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El PP elige para el Banco de España a un economista que apoyó a la prófuga Ponsatí

Antonio Cabrales firmó un manifiesto para que la exconsejera de Puigdemont pudiera refugiarse en una universidad escocesa

El PP elige para el Banco de España a un economista que apoyó a la prófuga Ponsatí

Antonio Cabrales y Clara Ponsatí.

Sorpresa no exenta de estupor en el seno del Partido Popular. El representante elegido por la dirección de Génova como nuevo consejero del Banco de España (BdE), el catedrático Antonio Cabrales, figura en la lista de firmantes que en abril de 2018 pusieron nombre y apellidos para defender a su colega Clara Ponsatí, exconsejera de Enseñanza de la Generalitat de Cataluña, huida a Bruselas junto a Carles Puigdemont tras el referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017. Ponsatí se trasladó posteriormente a Escocia para reincorporarse a su función docente en la Universidad de Saint Andrews, donde era catedrática, recibiendo entonces el apoyo de un nutrido grupo de economistas catalanes, entre los que aparece el consejero nominado por el PP para el máximo órgano ejecutivo del Banco de España.

La renovación del consejo de gobierno del instituto supervisor será aprobada este martes por el Ejecutivo en su reunión de Consejo de Ministros, después de una intensa negociación entre la vicepresidenta económica Nadia Calviño y el primer partido de la oposición. El acuerdo se ha hecho de rogar en la medida en que la ministra ha venido arrastrando los pies para conceder al Partido Popular la nominación de uno de los dos candidatos que debían ocupar las vacantes de los consejeros que ahora terminan mandato, como son Fernando Eguidazu y Carmen Alonso.

En buena lógica, y de acuerdo con las normas no escritas que vinculan la relación entre los principales grupos parlamentarios en la designación de consejeros del Banco de España, el Partido Popular debería haber tutelado las dos nuevas nominaciones desde el momento en que el PSOE ya cuenta con tres representantes que otorgan mayoría a su franquicia dentro del consejo de gobierno presidido por Pablo Hernández de Cos. La ministra puso pie en pared para promover a su antojo como consejera del BdE a su antigua jefa de gabinete, Judith Arnal, cuyo nombramiento ha suscitado recelos en el caserón de la Plaza de Cibeles, dada su directa vinculación política con el Ministerio de Economía.

Nadia Calviño jugó fuerte en un principio, tratando de imponer incluso la conveniencia de nombrar directamente a los dos candidatos si el PP no se avenía a razones y facilitaba los planes para colocar a su colaboradora en la cúpula directiva del Banco de España. La ministra llegó a amenazar con la posibilidad de tirar por la borda cualquier eventual pacto, recordando la batalla que el PP mantiene con el Gobierno para la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). La responsable de la política económica no escatimó argumentos para poner contra la pared a sus interlocutores de la oposición, que finalmente aceptaron a regañadientes repartir los dos puestos vacantes en el Banco de España.

La segunda parte de la parte contratante es, si cabe, más significativa para evidenciar el pulso firme con que la vicepresidenta se ha hecho valer en esta ocasión. De otro modo no se entiende que el nombre propuesto a instancias del Partido Popular, al margen de su incontestable reputación profesional, aparezca como un reconocido defensor de la causa independentista en Cataluña. Por lo menos, eso es lo que puede deducirse de su aparición en la referida lista de apoyo a Clara Ponsatí, rubricada por ilustres académicos catalanes en materia económica, como Salvador Barberà, Jordi Galí, Albert Marcet y el que fuera conseller de Economía en el Govern de Artur Mas, Andreu Mas-Colell.

«El futuro consejero del Banco de España trabajó también en la elaboración de la Agenda 2050 presentada por Pedro Sánchez en mayo de 2021»

El alegato de defensa de Clara Ponsatí fue materializado mediante el formato de una carta dirigida a la también profesora Sally Mapstone, principal y vice-chancellor de la prestigiosa universidad escocesa de Saint Andrews que ofreció refugio a la política catalana en su fuga de la justicia española. La misiva fue impulsada por medio centenar de académicos de élite catalanes, la inmensa mayoría formados en los más prestigiosos centros universitarios del mundo. Todos ellos se pusieron de acuerdo para manifestar lo que entendían como un gesto de reconocimiento de la libertad académica por parte de la universidad que acogió a Ponsatí, destacando al mismo tiempo el compromiso de su colega con los principios de ‘no violencia’.

En los ambientes universitarios españoles, la salida en tromba de este grupo de economistas catalanes causó no poca controversia, destacando entre las opiniones más críticas aquellas que denunciaban el mimetismo y connivencia entre las posiciones independentistas de Escocia y Cataluña. El entonces Gobierno de Mariano Rajoy eludió cualquier tipo de confrontación, pero tomó nota de la exposición pública de los firmantes, uno de los cuales curiosamente será elevado ahora a uno de los más importantes cargos ejecutivos en el Banco de España.

Antonio Cabrales ha sido también uno de los expertos que participaron en los trabajos de la Agenda 2050, elaborada bajo la dirección del que fuera director de Gabinete de la Presidencia del Gobierno, Iván Redondo, y que fue presentada en mayo de 2021 por el propio Pedro Sánchez como proyecto colectivo para decidir «qué país queremos ser dentro de 30 años». Como todas las iniciativas largas de fiar, el ideario en cuestión ha debido quedar arrumbado en los anaqueles de La Moncloa.

Cabrales es doctor en Economía por la Universidad de California en San Diego y catedrático de la Carlos III en España. Cuenta en su haber con el premio Rey Jaime I de Economía en reconocimiento a su contribución en el campo de la teoría de los juegos, la economía del comportamiento y el análisis de las redes complejas. Ha publicado en las más prestigiosas revistas internacionales en la materia y ha sido catedrático en la Universidad Pompeu Fabra y también en University College London, siendo esta ultima la marca con que avaló la carta de apoyo a Ponsatí. Un historial, como se puede comprobar, impecable, pero que ahora se torna cuando menos variopinto si se añade su exposición en defensa del independentismo catalán y su reciente condición de legado del Partido Popular en lo más alto del Banco de España.

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