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Política

Preocupación en el PSOE por la vaguedad de Díaz: «No dice nada, sólo dudas y silencios» 

Lo que preocupa a los socialistas es que la ambigüedad de la vicepresidenta genere indiferencia en los votantes progresistas y no sirva de revulsivo

Preocupación en el PSOE por la vaguedad de Díaz: «No dice nada, sólo dudas y silencios» 

La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz. | Europa Press

Lejos de las apariencias, la entrevista de Yolanda Díaz no ha sido una sorpresa para nadie, en ninguna de sus aristas. Ni en los insultos contra Pablo Iglesias o Pedro Sánchez ni en la vaguedad y la tibieza de sus declaraciones, que al PSOE empiezan a parecerle un problema. Al margen de la cascada de reproches públicos por parte de las ministras socialistas, en el Palacio de la Moncloa parecían entonar la famosa frase de la película Casablanca —«¡Qué escándalo, aquí se juega!»—, atribuyendo a la vicepresidenta segunda de la coalición el inicio del juego electoral que se intensificará en las próximas semanas. «Ahora empieza el juego», explican a THE OBJECTIVE los más cercanos al presidente, que son quienes más rebajan la importancia de las palabras de Díaz en la entrevista a Jordi Évole en La Sexta

Fuentes gubernamentales consideran que su afirmación sobre la «política machista» en la que incluyó a Sánchez e Iglesias «ni siquiera fue un insulto al presidente», sino una forma de «concederle algún titular a Évole» en una entrevista en la que «no dijo absolutamente nada». Y eso es precisamente lo que más inquieta o preocupa al Gobierno y al PSOE, que su discurso vacío, plagado de «silencios y dudas» sea más desmovilizador que los insultos y críticas. 

Porque Sánchez y Díaz se alejarán estratégica y tácticamente durante la campaña electoral, pero la operación Sumar está diseñada por ambos como elemento movilizador de la izquierda, en la que cada uno debe hacer su parte para ensanchar el bloque y activar a su electorado. Lo que preocupa a los socialistas es que la ambigüedad de Díaz genere indiferencia en los votantes progresistas y no sirva de revulsivo, a tenor de la entrevista en la Sexta. «Cuando se concede una entrevista, es para decir algo», se queja un alto cargo del PSOE. 

«Silencios y dudas»

«No contestaba a ninguna de las preguntas. Todo era ‘no sé’… Silencios y dudas», reprochan los asombrados dirigentes socialistas ante la táctica esquiva de la política gallega. El riesgo, advierten, es que ello la convierta en «irrelevante», como lo es ya Podemos, a juicio del PSOE. «Ya nadie les escucha, salvo los medios de comunicación. No hay expectativa en torno a ellos, la gente ya está en otra cosa, y nosotros también», explican fuentes gubernamentales y socialistas. Otros lamentan, más allá de lo acertado o no de las palabras de Díaz, que «no aprovechó la oportunidad de triunfar, la plataforma de Évole te permite llegar a todo el mundo… y no dijo nada».

Algo que los cargos medios más lejanos de la estrategia de Moncloa consideran una buena noticia porque «a nosotros nos viene bien» la ausencia de discurso «como contraste a la fortaleza del nuestro». Borrachos del éxito de la convención municipal del PSOE en Valencia, tanto en los números de asistentes como en la ‘venta’ programática de las viviendas del alquiler social o la oferta ideológica del programa municipal con las que coparon las portadas de los medios de comunicación, los socialistas presumen de llenar el vacío que dejan sus socios morados y multicolores, enfrascados en sus cuitas y luchas internas

Coro de ministras 

De hecho, fueron varias las ministras socialistas que comparecieron públicamente este lunes para dejar constancia de que ni siquiera vieron la entrevista integra de Yolanda Díaz, dando a entender que tenían mejores cosas que hacer. La ministra de Defensa, Margarita Robles, señaló que «no creo en los proyectos personales» y que lo que le «ocupa» es el proyecto socialista en el que cree «firmemente». También Pilar Alegría quiso dejar constancia del poco interés que le despertó la entrevista de Díaz: «Yo no vi la entrevista al completo, pero entiendo estas preguntas. En el PSOE estamos a otras cosas… A movilizar las viviendas de la Sareb, las políticas de pensiones, el salario mínimo… Estamos en la política útil. Otro tipo de debates los dejo para otro plano en los que no está el PSOE».

La única que manifestó públicamente su sorpresa es la vicepresidenta primera del Ejecutivo, Nadia Calviño: «Me sorprende» porque Sánchez «ha demostrado con hechos su feminismo» nombrando a tres vicepresidentas, una «mayoría de ministras en carteras importantes y leyes para equiparar la baja de maternidad y paternidad y reducir la brecha de género». Menos polite fueron las otras dos ministras sobre este particular. Robles, instando a Díaz a concretar cuáles son las actitudes machistas que ha visto en el presidente del Gobierno: «No he visto ninguna actuación machista en el presidente del Gobierno. Si ella lo ha visto que explique cuándo». 

El ‘machismo’ de Pedro Sánchez

También Alegría fue contundente: «Clara y rotundamente, no. El presidente es tenaz, trabajador, resiliente… Pero, desde luego, es el único término que no utilizaría para definir al presidente Sánchez. Tenemos el Gobierno más feminista de toda la Unión Europea». Ambas, Robles y Alegría, se sumaron también para denunciar las palabras de Díaz al instar a la dimisión del responsable de Interior, Fernando Grande-Marlaska, por su actuación en la valla de Melilla, y su calificación de Marruecos como una dictadura después de la reciente cumbre de alto nivel en el país vecino.

«No está bien salir diciendo que un ministro tiene que dimitir cuando tú formas parte del Gobierno. Un gobierno es una reponsabildiad solidaria», reprochó Robles. «Aquí no hay personalismos. Somos un equipo y somos un Gobierno», zanjó Alegría. Un coro ministerial para reprochar a Díaz, el supuesto tíquet de Sánchez que ya ha empezado tácticamente a matar al padre. O, al menos, eso asumen en Moncloa, que es parte del juego y de la estrategia. 

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