THE OBJECTIVE

Hans Magnus Enzensberger, lúcido historiador del presente

«Su obra es un arcón inmenso, donde la historia es presente, la ciencia se pone al servicio de la poesía y las ideas traspasan las fronteras de los géneros»

Hans Magnus Enzensberger, lúcido historiador del presente

Hans Magnus Enzensberger. | Wikipedia

Hans Magnus Enzensberger fue un lúcido superviviente de dos epidemias ideológicas complementarias: la del totalitarismo de los años treinta y la del compromiso político de los años sesenta. 

Apenas podemos imaginarnos lo que debió de ser la vida para un alemán nacido en Baviera en 1929. Su primera infancia coincidió con la incertidumbre más vertiginosa. Una carretilla con billones de marcos para comprar unas cerillas. Su infancia y adolescencia, con el ascenso y caída del nazismo. La transformación voluntaria de la familia, los amigos, los profesores y vecinos, (buenos católicos, ordenados burgueses) en una pandilla de asesinos conducidos como marionetas desde el poder hacia el abismo bajo el influjo del miedo y el resentimiento. Un puñado de anécdotas narra de manera fragmentaria, a golpe de recuerdo, recortes de prensa y líneas de diario, las mil y una formas en que el mundo civilizado se transformó en el infierno. No había cumplido los 18 años y sus compatriotas eran los responsables del mayor genocidio de la historia, de la ruina de Europa, de habitar sobre una pirámide de escombros y osamentas bajo el control militar de los vencedores.

El Grupo 47, al que pertenece, se propone reconstruir la cultura alemana desde otras bases: desde la tradición clásica, no desde los dioses tutelares; desde el respeto por las palabras, pues la catástrofe empezó con la vulneración del lenguaje (como bien documentó Victor Klemperer); desde la desconfianza del poder y los poderosos, nunca más un redentor, y desde la apertura al mundo y a los otros, nunca más Deutschland über alles. Enzensberger fue fiel a estos principios el resto de su larga y prolífica vida. Para conseguirlo, tuvo antes que librarse de otro grillete, de otra religión laica, sin dejar de ser un pensador de izquierdas, del influjo del Moloch comunista. 

Esta segunda epidemia la narra en Tumulto, pero ya antes la conocíamos por su poema «El hundimiento del Titanic». Se trata de la fascinación de los intelectuales por el comunismo, ese Dios que falló, que tenía las respuestas a todas las preguntas y que, sin embargo, no encontró ninguna solución real a ningún problema concreto. Tumulto es un libro sobre los años sesenta, su atmósfera contestataria, ingenua e irresponsable. En él cuenta dos viajes a la URSS, el primero con Jrushchov, el segundo ya con Brezhnev en el poder, cada uno de ellos más grotesco que el otro; la historia de amor con su segunda mujer, amor condenado al fracaso por los celos, las inseguridades y el desequilibrio; sus devaneos con la banda terrorista Baader-Meinhof –al final lo salva un acto de cobardía al negarse a darle refugio a unos de sus miembros en su piso berlinés– y, sobre todo, su larga estancia en La Habana de la que salió con el amor por la poesía española (fue traductor de Vallejo) y curado de espantos comunistas. Ver a Castro pontificar sobre las vacas lecheras sin pudor ni conocimiento puso punto final a su periplo ideológico. Romper con las exigencias del guión del escritor comprometido abrió el cauce de una creatividad desbordante.

«Nada es tan serio e importante, incluido el trabajo de los escritores, que no pueda ser ridiculizado sin piedad»

La obra de Enzensberger es inabarcable en una necrológica, pero podemos rastrear al menos sus constantes. Primero, la conciencia –rara en un intelectual– de que es la ciencia la que se está haciendo las grandes preguntas que le correspondía antes a la filosofía, y que el discurso humanista no puede ignorar el mundo científico. Segundo, que la poesía no es un lujo innecesario sino una esencia (y una verdad profunda) sin la cual no se entiende la experiencia humana sobre la tierra. Tercero, ante la rigidez monolítica de los poderosos, llenos de certezas artificiales, el mejor antídoto, la mejor forma de moverse por el mundo es con el filtro del humor. Nada es tan serio e importante, incluido el trabajo de los escritores, que no pueda ser ridiculizado sin piedad. Por ejemplo, hizo la loa irónica del analfabetismo juvenil o de la televisión comercial. Y creó la máquina de hacer poemas en serie. 

Su obra es un arcón inmenso, donde la historia es presente, la ciencia se pone al servicio de la poesía y las ideas traspasan las fronteras de los géneros y los clichés. En Diálogos entre inmortales, muertos y vivos entrevista a Diderot como un incisivo reportero contemporáneo, armado de una grabadora. En La balada de Al Capone analiza al líder de la mafia como un audaz empresario, atento a hacer crecer su portafolio de negocios. En Zigzag explica la pervivencia del pasado y los diversos tiempos históricos que conviven en el presente con la teoría del hojaldre pastelero. Dedica un libro entero, En el laberinto de la inteligencia, a refutar las pruebas para medir la inteligencia, su uso y abuso clínico y laboral, la escasa solidez científica de sus postulados, los retos imposibles de la inteligencia artificial, la charlatanería de los estudiosos de la inteligencia emocional, para rematarlo con un hilarante poema sobre la idiotez humana. 

Para Hans Magnus Enzensberger la historia la comprenden mejor sus protagonistas y testigos que los historiadores, intérpretes profesionales posteriores. La historia con olor a presente. En El corto verano de la anarquía. Vida y muerte de Durruti no sigue el método de leer abundantemente, investigar en archivos y bibliotecas, configurarse una idea global de la época y el personaje, sistematizar la información y narrar justificando el punto de vista con un aparato de fáctico. No. Aquí se presenta un collage inmenso, cronológico, de voces presenciales: amigos y enemigos de Durruti parecieran arrebatarse la palabra para alabarlo, injuriarlo, defender y defenestrarlo. La investigación es el libro en sí. El resultado es el torbellino, la inmediatez, la vivencia del presente. Lo mismo hace en sus Conversaciones de Marx y Engels, donde recurre a todos los géneros menores (cartas, diarios, noticias, entrevistas) para presentar un orfeón de voces, un desfile de testigos de estos filósofos: amantes, familiares, jefes, subordinados, rivales, sirvientes, para presentarlos en su vida terrenal y mundana, sus dudas y rectificaciones, en los márgenes, y así entender mejor las contradicciones de unas teorías que han condicionado al mundo desde hace siglo y medio. 

«Nunca dejó de ser un perspicaz anarquista sin violencia»

Nada le divertía más a Enzensberger que buscar las contradicciones internas del discurso del poder (económico, político o académico) para ver cómo se derrumba todo el edificio. Nunca dejó de ser un perspicaz anarquista sin violencia. Por ejemplo, al sustituir los nombres de las ciudades europeas tras la Segunda Guerra mundial, donde el mercado negro, el hambre, la violencia tribal e incluso el canibalismo campan a sus anchas, por ciudades o países del tercer mundo. Lo que pasa en Roma, Frankfort, Berlín y Atenas lo enmascara bajo los nombres de Luanda, Colombia, Monrovia y Trincomalee. El efecto es notable: descubrimos lo frágil del milagro civilizatorio europeo reciente y los prejuicios con que suele mirar al resto al resto del orbe. 

Donde mejor se aprecia esta contradicción, de una vigencia enorme ante el discurso del odio que regresa, es en La gran migración, donde compara la historia alemana, hecha de mestizaje y fronteras que bailan, con los africanos que llegan en patera, y estudia cómo la migración podría ser la solución y no el problema a los malos europeos.

De entre todo ello, para España, me quedo con esta advertencia de su libro Perspectivas de guerra civil: «La guerra civil no procede de fuera, no es un virus importado; se trata de un proceso endógeno. Siempre lo inicia una minoría; probablemente baste con que solo uno de cada cien lo quiera, para que resulte imposible cualquier convivencia civilizada».

Vamos a extrañar, y mucho, al mago de Kaufbeuren. 

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D