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Cuando Sánchez rechazó un cara a cara con Casado en las generales de 2019

El presidente defiende ahora la importancia que tienen para la democracia este tipo de actos tras haber rechazado hasta en dos ocasiones la oferta del PP

Cuando Sánchez rechazó un cara a cara con Casado en las generales de 2019

El expresidente del PP Pablo Casado. | Eduardo Parra (Europa Press)

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ofrece al presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, lo que hace menos de cuatro años le rechazó al entonces líder de la oposición Pablo Casado. En la campaña electoral de las elecciones generales del 28 de abril y del 10 de noviembre, el entonces candidato socialista descartó, sin explicaciones, el cara a cara que le proponía el líder popular para comparar programas económicos.

Sánchez ha ofrecido seis debates cara a cara entre él y el presidente del PP. Considera que, con el Congreso de los Diputados cerrado, es el mejor sistema para que ambos candidatos confronten sus programas con el objetivo de captar al mayor número de electores posibles y puedan escoger entre el modelo de país que saldrá de las urnas el próximo 23 de julio, fecha de las elecciones generales.

En las dos citas electorales del año 2019 –en la que se tuvo que dar una repetición ante la ausencia de pactos hasta que el líder socialista incumplió su promesa de campaña y emprendió un pacto con Podemos tres días después de los comicios–, el Partido Popular buscaba lanzar a su candidato, recientemente escogido como presidente del partido ante Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal, para rescatar lo que parecía un complicado resultado electoral.

El Casado contra Sánchez que nunca se dio

Como parte de la campaña, el plan era claro: confrontar los modelos de un PP que acababa de ser expulsado del Gobierno por la moción de censura que elevó a Sánchez a La Moncloa. La respuesta de Ferraz fue clara: apartar esta posibilidad y solo concurrir a un debate en la campaña de abril (a cuatro bandas) y otro en las del 10 de noviembre, siempre bajo la condición de que en él participara Santiago Abascal como representante de Vox.

El presidente del Gobierno y su equipo rechazaron esta posibilidad. No dieron explicaciones y dejaron con la propuesta en la boca al equipo de Casado, que defendió que el secretario general no acudía a esta confrontación de ideas por «miedo» a ser vencido en un plató.

Ahora, Sánchez defiende la importancia que tiene para la democracia este tipo de eventos y sostiene que representa una alternativa ante los monólogos que se dan durante la campaña electoral con la Cámara cerrada y sin posibilidad de confrontaciones.

Este no es el primer careo al que se ha enfrentado Sánchez. Ya en las generales de diciembre de 2015 mantuvo un debate a dos con el entonces presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, con quien vivió momentos de gran tensión y acusaciones de indecencia que quedaron cerradas con la lapidaria frase del gallego sobre su rival una vez salió a la palestra el tema de la corrupción de su formación: «Usted va a perder estas elecciones, de una derrota electoral uno se recupera, pero usted no se recuperará de su frase ruin, no se la acepto. Ha sido mezquino, deleznable y miserable y no se recuperará nunca de ella».

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