Iglesias fantasea con una coalición contra Díaz que ERC descarta y que en Moncloa temen
Fuentes de ERC aseguran que «no está contemplado», pero Iglesias multiplica sus mensajes crípticos sobre «las alianzas que permiten cambios»
El exlíder de Podemos, Pablo Iglesias. | Javier Cebollada (EFE)
El rumor empezó hace meses pero no ha sido hasta esta semana cuando la posible sinergia electoral entre Podemos y ERC comenzó a cobrar carta de naturaleza. La presentación de las enmiendas de Podemos al solo sí es sí, perfectamente «coordinadas» con sus socios republicanos y EH Bildu hizo saltar las alarmas en Moncloa y Ferraz: «¡Joder, es que son idénticas!», se quejó un responsable del partido socialista. Horas después era el propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien torcía el rictus al ser preguntado por periodistas en el ambiente distendido de una conversación informal. El asunto incomoda al PSOE porque la ‘pinza’ de una parte del socio minoritario de la coalición con su socio preferente de ERC pretende hacer descarrilar el plan diseñado por los estrategas monclovitas para aupar a Yolanda Díaz y garantizar la ‘suma’ con el PSOE.
Con el viento cada vez más en contra, los socialistas contemplan con inquietud el acercamiento y confían en que ERC y Bildu jueguen sus cartas para erosionar a su rival en la doble contienda electoral que se avecina, pero que «acabarán haciendo lo que les interese porque tendrían que volver a pactar con nosotros en la próxima legislatura», admite a THE OBJETIVE un responsable gubernamental. La realidad es que «no habrá ninguna coalición electoral» entre Podemos, ERC y Bildu, según aseguran fuentes republicanas a este periódico. «No se ha contemplado en ningún momento», aseguran desde la formación independentista respecto a un asunto que se aborda con un halo de misterio.
ERC la descarta «absolutamente»
Las fuentes de ERC consultadas por THE OBJECTIVE dejan claro que su formación no persigue llegar a ningún pacto de coalición con Podemos, «absolutamente descartable», ni siquiera para erosionar a Yolanda Díaz. Y enmarcan las enmiendas de Podemos, en línea con las suyas, como una cuestión «puramente temática y sectorial», habida cuenta de existe una «confluencia programática». «Siempre nos hemos alineado ideológicamente, otra cosa es que haya una alianza estratégica, que no la hay. Eso es buscarle tres pies al gato».
Sin embargo, lo que no desmienten en ERC es que el ex líder de Podemos, Pablo Iglesias, haya hecho alguna oferta o tanteo en esa dirección. El silencio encuentra respuesta en la hiperactividad del ex vicepresidente del Gobierno, en las últimas horas al hilo del alumbramiento de la ley de vivienda por la segunda confluencia de intereses de Podemos y ERC en una semana. «Cuando Podemos, ERC y Bildu trabajan juntos, mueven al PSOE. Bravo». «Para que este saliendo adelante la ley de vivienda ha sido imprescindible la generosidad de ERC y Bildu. Reconocerlo no sólo es de justicia, es ademas la clave para entender qué alianzas permiten los cambios y los avances».
Un discurso que encaja como un puzzle con el del portavoz republicano, Gabriel Rufián, conocido por su famosa frase esta legislatura: «El PSOE no hace, al PSOE se lee obliga a hacer». La alianza estratégica se fragua en el ámbito parlamentario y en las redes sociales, donde Rufián entró a responder directamente a Iglesias: «Quiero agradecer el esfuerzo negociador a Bildu y Podemos, en especial al compañero Oskar Matute y a la compañera Ione Belarra. Todo cuanto bueno se consigue siempre es colectivo. Ya hay ley de vivienda». Reconocimientos de ida y vuelta por parte de la ministra de Asuntos Sociales.
Una proyeccion de coalición que deja pocas dudas de los deseos de Iglesias, a juzgar por el reclamo de su programa televisivo de este viernes, a modo de cartel electoral.
Objetivo Galapagar: Cataluña y País Vasco
La operación subyacente es evidente hasta para los tuiteros, identificados o no, que le contestan al hastag #CoaliciónRepublicana con «Podemos, ERC y Bildu para las Elecciones Generales. No queremos sumar con esa engañifa de SUMAR». Según fuentes socialistas y moradas, se trata de «una operación de desgaste a Yolanda e intento de pinza simbólica con los rivales electorales de Díaz en dos territorios muy simbólicos: Cataluña y País Vasco». En el País Vasco, Podemos ganó las elecciones en 2015 arrebatando la primera fuerza al PNV, pero la actual pujanza de Bildu, que es quien pone ahora en jaque la hegemonía de los peneuvistas, podría servir de salvavidas a un Podemos en práctica extinción territorial que es extraparlamentario ya en cinco parlamentos autonómicos y podría serlo en dos mas: Madrid y Comunidad Valenciana, donde las encuestas le sitúan fuera.
En Cataluña, los actuales aliados de Yolanda Díaz, integrados en Sumar, fueron los ganadores de las elecciones generales del 20D de 2015. El «objetivo de Galapagar», es decir, Irene Montero y Pablo Iglesias, consiste en «que ERC y Bildu aislaran a Yolanda» a fuerza de conspiraciones múltiples que se iniciaron durante la negociación de la reforma laboral, primer proyecto de ley de la legislatura en que ERC y Bildu votaron en contra. Desde entonces, las sinergias entre Podemos, ERC y Bildu se han ido tejiendo con mayor intensidad -envío de armas a Ucrania, sí es sí, ley de vivienda-, con el objetivo final de «cortar el cordón umbilical» de Díaz e Iglesias e ir arrastrando a sus aliados parlamentarios al espacio gravitacional de Podemos.
En Moncloa y Ferraz están al quite de la operación, confiando en que no fructifique porque los intereses electorales de ambos no confluyen sino porque alguno actores clave como el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, «se va a ir del Congreso» tras su candidatura a Santa Coloma de Gramanet, y con el desaparecerá uno de los aliados más afines a Montero y Belarra. No obstante, el temor es que la coalición imposible se lleve al menos a escena en los carteles de campaña y Pablo Iglesias pueda compartir mitines en Cataluña y País Vasco con dirigentes de ERC y Bildu con la intención de frenar el crecimiento potencial de Sumar y salvar a podemos de la desaparición, es compartido por los entornos del tíquet electoral Sánchez-Díaz.
