La última lección de Tamames al Congreso: «Buscan la división, y eso no es lo correcto»
El exdirigente del PCE se despide para siempre del Hemiciclo pidiendo más diálogo y convivencia, y prescribiendo cafinitrina para los más exaltados
El profesor Ramón Tamames aún tenía una última lección que impartir. A sus 89 años, tras una profusa vida política y una prolija obra económica, el exdirigente del PCE volvió al Congreso de los Diputados como candidato de Vox a la moción de censura contra Pedro Sánchez para hacer una reivindicación del consenso, del diálogo y de la convivencia. Desde el escaño de Santiago Abascal, el economista ha reprochado a los parlamentarios hodiernos que se dirijan «a lo peor de cada cosa, atacando a los principios fundamentales de la convivencia, creando una situación de amigo y enemigo, y volviendo a las dos Españas de 1936».
«Buscan la separación, la división, y eso no es lo correcto», ha reprochado el viejo profesor, como reprendiendo a sus alumnos. Y es que a Tamames se lo habían contado, pero ha tenido que ver para creer. Los discursos en el Hemiciclo son mítines, y no ha lugar a diálogo ni al intercambio de ideas. La improvisación han dejado lugar al «tocho de folios» previamente escritos por un gabinete. Si ayer el viejo profesor se quedó sorprendido por la extensión de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, esta segunda jornada se ha quedado a cuadros por la vehemencia (y el tono) de Patxi López.
El portavoz socialista, en un dura diatriba, ha acusado al exdirigente comunista de no representar la Transición ahora que, como candidato a la sexta moción de censura en democracia, ha estado «endulzando el veneno» de Vox; un partido que, en su opinión, es «una enmienda a la totalidad a estos más de 40 años de democracia».
En ese instante, don Ramón ha hecho uso de la palabra para pedir a la presidenta del Parlamento, Meritxell Batet, que repartiese «cápsulas de cafinitrina» [pastilla que actúa como vasodilatadora, y que se pone bajo la lengua cuando se experimentan los síntomas de un infarto] a los diputados que se «excitan mucho hablando», también en referencia a Joan Baldoví. «¡Pueden sufrir un infarto!», ha ironizado.
Lo cierto es que el Gobierno y sus socios parlamentarios se han despachado sin piedad contra Tamames en las dos jornadas de la moción de censura. El más contenido, por su papel como presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, le acusó de «blanquear a la ultraderecha», pero los más vehementes, como el pancatalanista Joan Baldoví, que se refirió al candidato como «una persona sin principios» y «una marioneta de la ultraderecha» [también llamó «indigente» desde la tribuna a un diputado del PP].
La réplica de Tamames
Desde su escaño, Tamames ha ido respondiendo uno por uno a quienes intervinieron en la tarde del martes y al propio Patxi López, ha quien ha sonrojado al pedirle sosiego. «Don Patxi, se excita usted demasiado», ha asegurado el candidato de Vox. «Le recomiendo mayor calma. No me ponga usted en el brete de tener que acompañarle a por una cápsula de cafinitrina para evitar el infarto», ha proseguido.
López ha reculado al caer en la cuenta de que se había dejado llevar en su intervención, y ha contestado así al profesor: «Bajaré el volumen en esta intervención. A veces me dejo llevar por la pasión».
Pero a las palabras sobre Franco de Patxi López, Tamames ha respondido haciendo uso –aunque sin mencionarlo explícitamente– del eslogan que acuñó en la Transición: «El PSOE, cien años de honradez… y cuarenta de vacaciones». Por la tímida actividad de oposición de los socialistas al franquismo, que fue encabezada -si acaso- por el PCE: «¿Qué hacían ustedes en la época de Franco? Vegetar y vivir lo mejor posible. Ser hoy antifraquista no tiene mérito. A moro muerto, gran lanzada».
Casi al final de su alocución, el candidato ha lamentado las recurrentes alusiones al dictador durante la moción de censura. «El franquismo debería ser el último reducto de los políticos de hoy», ha dicho Tamames, antes de añadir: «No se puede hacer historia desde el Boletín Oficial del Estado (…). Estamos en una situación de volver a las rutinas del año 36», ha lamentado.
Para el resto de sus interlocutores ha tenido, principalmente, palabras de agradecimiento, y ha definido como «interesantes» las aportaciones de la CUP o Teruel Existe. También ha tenido palabras para Íñigo Errejón, a cuyo padre conoció. «Creía que había entrado usted en una fase de mayor racionalidad…», ha lamentado.
Desde Vox quedaron satisfechos con el desempeño de su candidato este martes, pese a su consabida «imprevisibilidad», y este miércoles se han reafirmado. «Con esta moción se eleva a categoría política lo que en la calle es normal. Sánchez tiene que ser censurado», ha zanjado Iván Espinosa de los Monteros. Finalmente no lo ha sido, salvo por 53 diputados: los de Vox y Pablo Cambronero, del Grupo Mixto. Pero los parlamentarios han podido extraer dos lecciones: que deben regularse los tiempos de intervención, y que a alguno, de seguir así, algún día le puede dar un infarto.