Crece la «contestación interna» en ERC contra la cúpula por sus pactos con Pedro Sánchez
La pérdida de 400.000 votos y el pacto en la Diputación con el PSC provoca una recogida de firmas contra la dirección
La dirección de ERC afronta una «verdadera contestación interna» tras los malos resultados de las elecciones municipales y generales, donde el partido perdió 300.000 y 400.000 votos respectivamente. Su reciente pacto con el PSC para entrar en el gobierno de la Diputación de Barcelona tampoco ha contribuido a calmar las aguas, explican fuentes republicanas a THE OBJECTIVE. Ya no son solo las bases organizadas bajo el Col·lectiu Primer d’Octubre quienes critican abiertamente a la dirección, sino que varios cargos locales han empezado a alzar la voz públicamente para cuestionar la hoja de ruta del partido durante estos últimos cuatro años.
Estas nuevas voces discrepantes se mantenían prudentes y unidas en la victoria debido a los buenos resultados que había cosechado ERC en las generales de 2019 y en los comicios autonómicos de febrero de 2021. Pero las derrotas dividen y la falta de autocrítica de la dirección -que sigue pactando con el PSC en Cataluña y con el PSOE en Madrid- está generando un terremoto interno. El último pulso contra la cúpula es una campaña interna de recogida de firmas, organizada por el concejal de Terrasa Carles Caballero, para pedir una consulta sobre el acuerdo en la Diputación de Barcelona con los de Salvador Illa, y forma parte del plan de estas corrientes para impugnar también un posible pacto para investir a Pedro Sánchez.
Las condiciones de la dirección para facilitar la investidura del líder socialista es mantener el diálogo iniciado en la pasada legislatura, que pasa por abordar el déficit fiscal y el traspaso de Rodalies, como ya dijo en campaña el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès. No obstante, el hecho de que Junts per Catalunya haya entrado en la ecuación, como partido que tiene la llave de la gobernabilidad, complica que ERC pueda ceñirse a este plan posibilista y sin ambiciones en lo que respecta a la agenda independentista.
Tumbar la mesa de diálogo
De momento, la dirección ya ha dicho que convocará a la militancia para hacer una consulta sobre la investidura a Sánchez. Pero estas corrientes piden derribar la mesa de diálogo entre gobiernos y obligar al PSOE a hacer gestos concretos antes de negociar una eventual investidura. Su propuesta de máximos es el reconocimiento al «derecho de autodeterminación» de Cataluña, pero esperan unir fuerzas con Junts para abordar el tema de los «4.000 represaliados».
El objetivo de estos sectores es volver a recoser el frente independentista para ganar músculo contra el Estado y que la actual dirección reconozca que la mesa de diálogo no ha conllevado ningún resultado ni avance para la independencia de Cataluña. Sin embargo, la lucha entre Junts y ERC para tener la hegemonía política en el espacio nacionalista en Cataluña complica que ambos partidos alcancen acuerdos importantes, ya que están más pendientes de superarse en votos de cara a las próximas elecciones autonómicas.
Pese a todo, ahora hay una oportunidad para hacerse oír: Sánchez necesita a los independentistas más que nunca, y Junqueras y el resto de la dirección no pueden presumir de los últimos resultados electorales. En esta coyuntura, otro de los que ha alzado la voz es el alcalde de ERC de Arenys de Munt, Josep Sánchez. A través de sus redes sociales ha pedido recuperar la «coherencia» y no actuar como «partido del sistema».
El desgaste de Junqueras y Rufián
A esta rebelión interna se une el dilema de que una parte de la dirección también cree que se debe impulsar algún tipo de nuevos liderazgos al frente del partido. Oriol Junqueras, que se ha perpetuado en la dirección desde 2011, está cada vez más desgastado y genera mayor animadversión entre los suyos. No es casual que también hayan situado a Gabriel Rufián en un segundo plano para negociar con el PSOE. El candidato de ERC por Barcelona el 23-J es uno de los dirigentes que mayores recelos despierta entre estas corrientes del partido, que ya le reprocharon su «deriva españolista».
Como informó este periódico, después del batacazo en las municipales, Junqueras no quiso hacer pronósticos sobre el 23-J en el último congreso del partido y al ser preguntado por ello. El presidente de ERC se siente cada vez más cuestionado por un sector del partido y evita cualquier pronunciamiento para no tener que rendir cuentas. Su hoja de ruta se mantiene inalterable (pactar con el PSOE para evitar a la «extrema derecha» de PP y Vox) y tratará de mantener este rumbo pese a la «contestación interna».