

P.- ¿Y cómo está viendo las alianzas que está teniendo el Partido Popular con Vox?

R.- Es que es complicado, porque son partidos diferentes pero con muchos nexos, entre otros, que el propio fundador de Vox procede del Partido Popular, y junto con Abascal, muchísimas otras personas. Hay unos vínculos personales evidentes y también hay vínculos políticos, porque hay muchos puntos de coincidencia. Lo que pasa es que hay puntos de discrepancia y en algunos casos son discrepancias profundas.

Pero por otro lado, hay que ser realistas. Es que el Partido Popular, hoy por hoy, necesita a Vox para gobernar. Esta es la realidad. A mí me hacen mucha gracia -es una expresión irónica- todos estos planteamientos que hacía el Partido Socialista sobre los pactos con Vox. Es muy fácil: si el Partido Socialista no quiere que el Partido Popular pacte con Vox, que permita con su abstención, determinados gobiernos, como por ejemplo en Murcia, donde no lo ha hecho. Entonces es una encrucijada complicada. Entiendo que no es un reto fácil pactar por un lado, pero, por otro lado, mantener esa diferencia.

«Cuando le pierdes el miedo a la muerte, le pierdes el miedo a todo»

P.- ¿Si Cristina Cifuentes estuviera ahora mismo en el Partido Popular, se sentiría cómoda con los pactos con Vox?

R.- Yo no estoy en el Partido Popular. Por tanto, es una cosa que no me planteo. Pero vamos, creo que el mandato de los ciudadanos es que haya un cambio de gobierno. Entonces no se hubiera entendido, por ejemplo, que en Extremadura el Partido Popular no hubiera pactado con Vox. Otra cosa es el tipo de acuerdo que tú consigas. Y yo también creo que además ese tipo de negociaciones ha de hacerse con el menor número posible de heridos en el camino, sin dejarse demasiados pelos en la gatera. Al final, lo que no sería lógico es que cuando los ciudadanos han votado un cambio, por imposibilidad de llegar a un acuerdo, ese cambio no se produzca. Creo que aquí el bien mayor, más allá de las discrepancias o de las diferencias, es buscar los puntos de acuerdo, antes que las diferencias. 

P.- En política ha estado siempre vinculada a Madrid. ¿La política madrileña tiene algo de especial o de tóxico frente a la política extremeña o a la política gallega?

R.- No, a ver, no es tóxico. Lo que tiene es un plus de visibilidad, porque lo que se hace en Madrid tiene trascendencia nacional. O parte de lo que se hace en Madrid tiene trascendencia nacional. Eso puede ser bueno, pero también puede ser muy malo porque al final tienes un foco permanente que está analizando cada una de las decisiones que tomas. Y por otra parte, tiene también un aspecto negativo. Es que aunque tienes un foco nacional, tú tienes que hacer política para Madrid, que es para lo que te han votado los madrileños, no para que opines todo el día de lo que se debe de hacer en otras comunidades autónomas. Entonces, bueno, tiene pros y tiene contras, pero es inevitable, porque Madrid tiene el plus de la capitalidad y está en el centro del país.

P.- Muchas veces el papel de la Comunidad Madrid es una labor de oposición a la Moncloa, si allí hay un signo político contrario al que está en la Puerta del Sol.

R.- Bueno, a veces se ha hecho oposición siendo del mismo partido. Yo recuerdo la época, por ejemplo, de Esperanza Aguirre en la Comunidad y Alberto Ruiz Gallardón en el Ayuntamiento, y aquello era la Guerra de las Galias. O sea que depende, sí, pero depende también del talante, de la forma que tenga cada uno de ejercer el gobierno y de defender sus propias competencias. A ver, es inevitable que cada administración quiera defender lo suyo. Eso produce roces con independencia de quién gobierne.

Pero no te tienes que llevar mal necesariamente. Es más, yo creo que has de procurar llevarte bien. A mí me criticaban mucho que yo me llevaba bien con Carmena. Me llevaba, personalmente, muy bien. Y políticamente teníamos muchísimas diferencias, pero intentábamos ponernos de acuerdo en aquellas cosas que había que sacar adelante. Eso hay gente que lo critica. A mí es algo que no me gusta de la política actual: la crispación. A diferencia de lo que dicen los políticos, que es que hay crispación porque la sociedad está crispada, yo creo que no, es la política quien crispa al ciudadano y en un momento de dificultad, el ciudadano necesita tranquilidad y un poquito de concordia entre la clase política. Un poquito. 

«Plantear ahora cambiar a Feijóo sería suicida»

P.- ¿Le quedan amigos del Partido Popular? 

R.- Sí, sí.

P.- ¿Pocos, muchos?

R.- Los que tienen que estar. Pero yo siempre supe quiénes eran los. Bueno, alguno te sorprende para bien y alguno para mal. De todos modos, he de decirte que a mí me ha sorprendido más en general la gente para bien que para mal. Lo que pasa es que los que te sorprenden para mal, te sorprenden mucho porque es gente que está muy cerca de ti. Yo tengo algún caso de persona que trabajaba muy, muy cerca de mí, que de repente te das cuenta de que era una relación puramente interesada.

P.- La puñalada duele más si es de un cercano.

R.- Tú a una persona le has de exigir, según la relación que tú tengas con ella, que a ti te apuñale alguien con quien en la vida has tenido relación, pues en el mundo de la política desgraciadamente entra dentro de lo normal. Cuando quien te está apuñalando, no defendiéndote o no apoyándote, es alguien que no sólo te debe mucho, sino que es una persona muy próxima a ti, duele.

Pero te decía que yo me he encontrado más lo contrario, y es una cosa que me sorprendió mucho en su momento y todavía me sigue sorprendiendo, porque después de esa campaña mediática, de ese escrache mediático que yo sufrí, cuando abandoné la política de manera tan traumática, yo daba por hecho, y asumí que iba a tener algún tipo de problema en algún momento en la calle. Y lo que me ha ocurrido desde el primer momento fue todo lo contrario.

Cifuentes, en plano corto. | Víctor Ubiña

P.- ¿Qué le dicen por la calle? 

R.- Pues mira, la gente es super amable, te piden fotos, te dicen: «Ay, qué guapa, eres más guapa al natural de la tele». O mucha gente también dice: «Qué pena que hayas dejado la política». Ahora fíjate, me hace mucha gracia porque ya hay gente que te dice: «Yo te conozco de la tele». Pero de verdad a mí me ha sorprendido mucho, para bien. Te das cuenta de que muchas veces los medios de comunicación van por un lado, pero luego la sociedad va por otro. Y yo lo que me he encontrado en la calle es cariño, gente buena, gente empática y muchísimo apoyo. Y me sigue pasando. 

P.- Ha conocido el dolor físico y el psicológico. ¿Qué dolor duele más?

R.- Duele más el psicológico, y yo he conocido un dolor físico extremo.  Yo tuve un accidente. Acaban de cumplirse diez años. La lesión más leve que yo tenía eran 18 fracturas de costillas. La más leve. Aparte de eso, tenía el pulmón derecho destrozado, un montón de huesos rotos, la escápula partida, una vértebra aplastada con afección medular, el corazón traumatizado, inflamado. Tuve que volver a aprender a respirar. Yo casi pierdo el pulmón derecho y pasé un dolor… Ahí aprendí lo que es de verdad el dolor físico.

También el dolor moral por otra serie de circunstancias que no vienen al caso. Pero el dolor físico normalmente se puede combatir, aunque en mi caso fue muy complicado, porque la morfina no me hacía prácticamente nada. Padecí muchísimo dolor. Pero ¿sabes qué pasa? Que el dolor moral, el dolor del alma, ese no es tan fácil solucionarlo y no es tan fácil gestionarlo. Pero también te digo que aprender a gestionar ese dolor te facilita mucho la vida. Mucho, porque yo siempre he pensado que en general los seres humanos tenemos una asignatura pendiente casi todos, que es gestionar ciertas cosas nuestras. Aprender a gestionar la frustración, por ejemplo. Muy poca gente sabe hacerlo. Cuando todo eso lo aprendes, la vida la ves de otra manera. 

P.- ¿Hizo algo cuando se cumplieron diez años del accidente?

R.- Estaba con mi marido en Londres. Bueno, sí, para mí, el día que mi segundo cumpleaños para mi cumpleaños siempre es un día muy especial. No necesito hacer nada especial. Simplemente alegrarme de estar viva, con poder estar con mi familia y con poder estar para contarlo. A mí me dijeron que probablemente salía del hospital si salía en silla de ruedas. Entonces, aunque tengo todavía secuelas físicas, pero yo puedo hacer cosas que pensaba que era imposible que pudiera hacer, entonces menos volver a montar en moto. Pero porque se lo prometí a mis hijos. No por miedo. Cuando le pierdes el miedo a la muerte, le pierdes el miedo a todo. A mí lo único que me da miedo es que no le pase nada a mis hijos. Pero es un tipo de miedo diferente. Incluso eso lo ves de otra manera.

P.- Por cerrar la entrevista, unas cuestiones rápidas. ¿Es muy cinéfila?

R.- Sí, mucho. Me encanta el cine, me gusta muchísimo. Me hubiera encantado dedicarme al cine. Me hubiera gustado mucho escribir crítica de cine. Sí, porque fíjate, durante mucho tiempo yo iba al cine, iba sola, que es la forma de ver una película, porque ir al cine puede ser un acto social, pero cuando tú vas a ver una película, vas a ver una película y tienes que verla en versión original, a ser posible. Y tú solo. Cuando vas solo al cine, empiezas a ver las películas de otra manera diferente, te empiezas a fijar en otras cosas. Te empiezas a fijar en cómo está montada la película, la dirección de actores, empiezas a aquilatar más el guion. La verdad es que me hubiera gustado mucho escribir.

P.- Si mal no he leído tiene cinco tatuajes, ¿se plantea hacerse otro nuevo?

R.- Pues mira, me iba a haber hecho uno. Y además, ya tenía pensado el qué y dónde, pero no sé, me da un poco de pereza. Era en la nuca, un ojo de Horus pequeñito.

P.- ¿Cree en el horóscopo?

R.- No. En general, yo no creo. Creo en la ciencia. 

P.- Está en televisión. ¿Si le llamaran para Gran Hermano VIP, iría?

R.- No. A ver, no por nada. Me gusta la televisión de entretenimiento. A mí me ofrecieron ir a Supervivientes y dije que no porque una cosa es hacer tele y otra cosa es que cada cual tiene que saber cuál es su sitio. Yo sinceramente no me veo haciendo un reality con la convivencia. No me veo sinceramente. También he aprendido que en la vida eso de decir: «Yo esto no lo haría jamás»… menos votar a Vox y al PSOE. No me veo yo en un reality de ese tipo. Pero que lo vea mucha gente, sobre todo Gran Hermano que empieza ahora. 

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