Ferraz ordenó dar de baja a Olona en el padrón para movilizar a la izquierda en Andalucía
La orden «no se dio en Sevilla sino en Madrid». Los socialistas sabían que perderían el recurso pero confiaban en un revulsivo electoral
Es un clásico en las campañas del PSOE. A medida que avanza la contienda electoral, el miedo a la ultraderecha se ha convertido en el eje central al que se aferran en el cuadro de máquinas del Comité Electoral como revulsivo para agitar el voto del miedo y, por ende, movilizar a la izquierda. En cada territorio con sus propias variantes. Hace tres meses en Castilla y León, el PSOE centraba la amenaza en el hito histórico de que sería el primer pacto de gobierno con Vox, hilado a una campaña centrada en la ganadería, la agricultura y la caza. Hace un año, las amenazas de muerte a los miembros del Gobierno, y al entonces vicepresidente, Pablo Iglesias, centraron la campaña en Madrid, aireando cartas con balas y navajas que hasta el ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, y la directora de la Guardia Civil, lo utilizaron vinculándolo a un discurso del odio de Vox.
Una año después, la amenaza en Andalucía es la llegada de una ‘extranjera’, Macarena Olona, perfil polémico a escala nacional y que ha querido utilizar el recurso a su empadronamiento en Salobreña, Granada, como filón de su candidatura a las puertas del inicio de la carrera electoral. Sin embargo, la victimización de Olona no es más que la consecuencia. El origen de la estrategia está en el PSOE, de donde surgió la orden de dar de baja en el padrón a Olona que ejecutó la alcaldesa de Salobreña, María Eugenia Rufino, a quien ha demandado la candidata de Vox a la Junta de Andalucía.
«Sabíamos que la Junta Electoral tumbaría el recurso»
Según fuentes socialistas consultadas por THE OBJECTIVE, «la decisión no se tomó en Sevilla, sino en Madrid», es decir, no fue el candidato socialista Juan Espadas quien la ideó, sino Ferraz, la dirección socialista que teledirige desde hace meses la campaña socialista en Andalucía. Y lo más destacable es que el PSOE sabía que era una estrategia destinada al fracaso. «Sabíamos perfectamente que la Junta Electoral la tumbaría pero se hizo para alimentar el voto a Vox y movilizar a la izquierda».
El plan era darle alas a la candidatura de la formación de Santiago Abascal, competencia directa de Juan Manuel Moreno Bonilla, con la intención de mermar así las expectativas de voto del PP. La importancia de la estrategia radica en favorecer una victimización de Olona para permitirle un resultado que garantice su entrada en el Gobierno de la Junta de Andalucía, lo cual garantizaría su puesto de vicepresidenta que Moreno Bonilla quiere evitar. Descontado ya el fracaso del PSOE el 19-J, el movimiento de Ferraz se encamina en dos direcciones: primero, un control de daños, para salvar los muebles y minimizar los efectos de la derrota; y segundo, en buscar el peor escenario de desgaste para el PP pensando en las siguientes elecciones municipales de mayo de 2023.
Fuentes gubernamentales admiten también a este periódico su conocimiento previo del recurso fallido a la Junta Electoral. «Pues claro que sabíamos que la Junta Electoral se podría a su servicio. Pero lo presentamos también para demostrar que toman decisiones de parte aprovechándose de un tecnicismo. Porque no es legal su empadronamiento».
Los ‘tiros en el pie’ de la campaña: el Rey, el castellano, los indultos…
La estrategia fallida coincide con una ligera mejora en las expectativas electorales de Espadas que, según fuentes del PSOE andaluz, superan levemente los 30 escaños, aún lejos del suelo de Susana Díaz. Sin embargo, la presencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante tres semanas consecutivas, primero en Granada, Jaén y este fin de semana en Sevilla, está ayudando a elevar el precario grado de conocimiento del candidato en su electorado y a activar a la movilización.
Con el mantra «Si votamos, ganamos», los socialistas intentan luchar contra los elementos que distorsionan la campaña electoral en Andalucía con temas sensibles en esa comunidad. El primero, la reapertura de la causa de los indultos por parte del Tribunal Supremo que ha generado «sorpresa» en el Ejecutivo. En Moncloa no dudan de que hay un intento de los jueces de «interferir en la contienda» pero confían en que «los indultos no tienen coste electoral, tampoco en Andalucía». Y por ello el candidato Espadas se atrevió incluso a defenderlos en una entrevista a Telecinco el jueves de esta semana, en «un error» en opinión de los socialistas consultados.
Otros ‘tiros en el pie’ para el PSOE: el pacto sobre el castellano entre el PSC, ERC y Junts y el pacto entre el PSOE y ERC para despenalizar los delitos de injurias en el Senado no son precisamente favorables en un contexto de precampaña andaluza. Fuentes gubernamentales alegan en el primer caso una cuestión temporal ya que «se acababa el plazo» para pactar sobre la sentencia de las castellano. Otros socialistas apuntan a una cascada de casualidades, si bien hay quien opina que el PSOE ya está descontando un sonoro fracaso priorizando el otro tradicional bastión socialista: Cataluña, donde la expectativa electoral del PSOE es notablemente superior a la de sus compañeros del sur.