Operación policial en Soria, Zaragoza y Leganés por un ataque de grupos ultra
La agresión dejó en coma a un aficionado donostiarra en el Numancia-Cornellá
Casi ocho meses después de que un aficionado donostiarra, Ion Aranburu, recibiera una brutal paliza en Soria a manos de un grupo de ultras, se han producido las primeras detenciones, según recoge THE OBJECTIVE. Una operación policial coordinada por la Comisaría General de Información de Madrid.
Los agentes han detenido a varias personas en Soria, 9 según publica el Heraldo-Diario de Soria, algunos de los cuales son seguidores del Numancia vinculados a la peña Orgullo Numantino.
La operación también se está desarrollando en otras ciudades como Zaragoza y Leganes y no se descartan nuevas detenciones. Los implicados están vinculados a grupos ultra de las tres ciudades y podrían enfrentarse, entre otros delitos, a una imputación de pertenencia a banda criminal.
Un ensañamiento que dejó a Aranburu en coma
Los hechos ocurrieron el pasado 27 de mayo durante el partido Numancia-Cornellá al que Aranburu había acudido con un amigo. Se encontraban en la capital castellano y leonesa, en un bar tomando algo donde el ambiente era tranquilo, hasta que llegaron los ultras.
Trató de huir, como muchos otros, pero tuvo la mala suerte de no poder hacerlo y allí en la calle José Tudela, a pocos metros del estadio de Los Pajaritos y horas antes de que comenzara el partido recibió una paliza que le dejó tirado en el suelo inconsciente.
El hombre de 44 años estuvo en coma inducido y salió de la UCI el pasado verano pero todavía hoy tiene un camino de recuperación por recorrer, no sólo físico sino también psicológico.
Las imágenes de la pelea se hicieron virales, la familia y amigos convocaron una manifestación con la indignación y la impotencia a la que se enfrentan los seres queridos ante hechos como estos. Incluso cuando este hombre yacía inconsciente en el suelo siguieron golpeándole.
La familia de Aranburu siempre ha defendido que no fue una pelea entre aficiones sino que «estaban en un ambiente festivo hasta que aparecieron los ultras. Fue un ataque organizado y encaminado a matar a alguien, fueron atacados por un numeroso grupo de ultras que bajaron de un autobús armados con piedras, botellas y palos». La portavoz de la familia, que califica la actuación de la policía como «insuficiente», asegura que «esos ultras habían quedado y atacaron de una manera organizada y escaparon de una manera organizada».
Y es que el caso de Aranburu no es el primero y probablemente no será el último, porque es una realidad que el fútbol es un gran negocio, una caja de emociones para todos los que somos aficionados. Pero es también un imán que atrae a grupos radicales, personas que se camuflan en la masa y aprovechan estos eventos deportivos para generar violencia.
A pesar de los intentos de los clubes para expulsar a los radicales del mundo del fútbol, retirarles los carnets de socio, prohibirles la entrada a los campos, encuentran la manera de organizarse a través de redes sociales y grupos de WhatsApp para dar rienda suelta a su violencia en las inmediaciones de los estadios.