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El CNI teme que Feijóo coloque de nuevo los servicios secretos en Presidencia

«Preocupación e inquietud» entre los espías españoles ante la posibilidad de que la inteligencia vuelva a Moncloa tras el 23-J

El CNI teme que Feijóo coloque de nuevo los servicios secretos en Presidencia

Alberto Núñez Feijóo en una rueda de prensa en la sede del PP en Génova. | Eduardo Parra (EP)

El Centro Nacional de Inteligencia (CNI) es una de las instituciones del Estado que con más atención está analizando la posible victoria de Alberto Núñez Feijóo el 23-J y el regreso de los populares al poder. No solo por el relevo de la directora, Esperanza Casteleiro, que se da por descontado si hay cambio de inquilino en el Palacio de la Moncloa, sino por la posibilidad de que el líder del PP coloque de nuevo los servicios secretos en el Ministerio de la Presidencia como ocurrió durante la etapa de Mariano Rajoy y su vicepresidenta primera, Soraya Sáenz de Santamaría.

Feijóo lleva incluyendo desde el año pasado al CNI en la lista de organismos estatales que han sido politizados por el Ejecutivo de Pedro Sánchez. Todo ello a raíz del polémico cese de Paz Esteban en mayo de 2022 por el espionaje a los móviles del presidente del Gobierno y varios de sus ministros tras el escándalo de Pegasus, una causa que se sigue investigando en la Audiencia Nacional sin que se sepa a día de hoy qué es lo que se sustrajo de los dispositivos y quién estuvo detrás de ello.

En este afán por la despolitización de los servicios secretos, en Génova se está analizando la posibilidad de volver a colocar el CNI en la Moncloa, según fuentes oficiales consultadas por THE OBJECTIVE. Un hecho que provoca «preocupación e inquietud» en La Casa, la sede central del servicio de inteligencia, además de verse como una «contradicción» ya que su presencia en el organigrama del Ministerio de Defensa garantiza que la imagen del CNI sea apolítica al igual que los ejércitos que forman las Fuerzas Armadas o el Estado Mayor de la Defensa (EMAD). Algo que no se tendría, alegan las citadas fuentes, si vuelve a estar bajo el paraguas del Ministerio de la Presidencia.

El CNI, así como el antiguo CESID, siempre ha estado adscrito a Defensa salvo en los dos gobiernos de Rajoy, que estuvo bajo el control de Sáenz de Santamaría en Moncloa. Ese periodo de siete años pudo ser menor, recuerdan las citadas fuentes, si el anterior presidente del Gobierno hubiera colocado los servicios secretos de nuevo en Defensa con la llegada de María Dolores de Cospedal a este departamento en noviembre de 2016. Durante los cinco días previos a aquel Consejo de Ministros en el que se abordó la remodelación de Gobierno estuvo así planificado, pero la vicepresidenta y el entonces jefe de los espías, el general Félix Sanz Roldán, convencieron in extremis a Rajoy de que no era lo adecuado en aquel momento.

Alguien de fuera de La Casa para dirigir el CNI

En el PP, además, se ha trasladado ya a varios interlocutores cercanos a los servicios secretos la posibilidad de que Feijóo se decante por una persona de fuera de La Casa para dirigir el CNI tras las experiencias de Paz Esteban y Esperanza Casteleiro, dos agentes que escalaron hasta la cúpula y rompieron el techo de cristal de que una mujer dirija a los 3.500 espías españoles, pero alérgicas a la exposición pública por sus décadas de trabajo en la sombra.

Este cambio no implicaría que el próximo director de los servicios secretos salga a hablar ante los medios cada semana, pero en el equipo de Feijóo sí se quiere que el sucesor de Casteleiro tenga más presencia pública, tanto para explicar «cultura de inteligencia» en lo relativo a ciberseguridad como para defender al CNI en momentos más delicados como ocurrió cuando se conoció el caso Pegasus.

Ese perfil que se quiere recuperar es el que encarnó el general Sanz Roldán en su momento, pero en Génova no piensan en un militar de prestigio, sino en un civil que roce la jubilación -o esté en ella- y ofrezca a Feijóo un último servicio público. El exministro Íñigo Méndez de Vigo está promocionando a su hermana Beatriz, quien fuera la número dos del CNI entre 2012 y 2017 y que, curiosamente, saldrá de La Casa el próximo 20 de agosto al cumplir 65 años, la edad de jubilación de los espías españoles, por lo que stricto sensu sería una persona del ámbito civil si la llamase Feijóo.

También está la opción de un diplomático veterano y ahí aparece la figura de Ramón Gil-Casares, quien ha sido fichado por Feijóo para la fundación Reformismo21 en la que se está elaborando el programa electoral del PP para el 23-J. El que fuera embajador en Washington entre 2012 y 2017 en sustitución de Jorge Dezcallar, el único diplomático que ha dirigido el CNI, se está encargando de elaborar propuestas de política exterior, así como de seguridad y defensa, dentro de este grupo restringido de asesores tutelado por Génova.

Gil-Casares también llegará a la jubilación en breve, en su caso a finales de octubre por sus 70 años, y atesora un extenso currículum que es bien visto en los servicios secretos. Fue director del área de Internacional y Defensa en Moncloa con José María Aznar y en 2002 fue nombrado secretario de Estado de Asuntos Exteriores a las órdenes de Ana Palacio.

Tras ello encadenó varias embajadas. La más importante, sin duda, es la citada de Estados Unidos durante el segundo mandato de Barack Obama y los primeros meses de Donald Trump en la Casa Blanca. Pero el resto son destinos en África -Sudáfrica, Sudán, Sudán del Sur y Egipto-, un continente prioritario para el CNI por el empuje del terrorismo yihadista.

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