Edmundo Bal: «Inés Arrimadas ya está amortizada por el electorado»
Hablamos con el portavoz de Cs, que está convencido de que su candidatura a liderar el partido es la única forma de evitar que siga desangrándose
Este abogado del Estado, convertido en diputado hace poco más de tres años, ha sido durante todo este tiempo fiel escudero de la líder Arrimadas, pero el miedo a que el proceso de refundación iniciado en el partido termine siendo una «estafa» lo ha llevado a dar un paso al frente que ha provocado una auténtica sacudida en la dirección de su partido. Edmundo Bal asegura que quiere devolver Ciudadanos (Cs) a sus orígenes, cuando pactaba a derecha e izquierda y era considerado útil, una formación de centro, que actuaba como bisagra para completar mayorías de PP o de PSOE indistintamente y siempre en función del programa, las propuestas y los principios de Cs y con el objetivo de restar influencia a extrema derecha e izquierda, así como a los separatistas.
Bal se declara de «centro radical» y lamenta que le llamen «facha» o «sanchista» y, especialmente, que sean algunos de sus compañeros de partido quienes utilicen esas palabras para descalificarle en un debate que -entiende-no debería ser personal, sino político, ideológico y estratégico y que debería centrarse en una serie de cambios que ilusionen y recuperen al electorado, en lugar de abundar en la agonía que vive Cs.
PREGUNTA.- ¿Qué le llevó a tomar la decisión de presentar la candidatura a liderar Cs?
RESPUESTA.- Llevaba unas cinco semanas desde que, en una Ejecutiva del partido, levanté la mano y discrepé de cuál era el camino que se estaba siguiendo. La refundación ha sido realizada por gente muy válida, pero además con un amplio proceso de escucha de los afiliados y militantes. Se hicieron más de 2000 encuestas que coincidían con el sentimiento que yo apreciaba ampliamente en la militancia.
P.- ¿Y no se tomó antes en cuenta la opinión de la militancia?
R.- Yo veía que, por mucho que urgíamos a que se tomaran decisiones, no se tomaban, y la gota que colmó el vaso fue cuando decidieron plantear ese modelo de bicefalia, apoyado solo por el 5% de los encuestados, cuando el 53% de los consultados querían un partido con mejor y mayor distribución territorial del poder en las coordinaciones autonómicas.
En ese momento levanté la mano y dije que me preocupaban dos cosas: el modelo y, sobre todo, que la líder de mi partido no se someta al escrutinio de la militancia.
«Nadie puede mandar en Cs sin renovar el liderazgo del partido»
P.- ¿Es imprescindible someter a votación el liderazgo del partido?
R.- Nadie puede mandar en Cs sin renovar el liderazgo del partido. También dije, delante de toda la Ejecutiva: «Inés, no puedes refundar un partido, convertir lo viejo en nuevo, con el mismo líder. La gente va a encender la televisión y te va a seguir viendo a ti y van a decir que nada ha cambiado».
P.- ¿La persona de Inés Arrimadas significa «más de lo mismo», entendido como declive electoral?
R.- No es una cuestión personal ¡ni hablar! He estado tres años y medio con ella, intentando hacer todo lo posible para que ella saliera adelante. Será injusto lo que ha pasado, pero hay que ser pragmáticos y realistas y ver que, para salir de este bache, el proceso de refundación tiene que concluir con cre-di-bi-li-dad. Esa es la palabra que yo utilizo en todo momento. Y no va a ser creíble para los afiliados y militantes, que se van a sentir engañados por la dirección, y mucho menos para el votante. Por tanto ¡no vamos a salir del agujero! En vista de que se me dice «estamos buscando una lista de unidad», pero no se me da ni un solo nombre, entiendo que lo único que se quiere hacer es alargar la agonía en la que nos encontramos.
«No voy a colaborar en que el proceso de refundación termine en una estafa»
P.- Suena dramático…
R.- El caso es que, después de escuchar tantas palabras huecas durante tanto tiempo, después de varias reuniones solos Inés y yo, llego a la conclusión de que se ha terminado y que no puedo seguir colaborando en la incertidumbre de nuestros candidatos a las elecciones autonómicas y locales. No voy a colaborar en que el proceso de la refundación termine en una estafa.
P.- Sea justo o no, ¿usted piensa que Inés Arrimadas es una líder que ya está amortizada por el electorado?
R.- Absolutamente. Lo digo con pena, porque yo he trabajado muy duro. Me he dejado el alma muchas horas en el Grupo Parlamentario, con ella o sustituyéndola. He sido el portavoz, en muchas ocasiones, de las malas noticias y lo he hecho para ayudarla a ella y al partido y para remar todos juntos en la misma dirección. Últimamente, hay gente que me para por la calle y me dice que han votado a Cs en alguna ocasión, pero que no van a volver a votar a Inés Arrimadas. Yo he sido muy de Inés, lo he dado todo por ella y por este partido, pero hay que ser realista y cambiar el rumbo, el liderazgo y el proyecto de Cs. Lo estamos viendo con las encuestas que se publican cada mes, una detrás de otra. Y eso coincide con el sentir de la militancia.
P.- Sin embargo, esa situación de Cs, que ahora es dramática, según las encuestas, no ha sido así durante la presente legislatura. Hubo un momento en el que mejoró sus expectativas electorales, incluso…
R.- Nosotros hacemos demoscopia dentro del partido y, efectivamente, cuando estábamos negociando los confinamientos de los Estados de Alarma –que lo hacía yo, porque Inés estaba de baja maternal- con el Gobierno de Sánchez y pidiéndole cosas que al final nos iban dando, estábamos cerca del 10% de intención de voto. Luego, cuando un equipo negociaba con María Jesús Montero, ministra de Hacienda, los Presupuestos Generales del Estado, estábamos en torno al 8,5% de voto, muy por encima del 6,8% con el que obtuvimos 10 diputados en 2019. Entonces estábamos mejor de lo que estuvimos en las elecciones. Esta semana hemos visto publicadas encuestas que nos sitúan en el 2,2 y la última en el 1,3%. Parece que la gente no nos considera útiles. Eso es lo que hay que cambiar: ser útiles y sacar de la ecuación de la gobernabilidad a partidos indeseables, que solo piensan en sus privilegios territoriales y sobre todo en romper España.
P.- ¿Cuál es su proyecto para salvar Cs?
R.- Tenemos que hablar de nuestros temas, no ir a rebufo de los temas de los demás. Tenemos que hablar de pensiones, de jóvenes, de natalidad… Nosotros inventamos la idea de deflactar en la tarifa del IRPF la inflación y ahora parece que ha sido el PP quien lo ha inventado. ¡Cuando nos lo ha copiado! Tenemos mucho talento para encontrar soluciones a los temas que preocupan realmente a la sociedad. No podemos ser un partido subalterno del PP. Hay que poder pactar con la derecha y con la izquierda, porque nuestra función es ser partido bisagra. Ese es el papel que nos toca cumplir: intentar que los partidos más extremos no influyan en la política nacional y excluir a los nacionalistas y separatistas, para que su voluntad no sea la que rija el destino de 47 millones de españoles.
«Por la calle me llaman ‘facha’»
P.- ¿Cree que los españoles tienen esta visión de Cs?
R.- Los españoles nos ven como un partido de derechas. Y a mí, por la calle, me llaman «facha». Yo nunca he sido de derechas, pero tampoco de izquierdas. Siempre he sido de centro. Y mi familia era una familia tradicional de centro. Mi padre era votante de la UCD y después del CDS…
P.- Pues desde su propio partido le acusan de ser «sanchista»…
R.- ¡Que me llamen «sanchista» cuando Sánchez ha sido quien ha tratado de arruinarme la vida, cesándome en la abogacía del Estado, llama a la risa!
«¡Que me llamen «sanchista», cuando Sánchez ha intentado arruinarme la vida…!»
P.- ¿Y al enfado?
R.- Pues un poco, sí…»Sanchistas» nos llamaba Fran Hervías para fastidiarnos, pero no nos lo llamemos nosotros los unos a los otros, ni «fachas» ni nada parecido. Tenemos que recobrar la ilusión y conseguir que esos que dicen «yo voté a Cs, pero no lo vuelvo a votar», vuelvan a votarnos. Y volverán si ven un partido fresco, renovado, que habla claro, que es lo que yo siempre pido en el partido: hablar claro y no tener miedo ¡Cómo vamos a tener miedo, dada la situación en la que estamos! Por último, tenemos que abrir la dirección del partido al afiliado. Ellos se quejan de que al final parece que la dirección vive en una especie de torre de marfil, sin contactar con las bases, que son los que llega el domingo y montan un acto, reparten nuestros flyers y convencen a los ciudadanos de la utilidad de votarnos. Son el alma del partido.
P.- Por tratar de aterrizar en un supuesto práctico su propuesta de modelo de partido ¿Cs tendría que volver a pivotar sin complejos entre pactar con el Gobierno la prórroga de los Estados de Alarma y oponerse a la Reforma del Código Penal que se está llevando a cabo?
R.- Absolutamente. Por supuesto que sí. Tenemos que oponernos a todas las tropelías que está perpetrando Pedro Sánchez, pero también tenemos que mantenernos firmes y nunca jamás entrar a negociar sobre el reparto de los vocales del CGPJ, del Consejo de RTVE, el Tribunal de Cuentas o el Tribunal Constitucional, como hacen PP y PSOE. Jamás pactar con quien tenga una sombra de corrupción. Exigir siempre que, cuando haya un corrupto, salgan inmediatamente de cualquier institución en la que pueda estar ostentando cargo.
«La sedición es la herramienta más potente que tiene la Constitución frente a los ataques de los separatistas»
P.- ¿Como jurista entiende que se está desprotegiendo la Constitución con las reformas y enmiendas que, previsiblemente, se aprobarán la próxima semana, sobre sedición y malversación?
R.- La sedición es la herramienta de defensa más importante que tiene la Constitución frente a los ataques de los separatistas golpistas. Además, tenemos que adoptar como nuestra la doctrina norteamericana de la prescripción: cuando una persona como Carles Puigdemont huye de la justicia de su país, no corre el tiempo en favor de la prescripción
P.- Parece que la ley del solo sí es sí, apoyada por Cs, ha sido el detonante de la crisis que ha estallado…
R.- Sí… parece que solo hemos votado y participado en esta ley. Y quiero aclarar algunas cosas: a aquellos que dicen que yo decidí el voto de esa ley les pregunto: ¿Es que no tienen jefes? Es evidente que donde hay patrón no manda marinero… ¡Cómo voy yo a decidir el voto si no soy el jefe! Yo me presento ahora para ser el jefe, pero no lo soy. Soy Portavoz adjunto… ¡adjunto a Inés Arrimadas! En fin, atribuirme a mí esta decisión… Normalmente, cuando surgen estas leyes, lo hablamos entre todos, ponemos las razones en favor y en contra y siempre se acata la decisión de la mayoría. Eso es lo que ha pasado con la ley del solo sí es sí.
P.- Pues a quienes han votado a favor de esta ley se les tacha con mucha brocha gorda, quizás, y escaso conocimiento jurídico, de «amigos de los violadores»…
R.- Lo sé… Me lo han llamado desde mi propio partido, lo cual me ofende bastante. Pero es que desde el otro lado se dice que los jueces son machistas y «fachas»… El caso es que nadie se da cuenta que esta Ley la pone en marcha Rafael Catalá, ministro de Justicia con Mariano Rajoy, cuando se la encarga a la Comisión General de Codificación, donde hay una abogada del Estado, que sabe mucho de Penal, dos magistradas de la Sala Segunda del Tribunal Supremo, que algo de Penal tendrán que saber, un prestigioso catedrático de Derecho Penal y otros abogados expertos en Penal.
Ellos dicen que no puede ser que haya dos tipos, como el de agresión y el de abuso, porque entonces cosas tan repugnantes como lo que hizo La Manada no se castigan como agresión, sino como abuso, porque la pobre chica, rodeada por cinco montañas de tíos, no se resiste, como es obvio. Por eso se refunden los dos tipos en uno. Y de paso castigamos con dureza actitudes como la publicación de imágenes o videos sexuales o comprometidas de exparejas, que antes era una injuria y ahora, con esta Ley, se considera agresión sexual y se castiga como tal, o la sumisión química, o los abusos a discapacitados, que en ocasiones ocurren y como tampoco se ofrece resistencia, por no tener el suficiente grado de conocimiento… no se consideraba agresión.
P.- ¿Entonces es una buena ley?
R.- Todas estas cosas que le he mencionado se corrigen en la Ley de Reforma de los delitos de la Libertad Sexual, porque el consentimiento no se toca… ¡No sé por qué seguimos llamándola ley de solo sí es sí! Pero nosotros mejoramos esta ley e incluimos las pulseras de geolocalización, que solo se utilizan para las Víctimas de la Violencia de Género, una serie de agravantes y reparación para las víctimas. Y añado que Sara Giménez advirtió en la Comisión de Igualdad que eventualmente podría darse alguna revisión de condena, pidiendo que se fijasen bien en las penas.
«Votar ‘no’ a la ‘ley de solo sí es sí’ era votar ‘sí’ a La Manada»
P.- No parece que les hicieran mucho caso…
R.- Es que Irene Montero, con lo sectaria que es… ¡Todo lo que viene de la derecha, nada! Y no nos hizo ni caso. ¿De quién es la culpa? ¡De Irene Montero, que es una negligente a la hora de legislar! Por eso yo le pido a Sánchez que si no dimite Montero, la destituya. Pero al margen de todo esto, si ponemos en la balanza lo bueno y lo malo de esta ley, puedes decir que después de esta ley, las mujeres –mi hija entre ellas, que tiene 21 años, va a las discotecas y corre el riesgo de que le echen la maldita burundanga en la copa- parece que estarán más protegidas. Si alguien me dice que, como había cosas buenas y malas, deberíamos habernos abstenido, lo acepto. Es un debate legítimo. Pero que nadie me diga que había que votar ‘no’ a la ley del solo sí es sí, porque eso es votar que ‘sí’ a La Manada. Pero eso no le interesa a nadie en esta sociedad polarizada, entre la derecha y la izquierda, donde nadie pone el sentido común suficiente como para hablar las cosas con este detalle.
P.- ¿Pero este debate lo tuvieron en el seno del grupo de Cs, con calma?
R.- Con calma y sin conflicto. Hay quien ha dicho que el conflicto surgió por la ley de solo sí es sí, pero la verdad es que no hubo ningún conflicto. Hubo debate, como en muchas otras leyes, como en la eutanasia, por ejemplo, donde estábamos a favor, pero pedíamos un reforzamiento de las garantías jurídicas de la prestación del consentimiento, según qué personas y según el estado en que se encuentren. Y ha habido debate sobre la ley trans, también, y hemos acordado nuestra posición, plasmada en la presentación de las enmiendas parciales, que puede consultar cualquiera.
«Que Inés diga que se presenta contra mí demuestra que no puede ser la líder del partido»
P.- ¿Qué pensó cuando escuchó la advertencia de Inés Arrimadas, diciendo que si usted no retira la candidatura se presentará ella?
R.- Una gran decepción, lo tengo que decir con mucha pena, porque cuando uno decide dar un paso al frente -o yo al menos lo he hecho así siempre-, miras tus capacidades, qué puedes aportar, los apoyos que tienes, también, pero das un paso procurando no enfrentarte a nadie, con una candidatura de unidad, sin líneas rojas, donde cualquiera es bienvenido y se puede presentar. Y, por último, me presento porque creo que puedo sacar del hoyo a Cs, con mi equipo renovado, con gente nueva, porque puedo fomentar la ilusión en el votante, en el electorado. Inés, en cambio, dice que se quiere presentar contra mí. Me parece de una tristeza enorme y eso demuestra que Inés no puede ser la líder de este partido. No te presentas contra nadie, sino para ponerte al frente de todos.
P.- ¿La propuesta de Edmundo Bal consiste en devolver a su idea original a Cs, cuando establecían acuerdos con PSOE y PP en determinados territorios, cuando Cs obtenía buenos resultados electorales?
R.- Sí, por supuesto, pero con mis principios, los de Cs. Me puedo sentar a negociar mirando a un lado o al otro del panorama político, pero con mis propuestas, no con las de otro partido. Y ver qué se puede obtener en cada negociación, que repercutirá al final en dar soluciones moderadas a los problemas de los ciudadanos, en lugar de estas ideologías radicales que campan por nuestro país, tanto en un bloque como en otro, porque podemos hablar del impacto de las políticas radicales en el Gobierno de España, pero también en el de Castilla y León.
P.- ¿Cree que Ciudadanos puede romper esa política de bloques, donde los extremos ejercen tanta influencia sobre los dos principales partidos?
R.- Nosotros pretendemos que estas cosas no pasen. Se ha demostrado que los Gobiernos donde ha estado Cs han funcionado bien. Se trata de volver a los orígenes y ser ese centro tan necesario en España, para evitar la radicalización y la polarización de la acción política.
P.- Si hablamos de candidaturas y apoyos, por su parte apenas se conocen nombres. El de Francisco Igea, el exvicepresidente de la Junta de Castilla y León, o los de varios miembros del Grupo Parlamentario, como mucho. ¿Con qué apoyos cuenta?
R.- Algunas personas ya se han manifestado y otras se lo están pensando y no quiero avanzar nombres, para que no se sientan presionadas y puedan decidir en libertad.
P.- ¿Tiene previsto ir buscando voto a voto y explicándose por los territorios?
R.- Ahora es un momento de llamadas, pero sí, con el equipo que me apoya estamos planteando esa estrategia, para ir visitando a los compañeros. Además, para mí es un placer ir por España viendo y hablando con los compañeros.
P.- Le pido un supuesto práctico, tomando como punto de partida las últimas encuestas, que muestran dos bloques (derecha e izquierda) perfectamente enfrentados y sin posibilidad de acuerdo entre ellos. Si Cs tuviese representación para poder decidir y decantarse de haber hoy elecciones ¿por cuál se decantaría?
R.- De cara a una campaña electoral en este escenario que me dibuja, creo que Cs tendría que presentarse, claramente, como un partido de centro, no de derechas ¡de centro de verdad! Porque podremos atraer al votante de centro-derecha que ve en Feijóo a una persona que tiene muy poca chispa, que viene de gobernar cómodamente en Galicia, pero que al aterrizar en Madrid mete mucho la pata… Cuando uno ve al líder de la oposición con opciones de Gobierno, tiene que ver a un presidente del Gobierno y yo veo en la televisión a Alberto Núñez Feijóo y no veo a un presidente del Gobierno.
«Cuando veo a Feijóo en televisión, no veo a un presidente del Gobierno»
Lo digo así de claro y me da pena, pero lo tengo que decir como lo siento. Y al otro lado, veo a un votante del PSOE que está huérfano de partido, porque no quiere a Pedro Sánchez y no quiere que su partido esté gobernando con ERC y con Bildu, porque no quiere eso, porque cree en la unidad de España, le parece una barbaridad derogar el delito de sedición, o que la nación se arrodille ante los golpistas. Yo veo clarísima la estrategia de cara a las elecciones generales. ¡Nada de que vamos a gobernar con el PP! ¡Ni hablar! Nos presentamos con nuestro programa de centro, que es éste, y el día después de las elecciones, aquel que nos compre mayor cantidad de programa, si somos decisivos, se llevará nuestro voto, tras alcanzar un pacto por escrito.
«¿Levantaron la voz Villacís o Arrimadas cuando Albert Rivera firmó el pacto del abrazo con el malvado Pedro Sánchez? No las oí»
P.- ¿Eso se puede interpretar como una apertura hacia el «sanchismo»?
R.- Ahora en el partido, algunos me llaman «sanchista», para tratar de denostarme. Pero mis amigos, que me conocen, siempre me dicen que yo soy un radical de centro. Yo estoy aquí desde hace tres años, en un partido político que, cuando entré, aspiraba a sorpassar al PP ¡Y aquí estuve yo! ¡Sin levantar la mano! ¡Sin decir que me parece una vergüenza! Yo colaboré con la política de mi partido, que se suponía que era de centro derecha.
Hay otras personas que llevan en Cs más tiempo que yo, que ahora me dicen que yo soy de izquierdas o algo así, para intentar enclavar la controversia en un falso debate ideológico, que estaban en este partido, cuando se firmó el pacto del abrazo con el malvado Pedro Sánchez, en 2015-16 ¿Levantaron la voz entonces Inés Arrimadas o Begoña Villacís, cuando Albert Rivera firmó el pacto del abrazo con Sánchez? Yo no las oí. Me parece que hay ciertas incoherencias en el discurso…
P.- En caso de que no gane su candidatura en la Asamblea de mediados de enero, ¿piensa en retirarse? ¿Qué hará el día después si no es la opción elegida?
R.- Yo he ofrecido claramente integrar en mi equipo a cualquiera que se presente frente a mí. Me gustaría que la otra parte, que no sé quién es, hiciera lo mismo y asumiera el compromiso de integrar a mi equipo en su equipo. Por lo demás, los españoles me han dado un mandato de cuatro años y seguiré en el Congreso de los Diputados, haciendo mi trabajo lo mejor posible y en el puesto que decida quien mande.
«El PP entiende bien que nunca he sido de derechas, porque soy de centro»
P.- ¿A qué le suena ese lance del PP, en plena crisis de Cs, que dicen que si ustedes llaman a su puerta, se la abrirán con sumo gusto, pero que tendrán que llamar?
R.- A mí no me han llamado (se ríe). Yo lo que he escuchado es que en el PP hay sitio para Begoña Villacís y para Inés Arrimadas…Me produce cierto chiste pensar que para mí no hay sitio en el PP. ¿Será porque he colaborado en la lucha contra la corrupción del PP, al haber sido uno de los principales acusadores en el Caso Gürtel, haber tratado con éxito de meter en la cárcel algunos de sus dirigentes corruptos? ¿O será porque el PP entiende bien -mejor que algunos en mi partido- que yo nunca he sido de derechas, porque soy de centro? Quiero pensar que, por mucha puerta abierta del PP, nadie se va a ir al PP. Los que se querían ir ya lo han hecho y los que nos quedamos lo hicimos porque creemos en este partido y en este proyecto.
P.- ¿Cabe todavía la opción de una Tercera Vía?
R.- La veo muy remota, porque hemos tenido tan largo camino hasta llegar hasta aquí, donde ya se podía haber cuajado esa Tercera Vía, que me parece difícil que surja de la noche a la mañana una opción con personas atractivas, inteligentes y con la potencialidad de sacar a este partido del bache en el que se encuentra. No vale cualquiera para eso… Pero más que las personas importan los proyectos. Y si lo que surge es un proyecto de caras nuevas, pero con más de lo mismo, para que sigamos siendo el hermano pequeño del PP, que pensemos qué votarán ellos antes de pensar qué votamos nosotros, eso es lo mismo que tenemos ahora. Yo no me niego al diálogo, ni a la negociación. Me he pasado la vida negociando…Pero tampoco pasa nada porque haya dos candidaturas en liza. No soy un indeseable, que fuerza la presentación de Inés Arrimadas, porque si me presento yo no sé qué piensan que va a suceder… Lo bueno sería que, el día después, nos cojamos todos de la mano y rememos en la misma dirección.