El Ayuntamiento de Madrid acoge una charla que defiende que los hombres pueden dar a luz
La Alianza Contra el Borrado de las Mujeres denuncia que daña «el normal desarrollo psicosocial de los menores»
El Ayuntamiento de Madrid, a través del Área de Políticas sociales, Familia e Igualdad, ha facilitado el centro municipal Juana Doña para que Rubén Castro, un hombre trans que estuvo embarazado y dio a luz a un «hije», imparta una actividad sobre crianza a padres y madres. Este es conocido por sostener en sus charlas que los hombres pueden embarazarse, parir y amamantar, lo que ha soliviantado a las feministas con José Luis Martínez-Almeida.
La Alianza Contra el Borrado de las Mujeres, que aglutina a más de un centenar de colectivos feministas, remitió este miércoles una carta al alcalde de Madrid solicitándole la «paralización inmediata de una actividad cuyo objetivo es la difusión, entre madres y padres, de contenidos dañinos para el normal desarrollo psicosocial de los menores». Pero esta finalmente se celebrará.
En la misiva, las feministas clásicas informan al alcalde popular de que dicha actividad, que en teoría versa sobre cuidados y crianza, será impartida por quien se presenta como persona trans y «papá gestante» y que enfoca sus charlas, denuncian, a «hacer creer a padres y madres que los comportamientos no adscritos a los estereotipos de género son un indicador de transgenerismo».
«Riesgo a los menores»
Rubén Castro, hombre trans que dio a luz a un «hije», se define como educador, y organiza charlas y talleres dirigidos a madres y padres de menores de entre 0 y 3 años. En este sentido, el cartel que anuncia la ponencia muestra a un varón preñado. Por sus tesis, tal y como ha admitido en sus redes sociales, ha sido vetado en las actividades formativas de la Asociación de Matronas de Madrid.
Sus ponencias, denuncian las feministas de la Alianza, «ponen en riesgo la salud psicosocial de los menores ya que inculcan en los progenitores la idea de que cuando una niña no tiene comportamientos ‘femeninos’ o un niño no reproduce comportamientos ‘masculinos’ es conveniente empezar a tratarles como si fueran del sexo contrario e iniciar la llamada transición social. A esa transición siguen frecuentemente la hormonación y más adelante, las cirugías».
El ejemplo de Ayuso
Por lo expuesto, las feministas habían pedido a Almeida que fuera «coherente con la reciente reforma legislativa de la Comunidad de Madrid», impulsada por Isabel Díaz Ayuso, «que ha querido evitar el uso de los espacios educativos y de difusión de la igualdad para adoctrinar a familias y menores».
En este sentido, las feministas clásicas fueron las primeras –y más vehementes– en defender la reforma de la ley trans madrileña, por cuanto «contiene aspectos muy positivos como la clara defensa de las categorías deportivas femeninas, la eliminación de todo el régimen sancionador que significaba una auténtica ley mordaza sobre cualquier opinión discrepante, la supresión de la terminología acientífica o la correcciones respecto de los contenidos educativos que sobrepasaban las lógicas del respeto a los derechos civiles y humanos de cualquier ciudadano sea cual sea su legitima orientación sexual».
Más casos de Almeida
Así mismo, señalan que estos contenidos en las actividades de los Centros de Igualdad, «al ser profundamente sexistas, son contrarios a la igualdad entre mujeres y hombres y tergiversan y chocan de plano con la función y misión para las que fueron creados esos centros».
El caso sobre el que se ha llamado la atención del alcalde no es ni el primero ni el único. En el Espacio de Igualdad Elena Arnedo, y dentro de las actividades de prevención, detección y reparación de violencia machista, se ha programado una muestra de fotografía sobre «referentes trans», asunto que, denuncian las feministas, «no tiene relación alguna con la violencia machista».
«Los mecanismos de concesión de la gestión de estos espacios», apuntan las feministas clásicas, «son deficientes, y los sistemas de programación prescinden de los mínimos controles sobre los contenidos y actividades que desarrollan, permitiendo que la programación esté, no pocas veces, enfocada a promover contenidos que vulneran los derechos de las mujeres y la integridad física y mental de menores», zanjan desde la Alianza Contra el Borrado de las Mujeres.