Desánimo en el grupo socialista por la «agonía parlamentaria»: «Así no aguantamos»
Varios diputados del grupo parlamentario lamentan la inestabilidad y dudan de que el Gobierno pueda sacar adelante los PGE
«Así no aguantamos año y medio». Son palabras de miembros destacados del grupo parlamentario socialista en conversación con THE OBJECTIVE. Los ánimos están más que bajos, el pesimismo es el realismo de quienes conocen desde hace años el Parlamento, sus negociaciones, sus complicaciones y sus tiempos. Pero, sobre todo, aquellos que tras varias legislaturas a sus espaldas saben bien que, una vez que se activa el tiempo de descuento, el cambio de ciclo «es imparable».
Una sensación de llegada de una marejada que hace presagiar la llegada de un tsunami, quizás naufragio del buque socialista, y que augura la imposibilidad de aguantar hasta finales de 2023 en las actuales condiciones de precariedad de alianzas y caos en las negociaciones que preceden a la soledad parlamentaria. «La agonía es permanente. No hay semana buena», explican diversas fuentes del grupo mayoritario del Congreso, el PSOE, que suda cada semana para sacar adelante las iniciativas del Gobierno.
«He perdido dos kilos desde anoche», explicaba esta semana con sorna a este diario uno de los habituales negociadores parlamentarios. El «caos» se ha institucionalizado ya como un elemento más de la negociación: las carreras, las retiradas de enmiendas, otras que se cuelan por error en los dictámenes de leyes a las que hay que presentar luego votos particulares para su corrección… todo ello forma parte de las prácticas habituales de un Gobierno acostumbrado a vivir al límite, aunque presuma de que «hasta ahora no ha perdido una sola votación».
«Así es imposible sacar los PGE»
Sin embargo, la resistencia y la victoria no son sinónimos de estabilidad. Y de eso se quejan en el grupo socialista: «Cuando juegas siempre al límite, llegará el momento en que caigas». Algunos miembros relevantes de la dirección dudan de las posibilidades de éxito de sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado (PGE) el próximo año, lo cual haría «imposible» agotar la legislatura. «Como están las cosas, no los vamos a conseguir aprobar ni en broma», explican estas fuentes.
El diagnostico de la situación es demoledor: «Hemos roto relaciones con ERC. No hay interlocución alguna desde Pegasus. Solo tenemos al PNV y Bildu, que aprovecha para chantajearnos cuando puede porque se sabe fuerte». Y a sumar, Podemos, un socio del que auguran que «va a jugar fuerte, siempre con la duda de si les convendrá romper en algún momento o no». En Moncloa están convencidos de que Yolanda Díaz necesitará la visibilidad que le aporta estar en la coalición y que, por lo tanto, «llegaremos juntos a las generales» en diciembre del 2023 o enero del 2024.
Pero en Podemos no descartan nada y, si bien coinciden en que a priori les interesa la continuidad, admiten que «hay variables que podrían hacer cambiar las cosas» como, por ejemplo, una debacle en las andaluzas, una creciente división entre Podemos y el ‘yolandismo’ y unas malas expectativas electorales que acaben en la ruptura definitiva entre Ione Belarra, Irene Montero y Yolanda Díaz. «Empezaremos a ver el futuro en las andaluzas», dicen con expectación.
Alejamiento creciente de los socios
Con la convulsión interna en las filas moradas, los socialistas descuentan que Podemos aproveche el inicio de la negociación de las cuentas públicas como su particular campaña interna para hacerse con la bandera de la izquierda. El proceso de escucha de Yolanda Díaz se inicia en el mes de julio, cuando el Gobierno aprobará el techo de gasto, antesala de los PGE, que no llevará a las Cortes hasta septiembre. Ahí se iniciará un «duro debate en la coalición» tras haber roto ya la barrera de la unidad de voto.
Hace un mes salió adelante la Ley Audiovisual con la ruptura de la disciplina entre PSOE y Podemos por vez primera en la legislatura. Y el pasado martes los morados repitieron votando en contra de la proposición de ley del PSOE contra la prostitución. Era sin embargo, una iniciativa del grupo socialista, no del Gobierno, con lo cual no es considerado casus belli en Moncloa.
Sin embargo, la barrera se ha traspasado. Reflejo de ello ha sido la escenificación del alejamiento de la coalición de la mano de Pedro Sánchez y Pablo Echenique esta semana en el debate de Marruecos en el Congreso. Y la sensación es que «todo irá a más» a la vuelta del verano, tras la previsible debacle andaluza y los nervios ante la llegada de las municipales y autonómicas de mayo de 2023. Podemos jugará sus cartas, también ERC, donde el Gobierno recuerda «su negativa a la reforma laboral de Yolanda Díaz por el daño electoral que le hace En Comú a ERC en muchos municipios catalanes».
PNV y ERC se distancian
Y a sumar, la pugna entre PNV y Bildu por utilizar las negociaciones con el Gobierno para pelear por la hegemonía en el País Vasco a nivel municipal tras el «ataque de cuernos» de Aitor Esteban con el acuerdo de pensiones de Mertxe Aizpurua con el Ejecutivo, al que «se sumaron de mala gana».
En resumen, el PSOE cree que «hay que hacer algo» políticamente para enfrentarse a la tormenta económica que se avecina en el otoño, que complicará aún más el escenario y la percepción de pesimismo en la sociedad. Pese a la verborrea gubernamental, se siguen sumando los acuerdos con el PP: Ley Audiovisual, Seguridad Nacional, abolicionismo de la prostitución, pensiones… si el PNV es el socio preferente de Pedro Sánchez, el PP es el socio vergonzante, pero socio al fin y al cabo. Y ahora mismo la única garantía de salvar algunas votaciones. Por eso, los Presupuestos Generales del Estado no saldrán adelante, porque no los apoyará el PP para adelantar elecciones. «Y con los otros, no los sacamos».