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Pedro Sánchez aplaza la bajada de los carburantes por miedo a vaciar las arcas públicas

En Moncloa se respira preocupación porque la duración de la guerra echará por tierra la recuperación económica

Pedro Sánchez aplaza la bajada de los carburantes por miedo a vaciar las arcas públicas

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, esquivó este lunes una bajada del IVA a los carburantes para paliar los efectos de la inflación y la guerra en Ucrania. En una entrevista a La Sexta, el jefe del Ejecutivo se limitó a confirmar que «habrá rebajas fiscales en este plan nacional» y que se hará «por sectores», como el de transportes o la industria electrointensiva -como las siderúrgicas y acerías-. Pero pospuso la decisión hasta dentro de 15 días, al Consejo de Ministros del 29 de marzo, que tendrá lugar tras el Consejo Europeo los próximos 24 y 25 de este mismo mes en Bruselas.

«Nos jugamos mucho», señaló el presidente tras prometer que «el Gobierno va a hacer todo lo que esté en su mano por rebajar los impuestos para proteger a los consumidores vulnerables, amortiguar los efectos de esta terrible guerra y repartir la carga». Según el presidente, el Gobierno ya ha iniciado un proceso de diálogo con los agentes sociales y se hará también con los grupos parlamentarios y las comunidades autónomas a fin y efecto de aprobar un paquete de medidas en el Congreso que el Gobierno ha llamado Plan Nacional de respuesta a las consecuencias económicas de la guerra. Se aprobará en el Consejo de Ministros del martes 29 de marzo, cuatro días después de comprobar si hay agua en la piscina europea en relación a la petición de España de desacoplar el precio del gas y de la electricidad.

Pedro Sánchez evita una bajada de impuestos

A juicio del presidente Sánchez, es el «contagio del precio del gas» lo que ha hecho subir el precio de la energía un 480% y «la cuestión no son solo los impuestos, no es lo mas relevante, porque los hemos bajado en un 60%. De poco sirve subir impuestos si tenemos un mercado de la energía disfuncional». Y puso un ejemplo: «Abrir la puerta a la intervención en los precios del gas ha hecho que esta semana caigan los precios un 42%. Lo que no tiene ningún sentido es que España tenga un 45% de la energía que provenga de renovables y un 15% del gas, que está definiendo el precio de la energía en nuestro país». 

El Gobierno se aferra a esta batalla europea para esquivar la bajada de impuestos especiales que gravan el precio de los carburantes, dando a entender que el Ejecutivo ya ha hecho los deberes en materia impositiva en el mercado de la electricidad: «Hemos rebajado el IVA de la electricidad. Hemos suspendido el impuesto a la producción eléctrica, hemos atendido 1.200.000 consumidores vulnerables. Y todo este paquete de medidas nos ha costado entre 10.000 y 12000 millones de euros…», señaló Sánchez.

El temor a que la guerra «se cronifique» 

El motivo de la inconcrecion radica en los números. El Ejecutivo echa cuentas e intenta contener su preocupación en torno al factor fundamental que se impone a la medida en sí: el tiempo. Según fuentes gubernamentales consultadas por THE OBJECTIVE, mucho más importante que el qué será el cuándo. Y existe temor en Moncloa sobre cuánto tiempo sería el Gobierno capaz de actuar con medidas paliativas en el plano económico «para amortiguar los efectos de la guerra» sin vaciar las arcas públicas. 

«El problema es mantener las medidas mientras dure la guerra cuando no sabemos lo que va a durar», explican las citadas fuentes. Sobre todo, cuando el contexto actual era el de una incipiente recuperación económica, según el Ejecutivo, pero lo suficientemente tímida como para no conseguir retornar a la situación previa a la pandemia en términos de crecimiento, a excepción de los datos del paro. 

Una preocupación que desvelan algunos cargos gubernamentales y que se desprende de las últimas comparecencias del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien insiste una y otra vez en que «la guerra será larga». Una afirmación que realizó en su comparecencia en el Congreso de los Diputados y posteriormente ante el Comité Federal del PSOE, la reunión informal de lideres de la UE en Versalles y la Conferencia de Presidentes del pasado fin de semana en La Palma. Fue en esta última convocatoria cuando Pedro Sánchez pronunció una palabra que temen en Moncloa: cronificar.

«Hay un antes y un después» en la legislatura

«La guerra de Putin ha derivado en un conflicto que va a ser largo y corre el riesgo de cronificarse», admitió el presidente del Gobierno. La petición de unidad que acompaña los mensajes del jefe del Ejecutivo responde a la segunda preocupación que existe en el núcleo duro: que la legislatura ha cambiado y la recuperación económica se ha esfumado. La guerra corre el serio riesgo de marchitar los brotes verdes que vendía el Ejecutivo que, tras augurar una corrección de la inflación para principios de 2022 y matizar el horizonte a mediados de año, renuncia ahora a hacer pronósticos.  

«Puede haber un antes y un después de la guerra. Y lo peor de la guerra será la posguerra», auguran algunas fuentes gubernamentales, conscientes de que el realismo en este momento va de la mano del pesimismo. El Gobierno explica que «no habrá un problema de abastecimiento pero sí de precio» en relación a materias primas, gas y carburantes, pero también cereales y otros productos. Pedro Sánchez confía en que España pueda hacer valer su situación estratégica en relación a «la capacidad gasística» por su cercanía a Argelia. Pero confía también en que se abran paso sus propuestas para implementar la interconexión con Francia y canalizar el transporte de gas con cargo a los presupuestos europeos. Por ello, en Moncloa hablan de un Consejo Europeo «trascendental» en la medida en que pueda evitar tirar de la chequera europea en lugar de vaciar las arcas públicas españolas.

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