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Política

Montero critica que a las víctimas de violencia política se le exige ser «santas y perfectas»

La ministra ha llamado a visibilizar y poner sobre la mesa la «banalización» y «normalización» de las violencias

Montero critica que a las víctimas de violencia política se le exige ser «santas y perfectas»

La Secretaria de Estado de Igualdad y contra la Violencia de Género, Angela Rodríguez Pam y la ministra de Igualdad, Irene Montero. | Europa Press

La ministra de Igualdad, Irene Montero, ha lamentado que «a las víctimas de violencia política se les exige ser santas y perfectas en todo lo que hacen», pero las feministas saben desde hace mucho tiempo que pueden ser víctimas de cualquier forma de violencia contra las mujeres «sin necesidad de ser seres de luz por ello».

«A las víctimas de violencia política se les exige ser santas y perfectas en todo lo que hacen. Cuando ya las feministas sabemos desde hace mucho que las mujeres podemos ser víctimas de cualquier forma de violencia contra las mujeres sin necesidad de ser seres de luz por ello», ha afirmado durante la inauguración del seminario ‘Violencia política por razón de género: avances y desafíos en Iberoamérica’.

La ministra ha recordado el caso de la actual delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Victoria Rosell que, según Montero, sufrió acusaciones por un «complot de un juez corrupto» que «fabricó un proceso judicial falso» por el que tuvo que dimitir como diputada. Así, ha recalcado que aunque Rosell pudo demostrar su inocencia, le ocasionó un daño público.

La misma Montero fue también motivo de crítica por parte de la diputada de Vox Carla Toscano que le dijo en el pleno del Congreso el pasado mes de noviembre que su «único mérito» era «haber estudiado en profundidad a Pablo Iglesias» en respuesta a las declaraciones de la ministra que apunto a la Justicia de hacer una «mala» aplicación de la ley del solo sí es sí.

«Podemos tener personalidades difíciles, podemos tener conflictos con nuestras amigas o con nuestras familias. Podemos cometer errores, podemos no hacerlo todo bien, pero como seamos, no justifica las violencias que sufrimos ni nos desacredita como víctimas», ha defendido la ministra que reclama un trabajo «fuerte» para pode identificar la violencia política en todas sus formas.

En ese contexto, ha insistido en la importancia de dejar claro que la violencia política contra las mujeres no se ejerce solo contra las que están en el ámbito institucional sino contra las que están en el movimiento feminista, la sociedad civil, los medios de comunicación y en la judicatura, por lo que exige como una «responsabilidad del Estado» proteger y garantizar la participación política de las mujeres en la vida pública y en los diferentes ámbitos.

En definitiva, ha reconocido que a veces es difícil de identificar la violencia política porque estas conductas van encaminadas a colocar a esas mujeres en una posición de ilegitimidad hagan lo que hagan. «Ese ejercicio de disciplinamiento es contra el que debemos permanecer más alerta, porque al final la violencia política no ocurre porque sí», concluye.

Así, urge a las mujeres a seguir trabajando por alianzas feministas internacionales tan importantes para esta pelea por la vida de las mujeres.

Feijóo «banaliza» la violencia contra las mujeres

La ministra ha llamado a visibilizar y poner sobre la mesa la «banalización» y «normalización» de las violencias contra las mujeres y ha lamentado que el presidente del PP, Alberto Núñez Feijoo ha «banalizado y, en el peor de los casos justificado» la violencia contra las mujeres.

Montero se ha referido al presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, quien en el contexto de una entrevista de radio habló de la condena por violencia de género de un candidato a las elecciones generales, señaló que la agresión verbal se produjo en el contexto de un divorcio duro.

Para la ministra de Igualdad, legitimar la violencia de género en el marco de un divorcio duro «hace más normal que se produzca violencia de género». «Es una banalización, en el mejor de los casos, y una justificación, en el peor de los casos de la violencia contra las mujeres. Que no hay divorcio duro que las justifique o las soporte», ha defendido.

América Latina, pionera contra la violencia política

Montero ha alertado de que la dificultad para identificar de la violencia política es uno de los problemas de España y Europa, en parte porque desde hace décadas no se han vivido sus peores manifestaciones como los asesinatos, que sí han ocurrido en América Latina, lo que permite su banalización, pero avisa de que aunque aquí sea más «sutil» puede ser «igualmente eficaz» para cumplir con su objetivo y «enormemente dañinas para la vida de las mujeres que las sufren».

A su juicio es «evidente» que en España y en Europa la violencia política es una «asignatura pendiente» en la agenda feminista institucional a pesar de que la Estrategia Estatal de Lucha contra las violencias machistas aprobada esta legislatura que habla por primera vez de ello. La ministra considera ese «pequeñito» desarrollo institucional «un paso de gigante» pero aún queda lejos de los avances realizados en esta materia en América Latina y que ella ve «con mucha admiración».

Asimismo, ha asegurado que la violencia política se expresa «de muchas maneras» en el ámbito psicológico, físico, que incluye agresiones sexuales de todo tipo, pero que tiene como objetivo impactar en un resultado o en un proceso político relacionado con el avance de los derechos feministas o de la participación de las mujeres en la vida política.

«Esa normalización y dificultad para identificar cuando una conducta se convierte en parte de una estrategia de violencia política, creo que es uno de los retos que también, legislativamente e institucionalmente tenemos el reto de plantear», ha destacado Montero, que lamenta que esta estrategia puede acabar «disciplinando a millones de mujeres para que decidan no seguir peleando».

Violencia contra el Ministerio

Por su parte, la secretaria de Estado de Igualdad y contra la Violencia de Género, Ángela Rodríguez Pam, ha denunciado que el Ministerio de Igualdad «sufre violencia política simbólica» igual que las comunicadoras, las periodistas, las activistas, feministas y, en particular Irene Montero.

«Hay una violencia política muy dura en los últimos años. Creo que merece la pena que sea nombrada, en primer lugar, porque este Ministerio sufre esta violencia de manera simbólica como la sufren otras tantas mujeres que están en los ámbitos públicos como son las comunicadoras, las periodistas, las autoridades, activistas, feministas y tantas otras mujeres que, a día de hoy, sufren esta violencia y tienen muy difícil defender públicamente los derechos de las mujeres, pero creo que particularmente es el caso del Ministerio y, por supuesto, Irene Montero, un caso que merece ser analizado», ha denunciado.

Rodríguez Pam ha observado que en ocasiones se confunde la violencia política con un mero insulto en redes sociales y ha asegurado que a las representantes del Ministerio de Igualdad han recibido «millones» en los últimos años por el simple hecho de estar en la vida pública y que son fruto de los avances logrados.

«En otros ámbitos estas amenazas son consideradas delitos y esto es una cuestión sobre la que debemos reflexionar», ha recomendado Rodríguez Pam, que se ha referido a amenazas de violación, de muerte que se dicen «como si nada»: «Es fuerte que una ministra o que un activista pueda recibir una amenaza de ser violada por seguir defendiendo la ley y los derechos de las mujeres para evitar que otras mujeres sean violadas».

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